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Entrevista a Mikhalis Styllas, educador, alpinista, geólogo y activista

La visión desde el monte Olimpo

Fuentes: Counterpunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza


¡Todos los ojos en Hellás! Parece que todos los problemas y todas las soluciones del siglo XXI recaen hoy sobre el pueblo Griego. ¿El pueblo que inventó la democracia ha quedado reducido a elegir entre pobreza y austeridad? ¿Puede la crisis actual ser una oportunidad para recuperar visiones y valores perdidos?

Algunos afirman que el referéndum convocado por el Gobierno de Syriza es una farsa, que están pidiéndole a los votantes que avale su fracaso, o que no están luchando lo suficiente. Otros dicen que son unos genios sacando el mejor partido de unas condiciones y de unas negociaciones que estaban amañadas en contra de Grecia desde el primer momento. Algunos ven en la crisis una oportunidad para Grecia de encabezar la salvación de la propia Europa -una Declaración de Delfos pide la vuelta a los principios de la democracia, y otra declaración firmada por muchos intelectuales destacados también apela a los valores de la Ilustración para mitigar la crisis. Otros pocos se muestran menos optimistas sobre la Unión Europea y Europa en general y nos instan a prepararnos para la guerra y/o la insurrección. Cuando el mundo asiste a la sexta gran extinción, algunos ven en Grecia la esperanza para una revolución energética, mientras que otros son menos optimistas sobre la superación del legado tóxico del modelo actual.

Hablamos hoy con alguien que puede desentrañar la historia que subyace tras los acontecimientos actuales. Sea cual sea el resultado de la votación del domingo [5 de julio de 2015] lo que determinará el futuro serán las dinámicas profundas de la historia, la economía y el medio ambiente. ¿Polis democrática o tiranía oligárquica? ¿Infierno ecológico o avalancha ecosocialista? Entrevistamos a Mikhalis Styllas, educador, alpinista, geólogo y activista que vive actualmente en el monte Olimpo.

Háblanos de la historia que conduce a la crisis y la controversia actuales.

Mikhalis Styllas:  Grecia es un pequeño territorio con una enorme diversidad natural y cultural y una larga historia. Pero en vez de conservar este lugar único estamos haciendo todo lo posible por destruirlo. Aparentemente, todo tiene que ver con la mentalidad moderna del «beneficio inmediato» y el » business as usual » [seguir haciendo como siempre] fomentados por la generación de nuestros padres. Desgraciadamente, no existe solo en Grecia sino que se trata de un fenómeno global. Hay una explicación para ello que quizá la mayoría de la gente no conozca, por eso expondré primero el contexto general (social, económico, ecológico) de cómo Grecia llegó a esta situación basándome en hechos históricos y en mi percepción personal.

Tras 500 años enfrentados al Imperio Otomano (1453-1912), las guerras balcánicas (1912-1913), las dos guerras mundiales (1914-1918 y 1940-1945) y la guerra civil que siguió (1946-1949, comunistas contra las fuerzas de derecha), Grecia estaba literalmente en ruinas. El campo estaba yermo, la población dividida política y socialmente, y se alcanzaron niveles de emigración a EE.UU., Canadá, Australia y Europa (sobre todo Alemania) sin precedentes. Las heridas tardaron décadas en cicatrizar (si es que cicatrizan) y, finalmente, el año en que yo nací (1974) se restableció la democracia en Grecia después del colapso de la dictadura (Junta militar o Dictadura de los Coroneles, 1967-1974) respaldada por EE.UU., poniendo fin a muchos siglos de inestabilidad de social y económica.

