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El nuevo coronavirus parece estar desgarrando el frágil marco de la Unión Europea

La Unión Europea está muerta pero aún no lo sabe

Fuentes: Observatorio de la Crisis

 «Europa está en peligro mortal «, ha dicho el ex jefe de la Comisión y padre de la UE, Jacques Delors.

“La UE podría derrumbarse si los ciudadanos se sienten abandonados”, declaró el ex primer ministro francés Manuel Valls.

Se suponía que el objetivo central de la UE era lograr una «unión cada vez más estrecha». Pero ahora, si la UE no muestra solidaridad y fuerza en un momento de crisis mundial, ¿cuál es el propósito de la UE?

Sus partidarios tienen un mantra: cada nuevo problema debe ser resuelto con «Más Europa». Según el ex ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Hans-Dietrich Genscher: «Europa es nuestro futuro, no tenemos otro».

Se trata de declaraciones importantes y dramáticas de los políticos de turno. Sin embargo las frases altisonantes se han marchitado rápidamente, hoy son nada más que eslóganes vacíos.

La verdad es que no existe una «Unión». Lo que hay es un grupo de estados europeos del norte que tratan de beneficiarse con las normas de «la Unión Europea».

En tiempos de crisis, las viejas divisiones europeas parecen reabrirse – y está crisis podría llegar a ser el epitafio de la UE.

El 70% de los italianos creen que Alemania está tratando de «estrangularlos»

En Italia ante la catástrofe de la pandemia la Unión Europea ha mostrado su impotencia e indiferencia. La Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, «pidió disculpas» a Italia y reconoció que la UE no había respondido correctamente ante epidemia del Covid-19.

Cuando Italia pidió la solidaridad de sus vecinos europeos, ellos se negaron. Incluso el ex presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, los calificó de “la Europa cobarde». El periódico italiano pro-UE, La República, la llamó sin rodeos, «la Europa fea». 

A causa del coronavirus, el área europea de Schengen (viajes sin pasaporte dentro de la UE) -uno de los dos pilares del dogma de la UE (el otro es el euro)- fue suspendida apresuradamente y las fronteras internas se cerraron sin una acción coordinada.

Durante las dos primeras semanas de marzo, nueve países cerraron sus fronteras; a continuación, se cerraron parcialmente las fronteras de Alemania. Solo horas después la UE anunció el cierre de todas sus fronteras exteriores.

«¿No entienden la emergencia que estamos atravesando?», preguntó el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a la canciller alemana Ángela Merkel durante una de las últimas cumbres de la UE.

La «solidaridad alemana»

Lo que los alemanes quieren son las ventajas de un euro-mercado sin desventajas, como la «solidaridad» en el caso de los inmigrantes o del coronavirus.

Alemania siempre ha dominado Europa a través de la UE, una institución que irónicamente se creó – después de la Segunda Guerra Mundial- para evitar que Alemania volviera a tratar de someter por la guerra a Europa.

Según un informe de la Fundación Bertelsmann, Alemania – que representa más de una cuarta parte de la producción económica de la zona euro – es el país que más se ha beneficiado con el mercado único, ganando mas de 86.000 millones de euros cada año.

Es probable que esta bonificación financiera ayude ahora a Alemania a hacer frente a la epidemia. Alemania tenía 25.000 respiradores; Francia sólo tenía 5.000, e Italia se vio obligada por la falta de respiradores a tomar decisiones sobre a quién tratar.

El periodista de Die Zeit  Jochen Bittner ha preguntado «¿No sería una muestra de solidaridad europea que Alemania entregara [sic] al menos algunos respiradores a los países que actualmente más los necesitan?»

Sin embargo, entre los estados europeos, incluso más rápido que la empatía y la solidaridad, se propaga la amargura y el resentimiento.

En 2017, Jeroen Dijsselbloem, el entonces ministro holandés de Finanzas y jefe del «Eurogrupo» (la agrupación de ministros de finanzas de la UE), dijo que países del sur de Europa, como Italia, desperdiciaban su dinero en «bebidas y mujeres». Este mes, uno de los principales periódicos alemanes “Die Welt” escribió que la mafia italiana estaba esperando el dinero del coronavirus de Bruselas.

