Licenciado en Historia y especialista en temas relacionados con la Unión Europea, el joven investigador cubano es muy crítico con la actitud que el bloque comunitario mantiene respecto a Cuba, totalmente subordinada a los intereses de EEUU -que no han variado con Obama- con respecto a la isla caribeña, con el único objetivo de presionar para forzar una transición del socialismo al capitalismo.
La Unión Europea decidió en octubre mantener su Posición Común hacia Cuba y aprobó la posibilidad de «suavizarla». ¿Tras el proceso de reformas económicas y las excarcelaciones por parte de La Habana se esperaba su derogación
Hay que aclarar que ni el proceso de actualización ni esas liberaciones respondieron a ningún mecanismo de presión o coacción de una potencia extranjera ni al bloqueo internacional europeo, sino a posiciones soberanas del pueblo cubano.
Pero la UE no tomó en consideración esos hechos.
Ciertamente. La Unión Europea mantiene su Posición Común, que tuvo su origen en el Departamento de Estado de EEUU, promovida por sus funcionarios en el marco de la UE y finalmente, propuesta por el Gobierno de José María Aznar en 1996. No reconoce que en Cuba existe un sistema político de carácter socialista, legítimo, legal y apoyado por la amplia mayoría de su pueblo; por lo tanto, desde Cuba no se le concede a la UE potestad alguna para dictar pautas o, a través de la Posición Común, condicionar las relaciones de la UE sobre la base de que Cuba debe hacer transformaciones de tipo político y económico con el objetivo fundamental de que se dé una transición del socialismo hacia el capitalismo. Eso es lo que persigue la UE con la Posición Común, que es el mayor obstáculo para que se puedan normalizar las relaciones.
¿Por qué califica la Posición Común de discriminatoria?
La Posición Común se ha caracterizado por su carácter discriminatorio, porque Cuba es el único país de América Latina y uno de los pocos del mundo a los que se aplica esa política y el único del mundo cuyas relaciones bilaterales con el bloque no se basan en un acuerdo marco similar al que la UE establece para relacionarse con cualquier otro país. Pero la UE también utiliza un doble rasero en sus relaciones hacia Cuba, porque en su discurso político utiliza el tema de los derechos humanos en la isla y ese discurso queda deslegitimado por la propia actuación de la UE en el escenario internacional en sus relaciones con otros actores, como EEUU. Ante las campañas militares de EEUU en Irak, con cantidad de víctimas civiles, las cárceles secretas, los vuelos secretos de la CIA, el trato dado a los prisioneros en Guantánamo y otras cárceles secretas, la UE no ha adoptado una posición de condena ni una posición común que condicione sus relaciones con ese país ni otros actores que no son necesariamente un ejemplo en materia de derechos humanos.
¿En qué consiste la Posición Común? ¿Se limita a las relaciones comerciales y económicas?
La Posición Común condiciona el avance de las relaciones en el ámbito político y de la cooperación a transformaciones de tipo político. En realidad la relaciones de cooperación fueron totalmente interrumpidas a partir de 2003 con las sanciones adoptadas por la UE que lo que hacen es recrudecer su injerencia en los asuntos internos de Cuba, favoreciendo que sus embajadas en la isla tuvieran un intercambio directo con la oposición construida desde el exterior.
Pero esas sanciones fueron levantadas.
Exacto. A raíz de esas sanciones, Cuba decidió eliminar la cooperación con la UE y los países miembros. A partir de 2008, en un contexto constructivo, se eliminaron las sanciones y se reanudó la cooperación con la Comisión europea, no con la UE. Y en ese contexto, al margen de la UE y en el espacio bilateral, se ha restablecido la cooperación con algunos países sobre la base de unos principios claros: la no injerencia, el respeto a la soberanía…
¿Por qué llamarla segundo bloqueo a Cuba?
Porque se ha construido a la sombra de los intereses hegemónicos de EEUU con respecto a Cuba, se subordina a ellos y complementa la política de acoso político-económico, comercial y financiero que ha implementado EEUU desde hace más de cinco décadas.
¿Existen expectativas de un posible cambio de actitud de la Administración Obama tras el proceso iniciado en Cuba?
Si nos apoyamos exclusivamente en la ejecutoria de la Administración Obama con respecto a Cuba podemos decir que las directrices, los objetivos y el hilo conductor de la política de bloqueo impuesto hace más de cincuenta años no ha variado en esencia. Y eso dice mucho con respecto a perspectivas de cambio. Creo que los cambios de la Administración Obama con respecto a Cuba han sido fundamentalmente de apariencia. Se han eliminado algunas medidas adoptadas por Bush, pero para nada niega o elimina los pilares de la Ley Helms-Burton de 1996.
¿Confiaban en un cambio de actitud con la llegada de Obama a la Casa Blanca?
Si nos remontamos a la historia de EEUU y su proyección con respecto a Cuba, podemos ver que los intereses hegemónicos de control, de dominio de ese país con respecto al futuro político de Cuba, incluso antes de la Revolución, se mantienen. Al triunfar la revolución de carácter socialista en 1959 su política hegemónica se recrudeció, pero atendiendo a esa evolución histórica los intereses hegemónicos sobre la isla no han variado, forman parte de la doctrina norteamericana de política exterior hacia la región. Y realmente no veo las condiciones para que se dé un planteamiento diferente por parte de las élites de EEUU. Pero sí cabe destacar que en la población y en determinados círculos políticos cada vez se encuentra mayor oposición a la política de bloqueo hacia la isla, constatado por encuestas de organizaciones de prensa e internacionales radicadas en EEUU.
¿Cuál es ahora mismo la situación interna en Cuba?
Las organizaciones políticas y de masas, el pueblo en general, está abocado a la actualización de su modelo económico, al perfeccionamiento de su sistema político con la intención de consolidarlo y garantizar su desarrollo para que las nuevas generaciones puedan disfrutar de los logros de la revolución. Todo eso encierra muchas expectativas y participación alrededor del proceso y de las decisiones que se están tomando. Para bien de la revolución y de la profundización de su carácter socialista.
¿Cómo se está desarrollando el proceso de cara al VI Congreso?
Se ha favorecido mucho la participación, se está discutiendo en todos los sectores. De hecho, estos lineamientos son el resultado de un debate previo que comenzó en 2005 cuando Fidel Castro convocó a los cubanos a preguntarse en qué debíamos perfeccionar el socialismo, qué debíamos modificar, qué elementos haría falta para consolidarlo y garantizar su futuro. Desde entonces, en la población cubana hay un amplio debate, es decir, que lo que finalmente se modifique y se apruebe va a gozar de una amplia legitimidad y de un amplio consenso porque responderá a la voluntad de la amplia mayoría de la población.
¿Qué impacto han tenido sobre el pueblo cubano las reformas anunciadas por Raúl Castro?
Sobre la actualización del modelo económico hay que destacar que hay determinados logros y principios de carácter socialista que son inamovibles, a cuya consolidación van dirigidas estas modificaciones. Históricamente la revolución cubana ha defendido el principio de que ningún cubano quede desamparado, que siempre goce de la protección del sistema, y a ello se dirigen las medidas anunciadas, a tener una economía más eficiente y dinámica, que administre mejor sus recursos y haga una distribución más eficiente y equitativa de la riqueza. Es importante destacar que se mantiene el control del Estado, es decir, del pueblo, de los principales medios de producción. Al hablar de liberar algunos sectores hablamos de zapateros, barberos, taxistas… que permitirán que el Estado se concentre en cuestiones esenciales como la salud pública, la educación, la industria, los principales recursos, la distribución equitativa de la riqueza, la asistencia social…