Durante la tarde de ayer tuvo lugar en Bruselas la primera reunión (extraordinaria) del Eurogrupo donde Grecia debió explicar cómo piensa financiarse sin recurrir a nuevos créditos del Banco Central Europeo (BCE). Las posiciones estaban muy enfrentadas ante la imposibilidad por parte de la Comisión Europea (CE) y el gobierno alemán de entender el compromiso […]
Durante la tarde de ayer tuvo lugar en Bruselas la primera reunión (extraordinaria) del Eurogrupo donde Grecia debió explicar cómo piensa financiarse sin recurrir a nuevos créditos del Banco Central Europeo (BCE). Las posiciones estaban muy enfrentadas ante la imposibilidad por parte de la Comisión Europea (CE) y el gobierno alemán de entender el compromiso antiausteridad del gobierno griego con sus ciudadanos.
Por si acaso, las amenazas fueron constantes durante los últimos días. El BCE ya modificó las condiciones para el acceso a líneas de financiación por parte de los bancos griegos, por loque desde ayer les resultará más caro y difícil recibir ayudas para mantener su liquidez. Además, el programa de la troika (CE, BCE y Fondo Monetario Internacional) finaliza el 28 de febrero, lo cual significa que Grecia tendrá que afrontar importantes pagos de deuda sin el respaldo financiero de las instituciones europeas.
Decir que el Eurogrupo esperaba escuchar las propuestas de Grecia, no es del todo cierto. Lo que esperaban los ministros de economía europeos era que Tsipras rectificaba y se avenía a aceptar la tutela de la troika y los acuerdos neoliberales firmados por el anterior gobierno. Sin embargo, el responsable de finazas de Grecia, Yanis Varufakis, fue claro al asegurar que su gobierno no aceptará un nuevo programa de ayuda con las condiciones actuales.
«Tenemos el mismo objetivo: que Grecia permanezca en la eurozona», recalcó el comisario de Economía de la Unión Europea, Pierre Moscovici, al iniciarse la reunión. Y tras varias horas, el compromiso alcanzado es que las negociaciones deben de continuar durante los próximos días. El borrador deja la puerta abierta a una posible extensión del programa, aunque no aclara bajo qué condiciones. El núcleo duro de la eurozona sigue pensando en que Grecia tiene que pasar por el amargo trago de la austeridad neoliberal, aunque a poder ser disfrazada para que sus ciudadanos no se sientan traicionados. En palabras del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, Grecia debe cumplir con los compromisos asumidos dentro del actual programa de «rescate». «Todo país cuenta con total libertad para hacer lo que quiera», comentó Schäuble, siempre y cuando «ese programa sea sostenido hasta que concluya». Ese es su sentido de la democracia.
Grecia por su parte no deja de explicar una y otra vez lo que está dispuesta a hacer y lo que no. Demanda una reestructuración de la deuda, pues el nivel actual es absolutamente insostenible e impagable. Y para ello acepta reformas, pero no en del tipo impuesto hasta ahora, que ahoga la economía productiva local y a la población con menos recursos. Y por si acaso sus «socios europeos» no lo acaban de entender, comienzan a multiplicarse sus contactos fuera de la zona. Ayer el ministro de Asuntos Exteriores griego, Nikos Kotzias se reunión con su homólogo ruso para hablar de las relaciones bilaterales y la posibilidad de que Moscú puediera ayudar finacieramente a Grecia en caso de necesidad. También el gobierno de China expresó ayer su deseo de que el Primer Ministro, Alexis Tsipras, visite pronto Beijing para avanzar los intercambios económicos entre ambas naciones.
El FMI pide tiempo
Mientras tanto la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, voló ayer hasta Bruselas para unirse a la reunión. También para conversar con Varufakis sobre la propuesta del gobierno griego, del que dijo que sus integrantes «son competentes, inteligentes y han pensado sobre sus problemas». Lagarde dijo que «tenemos que escucharles, estamos empezando a trabajar juntos y es un proceso que comienza y va a durar algún tiempo». Lagarde adelantó que las negociaciones con Atenas seguramente llevarían tiempo, pero que había que ser pacientes.
Hoy Tsipras se encontrará con el resto de líderes de la UE, donde se espera que establezca las propuestas de su gobierno para un acuerdo de transición. Este incluye pedir un aumento en el límite de 15 millones de euros en letras del Tesoro que Atenas puede emitir y las metas fiscales más bajas.
Antonio Cuesta es corresponsal en Grecia de la agencia Prensa Latina
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