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La violencia en Atenas está fuera de control

Fuentes: Público

La muerte de un ateniense de 16 años por el disparo de un policía provoca los disturbios más graves desde 1985. Dos agentes han sido detenidos y uno de ellos está acusado de asesinato

La historia se repite en Grecia. Como ya sucediera en 1985, cuando el asesinato de un adolescente a manos de la Policía provocó una violenta ola de disturbios, la muerte de un chico de 16 años , que cayó abatido el sábado por la noche por el disparo de un agente, ha vuelto a echar a los griegos a las calles.

Tras difundirse la noticia de la muerte del joven Alexandros Grigoropulos en el céntrico barrio ateniense de Exarchia, miles de ciudadanos invadieron esa misma noche las avenidas de la capital griega para protestar , lo que al final degeneró en una nueva ola de violencia.

En la capital, 10.000 personas fueron dispersadas con gases lacrimógenos

El resultado fue que, según los bomberos de Atenas, más de 30 tiendas, 16 sucursales de bancos y 13 vehículos quedaron destruidos por la acción de los manifestantes, en su gran mayoría jóvenes, que lanzaron piedras y cócteles-molotov, provocando varios incendios.

La tensión de la noche del sábado no hizo sino aumentar este lunes. A mediodía, sendas manifestaciones en Atenas y en Tesalónica la segunda urbe del país terminaron con una contundente intervención de la Policía.

En la capital griega, los agentes disolvieron a unas 10.000 personas según el cálculo de los medios de comunicación griegos a golpe de gases lacrimógenos. La marcha se dirigía hacia el cuartel general de la Policía. Ya de camino hacia esta sede, varios grupos de jóvenes radicales encapuchados lanzaron piedras y bombas incendiarias.

Varios testigos aseguran que el policía disparó «a sangre fría»

En la céntrica avenida Alexandras, los cócteles molotov arrojados contra los antidisturbios incendiaron varios edificios y sembraron de cristales y escombros las aceras.

«Dos concesionarios de coches han quedado carbonizados. Un supermercado está ardiendo y parece que hay al menos cuatro personas atrapadas en el tercer piso», declaró a la agencia Reuters un policía.

Violencia en Tesalónica

La escena se repitió en Tesalónica, donde cerca de un millar de manifestantes arrojaron también piedras y otros objetos al cuartel central de la Policía, mientras coreaban: «¡Asesinos en uniforme!»

Tan sólo en Atenas, 24 agentes resultaron heridos . Uno de ellos seguía anoche ingresado en el hospital. Al menos seis personas fueron arrestadas por saquear comercios y otra por llevar armas de fuego.

«Es la primera vez en mi vida que veo la ciudad arrasada de este modo. La culpa es del Gobierno» , se lamentaba Ioannis Damascos, un griego de 59 años que contemplaba los destrozos en Atenas.

Ante los graves disturbios que amenazan con extenderse a otras ciudades, la Fiscalía griega ha actuado con presteza. A media tarde, esta institución ha informado en un comunicado de la detención del policía que disparó contra el joven Grigoropulos y de su compañero.

Sobre el primero de ellos, un agente de 37 años, pesan los cargos de «asesinato intencionado y uso ilegal de arma» , mientras que el segundo ha sido acusado de complicidad.

En un comunicado difundido por la mañana, la Policía había ofrecido su versión de la muerte del chico, que contrasta radicalmente con los testimonios de varias personas que asistieron a la escena.

El cuerpo de seguridad afirma que la tragedia ocurrió cuando un vehículo que patrullaba por el céntrico barrio ateniense de Exarchia fue objeto de un ataque con piedras y bombas incendiarias por parte de un grupo de 30 encapuchados.

La Policía sostiene que los agentes fueron atacados de nuevo cuando se bajaron del vehículo y se dirigieron hacia los manifestantes para arrestarlos . Ante esta agresión según esta versión uno de los agentes hizo un disparo con un cartucho de fogueo y el otro disparó tres veces con su revólver, hiriendo al menor, que fue trasladado al hospital. El disparo policial alcanzó al adolescente en el pecho y le causó la muerte poco después.

Pero este relato suscita serios interrogantes. Para empezar, una joven que se encontraba en el lugar de los hechos declaró a la televisión privada Alpha que «los manifestantes no atacaron a los policías con objetos ni con bombas incendiarias» . Otro testigo, que presenció también la muerte del joven, asegura que vio cómo «el policía disparó contra el muchacho a sangre fría».

Otros canales y emisoras atenienses recogieron testimonios según los cuales la provocación contra los policías fueron «sólo insultos».

Disculpa de Karamanlis

El primer ministro griego, el conservador Costas Karamanlis, cuyo popularidad ha caído en picado por los escándalos de corrupción y por su impopular política económica, intenta calmar los ánimos disculpándose públicamente con el padre del joven muerto.

«Sé que no hay nada que pueda calmar su pena, pero le aseguro que el Estado actuará, como es su deber, para que la tragedia de ayer no vuelva a repetirse», prometió el jefe del Gobierno griego.

Los partidos de oposición condenaron este lunes el asesinato del joven. Mania Vasepski, portavoz de la Red de Derechos Humanos griega, fue más rotunda. Para Vasepski, Grecia es «un Estado policial».