A medida que el país intentaba recobrar su equilibro entre «grandes aliados», empresas militares y económicas como la OTAN y la Comunidad Económica Europea (CEE, antigua Unión Europea), el nivel de vida fue mejorando gradualmente y se creó una clase media. Simultáneamente, se pasó de una economía rural a otra urbana conforme muchos habitantes procedentes del campo empobrecido emigraron a las ciudades -principalmente Atenas y Tesalónica- persiguiendo el sueño de una vida «estable, segura y rica». Sumado a la urbanización de los años setenta y ochenta, durante el Gobierno del PASOK, con su fundador, Andreas Papandréu, como primer ministro, se cerraron muchas industrias públicas. La desindustrialización dejó sin trabajo a muchas personas del sector de la producción primaria a las que había que recolocar tanto por motivos sociales como electorales. Y se hizo: esas personas pasaron a engrosar las filas del sector público que creció muchísimo durante los años ochenta, noventa y la primera década de este siglo. Por poner un ejemplo, entre 2004 y 2008 se contrataron 60.000 nuevos empleados en el ya para entonces más-grande-de-lo-necesario e improductivo sector público, con un aumento salarial general de aproximadamente el 40% (1). Este fue el último acto del drama que vivimos hoy, pues el crecimiento de esas décadas estuvo impulsado por los préstamos incontrolados que concedieron los bancos públicos y privados y la afluencia de financiación externa. El escaso control político sobre las subvenciones de la UE combinado con casi un millón de funcionarios, la corrupción, la evasión fiscal y el hecho de que la sociedad griega se decantara en gran medida por el consumo en vez del ahorro y la inversión, hizo que la deuda pública se disparara.

En ese mismo periodo (1980-2010) florecieron el turismo, pequeñas unidades industriales, fábricas textiles y empresas independientes proveedoras de servicios y productos que fortalecieron la creciente clase media, pero nuestra economía siguió siendo un «sistema cerrado» que cada vez exportaba menos e importaba más. Para el año 2013 la economía griega se basaba principalmente en el sector servicios (80%) y la industria (16%), mientras que la agricultura se había reducido a un mero 4% (2). El motor del crecimiento económico fue principalmente la demanda interna, y la sociedad griega se opuso a cualquier tipo de reforma social. El sentido de protección ecológica y conservación natural fue escaso cuando no inexistente.

¿Cuáles son las grandes cuestiones ecológicas que enfrenta la región actualmente? ¿Cómo se están coordinando las campañas a favor de la justicia medioambiental y los movimientos a favor de la justicia económica y política?

Mikhalis Styllas: En el periodo 1980-2010 los esfuerzos de Grecia para alcanzar la estabilidad económica, la prosperidad material y la convergencia con otros países europeos, junto con un sistema judicial laxo, dieron como resultado el abandono de la conciencia ecológica. Las cuestiones medioambientales estaban ausentes tanto de la enseñanza obligatoria como en la educación superior, y solo se han planteado cuando la urbanización, la construcción, la agricultura intensiva, el desarrollo industrial y el turismo se han traducido en degradación medioambiental. La crisis económica detuvo este infierno, pero la protección medioambiental en Grecia todavía tiene ante sí grandes desafíos. Aunque teóricamente el monte Olimpo está protegido por varias convenciones (Parque Nacional, Natura 2000, etc.), en la práctica no está protegido en absoluto. La tala ilegal, la caza furtiva, la eliminación de basuras, la extracción de grava y el deseo permanente de construir estaciones de esquí siguen siendo los principales puntos conflictivos de la degradación ambiental.

Pero la mayor amenaza es la mentalidad desarrollada durante todos estos años de prosperidad y consumo, que hace que la gente sea todavía más ignorante y negligente en lo que se refiere a las cuestiones medioambientales. Las comunidades locales entienden el crecimiento a través del efecto inmediato que tiene en sus bolsillos y no piensan en la sostenibilidad ecológica ni en el desarrollo del turismo y la agricultura a largo plazo. La justicia ecológica en Grecia ha quedado sepultada bajo la saga del «business as usual«, puesto que tradicionalmente las personas relacionadas con los proyectos que amenazan el medioambiente han mantenido fuertes vínculos con los partidos políticos gobernantes (cuando no han formado parte de ellos). Llevará años que Grecia aprenda a cuidar sus recursos naturales, pero eso no significa que debamos dejar de intentar educar y mostrar el camino a las generaciones más jóvenes.