Berlín no se conmovió, ni siquiera por las imágenes del ejército italiano transportando docenas de ataúdes fuera de la ciudad porque el crematorio local estaba ocupado por las muertes. Docenas de ataúdes esperando ser enterrados estaban alineados en las iglesias.

«Me duele decirlo, pero los países que están arrastrando los pies, como Holanda, Alemania y Suecia, no han experimentado aún escasez de ataúdes», comentó el ex primer ministro italiano Enrico Letta.

Los alemanes y los holandeses nunca encontrarán a sus ancianos «muertos y abandonados», como sucedió en España.

«Los países del norte de Europa observaron impasibles como Italia tomó medidas extremas en un intento inútil de contener las infecciones en el resto del continente», escribió la revista “ International Polític”.

Las mascaras protectoras

El coronavirus ha puesto a la Unión Europea (y su zona de confort) frente a todas sus debilidades, decadencia y cobardía.

Italia libró una batalla despiadada con la UE por las máscaras protectoras. Francia decidió requisarlas; Alemania prohibió su exportación. Esas decisiones unilaterales socavaron un principio de la UE: la libre circulación de mercancías en el mercado único europeo.

Según L’Express, Francia se incautó cuatro millones de máscaras pertenecientes a una empresa sueca y que estaban destinadas, en parte, a Italia y España.

Un ensayista alemán, Hans-Magnus Enzensberger, que alguna vez llamó a la Unión Europea «el monstruo gentil»,  ahora predice su desaparición: «Todos los imperios de la historia tuvieron una vida media limitada, más temprano que tarde se hundieran por sobre-expansión y por las contradicciones internas propias de su funcionamiento».

Los corona-bonos

Para reanimar sus economías, los países más afectados, como Italia y España, creen que podrían financiarse con una deuda común de la UE a través de los llamados «corona-bonos».

España, Francia, Grecia, Malta e Irlanda ha impulsado una solución de este tipo mientras el conocido filósofo alemán Jürgen Habermas,  reivindicó  “salvar a  la UE  con la ayuda mutua».

Alemania y los Países Bajos, sin embargo, decapitaron la propuesta.

Los Países Bajos pedían que los préstamos fueran acompañados de «condiciones” como la reducción del tamaño de los estados de bienestar.

La misma falta de interés fue exhibida por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), organismo financiado por los estados miembros de la UE, que supuestamente debería prestar dinero a un estado en dificultades (hasta el 2% de su PIB).

Las condiciones exigidas, sin embargo, serían inaceptables para Italia: los países más afectados por el Covid-19 -Italia, España y Francia- son los que tienen ningún respiro fiscal.

«El norte de Europa está abandonando el sur de Europa», dijo el ex líder de los socialdemócratas alemanes, Sigmar Gabriel . «Mejor tener eurobonos y corona-bonos que una UE destruida».

«Europa nunca se unió cuando la necesitábamos», reflexionó el economista francés Jean-Paul Fitussi; » y por lo tanto, era previsible que los países del norte dijeran no a la mutualización de la deuda. Pero sin la mutualización, la crisis no se resuelve. No hacerlo es un suicidio colectivo».

Mientras Italia lucha por frenar y contener el mortal contagio, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, anuncia que el Banco Central «no está para cerrar los diferenciales entre los bonos italianos y alemanes”. 

Esta medida evitaría que aumentara el «diferencial de riesgo» entre las dos deudas soberanas . El resultado de las declaraciones de Lagarde, hicieron que los rendimientos de los bonos italianos subieran considerablemente, descapitalizando aún más a la frágil economia de Italia.

En tiempos de crisis, las respuestas de los tecnócratas de Bruselas son insensibles y apáticas, mientras que los estados nacionales se han transformado en una fuerza esencial para contener la pandemia.

Puede que pase un tiempo pero… La Unión Europea está muerta, sólo que aún no lo sabe.

Giulio Meotti, Editor Cultural de la revista Italiana “Il Foglio”