Grecia pareció cerrar ayer la puerta a las políticas de austeridad y abrir una ventana a la esperanza tras las elecciones legislativas en las cuales se impuso claramente el partido Syriza con una promesa de cambio y que se vio acompañada pocas horas después con algunos gestos simbólicos que despertaron, sin lugar a dudas, mucha […]
Grecia pareció cerrar ayer la puerta a las políticas de austeridad y abrir una ventana a la esperanza tras las elecciones legislativas en las cuales se impuso claramente el partido Syriza con una promesa de cambio y que se vio acompañada pocas horas después con algunos gestos simbólicos que despertaron, sin lugar a dudas, mucha expectación.
«Hoy el pueblo griego ha hecho historia», subrayó el líder de Syriza, Alexis Tsipras, al anunciar en la noche electoral del domingo y ante unos cinco mil seguidores que su victoria simbolizaba «la lucha de los pueblos de Europa contra la austeridad» que desde Grecia «marcha con paso firme por el cambio». Tsipras tendió la mano a todos los ciudadanos y declaró que no hay «ni vencedores ni vencidos» y que su gobierno sería «para todos los griegos», pues los únicos que perdían con la victoria de la izquierda era «la Grecia de los oligarcas y de los corruptos».
Syriza logró un 36 por ciento de los votos y 149 escaños, sobre un total de 300, frente al conservador Nueva Democracia, hasta ahora en el Gobierno y defensor de las políticas de austeridad, que llegó al 27 por ciento y 76 diputados. Pese a la abultada diferencia, Syriza debió buscar el apoyo de alguna fuerza política para poder formar un gobierno que contara con mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
Con una diligencia inusitada para tratarse de Grecia, Tsipras consiguió a primera hora de la mañana del lunes no solo cerrar la negociación con quienes le apoyarán durante la legislatura, el partido derechista Griegos Independientes (ANEL), sino también concretar la lista de personas que integrarán el ejecutivo de coalición. Las sorpresas no quedaron ahí, cuando a las 15.30 de la tarde se dirigió a la sede del Presidente de la República, Karolos Papulias, para recibir el mandato de formar un nuevo gobierno, mostró sus cartas de presentación y minutos después estaba jurando ante la constitución su cargo al frente del país. Tsipras se convertía en el primer ministro más joven en la historia de Grecia, y probablemente en el más rápido en hacerlo.
La ceremonia sirvió, además, para mostrar algunos de sus compromisos. Fue llevada a cabo sin la alta jerarquía de la iglesia ortodoxa, sin crucifijo, biblia, ni corbata. Inaudito en Grecia. Tsipras se dirigió acto seguido hacia el distrito de Kessariani. Pocos minutos después de haber accedido a su cargo llevaba a cabo su primera visita oficial, y fue para realizar una ofrenda floral a los miembros de la resistencia asesinados por los nazis durante la ocupación. 200 comunistas, víctimas de una de las peores matanzas llevadas a cabo por las tropas alemanas en la capital griega, fueron homenajeados por el nuevo primer ministro y un grupo de descendientes de los partisanos, dando lugar a un hecho sin precedentes.
Con la misma celeridad anunció su intención de que el próximo consejo de ministros formalicen oficialmente sus cargos de manera lo más inmediata posible, con el fin de que cuanto antes estén en disposición de trabajar para sacar al país de la «emergencia humanitaria» en la que se haya.
El líder de izquierda había asegurado que «el nuevo Gobierno negociará con nuestros socios europeos», dijo, pero también «desmentirá a todos los que ven destrucción, no habrá desastre, ni tampoco sumisión, pues nuestro objetivo desde el primer día es restablecernos de las consecuencias de la crisis».
Muchos se preguntan cómo es posible que Syriza haya elegido a ANEL para formar su gobierno de coalición teniendo en cuenta sus rancias posturas con respecto a la inmigración, los asuntos de la iglesia y el Estado, su furibunda oposición a cualquier acercamiento a Turquía con respecto a la cuestión de Chipre, o con Macedonia a propósito de su nombre. Pero al mismo tiempo ANEL, una escisión de ND, nació con unos principios muy claros de respeto a la soberanía popular, la constitución y no permitir negociaciones con la independencia nacional, lo que en el terreno económico le llevan a rechazar la deuda ilegítima y usuraria, así como a posicionarse totalmente en contra de las políticas de austeridad y de cuantas medidas tratan de exigir al país los acreedores extranjeros.
En la anterior legislatura Syriza y ANEL votaron juntos en numerosas ocasiones en contra de los recortes. Y en la actual parece claro que el principal objetivo es poner fin a unas directrices económicas impuestas desde Europa, y que han llevado a la ruina a Grecia, por lo que los dirigentes de Syriza deben haber valorado que, pese a su ideología, ANEL puede resultar un socio útil de cara a las inminentes negociaciones que sobre la deuda y el memorando de préstamo el nuevo gobierno se dispone a encarar en breve.
El KKE celebra sus resultados pero no el triunfo de Syriza
El Partido Comunista de Grecia (KKE) dejó una vez más muy claras cuáles son sus diferencias con Syriza, al parecer insalvables, al evaluar los resultados arrojados por las urnas. En la primera comparecencia pública de su secretario general, Dimitris Koutsouba, durante la noche electoral, la organización recordó porqué no es posible ningún tipo de colaboración entre las únicas dos formaciones de izquierda con representación parlamentaria. «Syriza se guiará por la vía que marca el euromemorando, con las obligaciones, concesiones y compromisos impuestos por las grandes empresas, el capital, la Unión Europea (UE) y la OTAN, con todo lo que esto conlleva de negativo para nuestro pueblo y nuestro país. Una vez más las clases trabajadoras pagarán el precio», aseguró el dirigente.
Pero si la victoria de Syriza solo «refleja en gran medida la falsa esperanza en el nuevo gobierno» los resultados del KKE, que aumentaron en 60.000 votos y 3 escaños su representación, fue evaluado como la «confirmación de la tendencia positiva del partido en la recuperación de jóvenes que comenzó en las elecciones europeas y municipales y regionales del año pasado, y que continúan en las pequeñas y grandes luchas de nuestro pueblo, en el trabajo, los sindicatos y en el movimiento popular en general».
Antonio Cuesta es corresponsal de Prensa Latina en Grecia
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