Pasas mucho tiempo en el refugio Christos Kakkalos, en el monte Olimpo, entre la Puerta de las Estrellas, [el pico] Profeta Elías y la Meseta de las Musas. El Olimpo parece aislado pero está conectado con el mundo entero, ecológica y políticamente. Así como la arena del Sahara salpica la nieve del Olimpo, los vientos de la desertización política y moral también proyectan su sombra sobre esas sagradas laderas. En su famoso y controvertido poema «Shame of Europe» [La vergüenza de Europa], Günter Grass invocaba las maldiciones de los dioses sobre los comisionados de la UE por querer expropiar el Olimpo. Como director del refugio, geólogo y activista has estado en la primera línea de la lucha: cuéntanos cómo se ven las cosas desde el monte Olimpo.

Mikhalis Styllas: Crecí en el monte Olimpo y a los 9 años subí a su cima por primera vez con mis padres. Desde entonces siempre me ha fascinado la belleza de las montañas, y por eso estudié geología. Al final hice del monte Olimpo mi hogar, en parte trasladándome aquí para encargarme de la gestión de un refugio de montaña (el refugio Christos Kakkalos). Aunque mis actividades profesionales (como director del refugio y como geólogo) se basan en alguna forma de explotación del entorno natural, mi objetivo ha sido siempre proteger el ecosistema, puesto que los peligros medioambientales parecen estar aumentando de manera alarmante.

Pasar largos periodos de tiempo (6-7 meses al año en total) en un pequeño refugio de montaña, justo en frente del Trono de Zeus, sin duda colorea la manera como veo los acontecimientos políticos y sociales, no solo en Grecia sino en todo el mundo. Además, tengo la oportunidad de hablar y encontrarme con gente muy diferente a diario, personas que proceden de distintos países y tienen condiciones sociales y económicas muy diversas (desde oligarcas griegos hasta ex presidiarios y demás), lo que da a este pequeño lugar una perspectiva global cuatridimensional. No sorprende que los antiguos griegos colocaran a sus dioses aquí arriba. El paisaje único, la proximidad al mar y los violentos fenómenos naturales fueron determinantes a la hora de elegir un lugar que representa todos los aspectos de la vida (deidades): el monte Olimpo

La caminata de 6-8 horas hasta llegar al refugio ofrece una oportunidad única para explorar la geografía humana. La larga marcha actúa como un catalizador: cuando alguien está agotado de cansancio su interior se vuelve transparente. Tras 12 años interactuando con más de 20.000 personas, debo admitir que la mayoría todavía vacila al responder al nivel físico y espiritual que requiere la naturaleza. En general, preferimos reducir las montañas y la naturaleza a nuestras necesidades y hábitos personales. Ir por el camino fácil.

Durante el periodo de virtual crecimiento se desarrolló el turismo de montaña y de invierno, pero sin ningún plan respetuoso con el medio ambiente a largo plazo. La sostenibilidad no significaba nada en la mayoría de los casos. Los hoteles de lujo, los chalés carísimos y las estaciones de esquí fueron la respuesta griega al reto de desarrollo de nuestras montañas. El monte Olimpo, la montaña más icónica de Grecia y un símbolo global de riqueza natural, historia y mitología, estuvo amenazado por los planes de construcción de un gigantesco centro de esquí en dos ocasiones. El hecho de que el monte Olimpo sea el primer Parque Nacional griego protegido por la Red Natura 2000 y constituya una Reserva de la Biosfera de la UNESCO no significa nada para un buen puñado de hacendados que solo entienden el desarrollo económico como remontes y telesillas, y que probablemente no sepan que las 19 (!) estaciones de esquí griegas contribuyen al aumento de la deuda pública. Ya que algunos de ellos no pudieron cumplir su deseo de destruir otro monumento natural (debido a las leyes de protección medioambiental y a que no había más dinero a causa de la crisis) optaron por el heli-esquí [cambiando los remontes por un helicóptero].

La protección medioambiental del monte Olimpo ante estas amenazas (y muchos otros casos en los que está en peligro el medio ambiente) hizo que me pusiese inmediatamente en contacto con todas las autoridades responsables (Servicio de Parques Nacionales, Servicio Forestal y otros), y empezase a trabajar para sensibilizar a la opinión pública a través de los medios de comunicación y de numerosas charlas, también en escuelas, clubes de alpinismo, etc. De nuestro lado están los doce dioses griegos principales, que siguen vivos y protegen su «hogar» de los codiciosos invasores con un clima invernal muy duro y unas condiciones de acumulación de nieve penosas la mayor parte del tiempo. Las condiciones climáticas adversas y el interés y la conciencia cada vez mayores de la gente han logrado una prohibición temporal de cualquier actividad de heli-esquí en el monte Olimpo.

Una vez emprendiste el largo descenso del Olimpo para votar a Alexis Tsipras cuando la mayoría de tus amigos no lo tomaba en serio, ni a él ni a Syriza. ¿Sigues apoyándolo? ¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades del nuevo Gobierno?

Mikhalis Styllas: Tengo esperanzas en que las cosas puedan cambiar con el nuevo Gobierno griego. Aún es pronto para juzgar. Desde luego nuestro país necesitaba ese cambio. Teníamos que deshacernos de los políticos que habían gobernado este país durante los últimos 30 años. Los anteriores Gobiernos fueron principalmente destructivos para Grecia. Además de sobredimensionar al sector público y concederle privilegios, también posibilitaron el crecimiento de la clase alta local -con presencia en los sectores bancario, de la navegación, de la construcción, de la comunicación e industrial-, a menudo con dinero público. Cuando comenzó la crisis, fue a la gente de abajo, sobre todo los asalariados del sector privado, a quienes se hizo pagar la factura. Eso fue injusto. Cuando Syriza llegó al poder, muchos (incluido yo mismo) teníamos la esperanza de que gobernaran mejor y de manera más justa para todos los ciudadanos. Se marcaron el gran objetivo de crear un pequeño reducto keynesiano en el sistema capitalista global y llevar el mensaje a Europa; una propuesta muy ambiciosa. Lo cierto es que estamos viviendo una incesante guerra fiscal: una Segunda Guerra Mundial invisible entre los grandes imperios del planeta, los cuales pasan por alto, en la mayoría de los casos sin reparar en ello, el hecho de que las consecuencias de su lucha por el poder y la riqueza serán ecológicamente irreversibles. Nuestra Europa de 550 millones de habitantes, en lugar de invertir en los principios del Renacimiento y la Ilustración, y recordar los brillantes momentos de su historia, está esforzándose por alcanzar el capitalismo metropolitano de tipo estadounidense. La brecha entre ricos y pobres no para de crecer y, a pesar de los teléfonos móviles de alta tecnología, los coche y demás, los «esclavos» modernos viven en mucho peores condiciones mentales y físicas que los antiguos esclavos.

Syriza lleva seis meses en el poder y ya se notan algunos cambios dentro de Grecia, poro no es fácil cambiar cosas que tardaron 30 años en gestarse. El líder del partido, Alexis Tsipras, tiene mi edad, y yo estoy encantado de que un representante de nuestra generación haya llegado al poder. El problema es que para ganar las elecciones prometieron cosas que no se pueden cumplir bajo la presión de los acreedores. Lo bueno es que han estado negociando en términos mucho más realistas con la UE, el BCE y el FMI, algo que los anteriores Gobiernos no hicieron. La política es despiadada, y las decisiones en materia de reformas son difíciles y a menudo tienen un alto coste político. Pero todos tenemos la sensación de que están luchando por poner fin a seis años de austeridad en Grecia y en Europa. Es por eso que los griegos seguimos apoyándoles pese al actual estancamiento fiscal.

Háblanos de la historia de la relación entre Grecia y la Unión Europea. ¿Cuál es el camino a seguir, dentro y/o fuera de la UE?

Mikhalis Styllas: La UE se ha dividido entre los países del norte (más ricos y económicamente más estables) y los del sur (más pobres). Cuanto Grecia entró en la zona euro y adoptó el «euro» como nueva moneda, las cosas cambiaron de la noche a la mañana. Una botella de agua que solía costar 50 dracmas de repente costaba 50 céntimos de euro (140 dracmas), casi tres veces más. Nuestra incorporación a la UE encareció la vida, pero también trajo más dinero a Grecia en forma de subvenciones para la agricultura, el turismo y otros sectores. Hubo gente y empresas que consiguieron financiación de la UE para modernizar sus negocios, pero una parte del dinero se destinó a cosas que no tenían nada que ver con los propósitos originales (viviendas caras, coches, etc.). Las grandes empresas (construcción, comunicación, etc.) se hicieron todavía más grandes con las subvenciones de la UE, y también porque dejaron de pagar impuestos e incluso de cotizar a la seguridad social gracias a sus estrechos vínculos con los partidos gobernantes y los políticos. El sistema judicial estuvo y sigue estando ciego selectivamente. El acceso al dinero fácil, publicitado por los bancos griegos y los medios locales, animó a cada vez más griegos a vivir por encima de sus posibilidades. El mercado inmobiliario floreció. La gente compraba casas nuevas sin atender a las señales que llegaban de fuera advirtiendo del estallido futuro. Además fuimos los anfitriones de los Juegos Olímpicos en 2004… un gran honor para todos nosotros que al final dejó una enorme deuda… para todos nosotros.

En ese periodo las compañías multinacionales obtuvieron enormes beneficios en Grecia. Alejarnos ahora de la UE supone un verdadero riesgo, ya que importamos más de lo que exportamos, y porque vincularnos política y económicamente con países como Rusia o China puede resultar un camino «accidentado» y nada sencillo. Pero el hecho de no haber aprovechado adecuadamente las ventajas que supuso ser miembro de la UE es un error nuestro. En algún momento deberíamos dejar de culpar a otros, darnos cuenta de nuestras propias debilidades, mejorar nuestros puntos fuertes y avanzar como un Estado miembro de la UE que todavía cuenta con múltiples ventajas, como pueden ser la movilidad, el intercambio de conocimiento científico, el acceso a las instituciones académicas, la financiación para las empresas, etc. Nuestros acreedores (EU, BCE, FMI) deberían ser más flexibles, pues la presión cada vez mayor solo traerá nuevos problemas y ninguna solución para los actuales.

Si durante los últimos 30 años hubiera habido una madurez social y una voluntad política fuerte para modernizar las infraestructuras básicas, detener el proceso de urbanización (más del 65% de la población griega vive hoy en las 5 ciudades más grandes del país) y desarrollar el turismo de manera ecológica relacionándolo directamente con el sector de producción primaria agrícola, las cosas habrían sido diferentes. Estamos muy lejos de esa situación, pero hay algunas señales positivas. Entre el año 2000 y el 2007 la agricultura ecológica aumentó un 885%, el mayor porcentaje de la UE, un hecho que no debería pasarse por alto (3). Desde mi propia experiencia dirigiendo un pequeño refugio en el monte Olimpo y trabajando con productos y recursos humanos y naturales locales, el camino a seguir por el turismo griego, que en 2008 representaba el 18,2 % del PIB (4), debería ser la vuelta a una forma de vida más rural y el consumo de productos locales.

El contacto con la naturaleza es una buena manera de desarrollar la conciencia personal, la generosidad y la independencia, valores que cuando se combinan con una buena educación pueden sentar las bases de una sociedad democrática. A lo mejor estoy soñando, pero ¿por qué no soñar? Al menos sueño con los ojos abiertos. Renuncié a una carrera académica por razones éticas para conectarme y ganarme la vida con la naturaleza, y los beneficios han sido extraordinarios. Sigo creyendo que este estilo de vida puede aplicarse a estructuras sociales más grandes, lo que potencialmente conduciría al establecimiento de una versión revisada pero real de las Polis Democráticas (Δημοκρατική Πόλη), mientras las de hoy en día son Tiranías Oligárquicas.

Las actuales condiciones no son favorables para este tipo de transformación, sin embargo las cosas se han ido moviendo lentamente en esa dirección. En muchas islas y pueblos de montaña ya se han establecido pequeñas comunidades de gente joven que trabaja en la agricultura y el turismo, mostrando el camino a seguir. El agro-turismo está dando los primeros pasos en la Grecia continental, pero en otras zonas, por ejemplo Creta, supera en número al turismo de lujo. Si hubiera más subvenciones estatales para que los jóvenes se trasladaran al campo, asistiríamos a una transformación revolucionaria que aceleraría el cambio a mejor de nuestra sociedad.

Recientemente participaste en la primera expedición griega al Everest. En las últimas décadas el Everest parece haber sido invadido por el 1% global, y su progresiva decadencia puede medirse en las toneladas de basura que cubren el campo base, los ascensos por cuerdas fijas y la explotación de sherpas locales, que son quienes se exponen a los mayores riesgos. Los últimos terremotos en Nepal han llevado a algunos a plantear el cierre total de la montaña. Pero al ser una importante fuente de ingresos hay un gran debate. ¿Qué piensas de todo esto? ¿Cómo fue estar en un lugar tan apartado y sagrado, que ha sido atravesado y profanado por el capital?

Mikhalis Styllas: Me siento feliz de haber llegado al punto más alto sobre la tierra, pero lo que vi en el Everest me hizo enfermar. Por desgracia, la mayoría no están dispuestos a pagar el precio de enfrentarse a los desafíos que plantea la naturaleza, y en vez de eso optan por el camino fácil: reacomodar las cosas a sus necesidades. Todas mis expediciones después del Everest las he hecho con equipos pequeños en zonas remotas, sin ayuda de sherpas ni de porteadores de gran altitud, sin botellas de oxígeno, sin campos base preestablecidos y sin cuerdas fijas. Estos viajes fueron pura aventura, no buscaban el éxito ni tenían espíritu de conquista. Liberarse de objetivos y expectativas es el mayor lujo de una vida de montañismo.

Desde niño siempre había soñado con escalar el Everest. Pero una vez allí sentí que era parte de un espectáculo industrial con fuertes dosis de explotación humana, muy alejado del lugar espiritual con el que yo había soñado. Toda la «industria del Everest» deja muchos millones de dólares a la economía local y nacional. En términos puramente capitalistas, una solución sería aumentar todavía más el precio de los permisos para que menos gente pudiera intentar subir al Everest. Pero al mismo tiempo, es demencial tener que pagar para escalar una montaña. Desde un punto de vista espiritual, se debería limpiar la montaña y cerrarla por completo. Entre ambas perspectivas yo votaría por un número muy reducido de grupos de escalada (5-10), un aumento del precio de los permisos, mayores salarios para los sherpas, regulación medioambiental estricta y bonificaciones por la recogida de basura. Si las futuras generaciones de escaladores revierten la destrucción ecológica que está teniendo lugar en las laderas del Everest y otros picos famosos del Himalaya, el lugar recuperará su prestigio espiritual.

Algunos piensan que escalar montañas es conquistarlas, algo así como «el hombre versus la naturaleza». ¿Qué les dirías?

Mikhalis Styllas: Las montañas se ven hermosas en foto, pero son hostiles y mucho más grandes que nosotros. A los pies de la cara norte del Eiger I me impresionó la enormidad de aquella pared. Con el Everest, el Makalu, el Dhaulagiri y el Cho Oyu me pasó lo mismo: me sentí diminuto. «¿Cómo demonios voy a llegar allí arriba?» era el pensamiento que daba vueltas en mi cabeza las primeras noches en vela en el campo base. Somos demasiado pequeños para medirnos con la naturaleza. Pensamos que somos grandes porque la naturaleza cambia en una escala de tiempo mucho más larga que nuestras vidas. Sin embargo, independientemente de nuestros avances tecnológicos y mecánicos, la naturaleza es quien establece las reglas del juego hoy y siempre. Lo que sucedió recientemente en Nepal es un buen ejemplo de la impotencia de la humanidad cuando la naturaleza se mueve. La única cosa que los alpinistas pueden conquistar es a sí mismos. Estar poseído por unas metas, unas cimas, la publicidad y la pose -la actitud del conquistador hacia la naturaleza- al final lleva a resultar herido o muerto. Ser nosotros mismos la montaña es más un proceso espiritual que físico. Una vez que se logra, el alpinismo se vuelve una experiencia grata y emocionalmente increíble.

Algún comentario sobre » Truth and Dare: A Comic Book Curriculum for the End and the Beginning of the World «. (Autonomedia y Ecosocialist Horizons, 2014 – disponible en el refugio Christos Kakkalos en el monte Olimpo).

Mikhalis Styllas: Una excelente obra de información y arte gráfico, y un estupendo resumen de hacia dónde estamos yendo. «El fin y el principio del mundo «. Me gusta la secuencia invertida. A lo mejor debería intentar sacar una edición griega y compartirla con los jóvenes estudiantes en las charlas que me invitan a dar en muchos institutos. Hace poco me topé con una obra maestra francesa en la misma onda (La Grande Transformation. Climat, inverserons-nous la coubre?). Este tipo de literatura es una señal positiva de que se está produciendo una mayor sensibilización. Ser conscientes y comprender el problema es una cosa (truth, la verdad). Pasar a la acción es un asunto diferente y mucho más difícil, pues compromete la comodidad personal (dare, el reto). La acción empieza en la cabeza de cada uno y se extiende a la vida personal diaria. Solo personalidades independientes, cultas y civilizadas pueden construir sociedades creativas que reajusten continuamente su nivel socioeconómico respetando a cada uno y al medioambiente como un todo. A partir de ahí será más fácil progresar hacia el ecosocialismo global.

¿Algo más que quieras compartir?

Mikhalis Styllas: Con el mundo cambiando tan rápido, los movimientos ecosocialistas tienen que mantener el ritmo e incluso superarlo. Estoy convencido de que al final las cosas irán en esta dirección. Espero que las generaciones futuras huyan de los beneficios incontrolables, y que el conocimiento científico y los avances tecnológicos alcanzados en los últimos siglos traigan consigo la creación de comunidades ecosocialistas en todo el mundo; no solo como la única solución antes de que llegue el fin, sino por nuestro propio deseo de sobrevivir en armonía con la naturaleza.

Quincy Saul es el autor de Truth and Dare: A Comic Book Curriculum for the End and the Beginning of the World, y coeditor junto a Fred Ho de Maroon the Implacable: the Collected Writings of Russell Maroon Shoatz (PM Press). Sus artículos han aparecido en The Africa Report, Narco News, Truthtout, NACLA y Capitalism Nature Socialism. Es uno de los fundadores de Ecosocialist Horizons. Muchos de sus escritos están recogidos en su blog, «Yo No Me Callo», y puede escribírsele a: [email protected]

Notas

(1) http://tvxs.gr/news/ελλάδα/σημίτης-το-2008-θα-υποδειχθεί-λύση-με-προσφυγή-στο-δντ

(2) http://en.wikipedia.org/wiki/Economy_of_Greece

(3) Ibídem.

(4) Ibídem.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2015/07/06/the-view-from-mount-olympus/