Mucha gente, no sólo en Francia, respiró aliviada el domingo al ver que Sarkozy no había ganado. La victoria de Hollande, segundo presidente socialista de la V República, sabe bien porque significa la derrota de la Francia del miedo que pretendía imponer Sarkozy, pero sobre todo porque rompe con el híbrido conservador de Merkozy que […]
Mucha gente, no sólo en Francia, respiró aliviada el domingo al ver que Sarkozy no había ganado. La victoria de Hollande, segundo presidente socialista de la V República, sabe bien porque significa la derrota de la Francia del miedo que pretendía imponer Sarkozy, pero sobre todo porque rompe con el híbrido conservador de Merkozy que ha malgobernado Europa imponiendo un pacto fiscal que sanciona constitucionalmente la austeridad como método de gobierno. Si hay alguien que salió derrotado ayer en Europa, esa es Angela Merkel. Los partidos socialdemócratas interpretan el triunfo de Hollande como la señal de nuevos vientos que soplan ya en Eslovaquia y Rumanía. Dijo Hollande en la primera vuelta de las elecciones: «Mi verdadero adversario en esta batalla no tiene nombre ni cara ni partido… Es el mundo de las finanzas». En la segunda vuelta su discurso se ha vuelto más ambiguo. Hay elecciones legislativas el mes próximo. ¿Se mostrará firme Hollande? El economista Alberto Bagnai advierte de una difícil coyuntura económica en Francia. «Francia está en vísperas de una crisis muy similar a la de los países periféricos de la Eurozona: una crisis en la balanza de pagos debida a una reducción del ahorro privado (agravada por una reducción del ahorro público)» . La situación económica en Grecia se precipita: la Bolsa de Atenas sufrió fuertes pérdidas ayer. Citygroup dice que hay entre un 50 y un 75% de posibilidades de que Grecia salga del Euro antes de 18 meses. El pulso entre Merkel («No se puede renegociar el pacto fiscal europeo») y Hollande («Europa nos mira. La austeridad no puede ser una fatalidad») está servido.
La segunda mala noticia que le trajo el superdomingo electoral a Angela Merkel fue en su propia casa. A falta de una semana para las cruciales elecciones en Renania, que se consideran un termómetro con vistas a las elecciones generales del año próximo, los partidos de la coalición de centroderecha presidida por Angela Merkel sufrieron una nueva derrota regional en las elecciones del «Land» de Schleswig-Holstein. Como en Francia, avanzan los socialdemócratas y los Verdes. Irrumpe con fuerza el Partido Pirata, y Die Linke decepciona con un bajísimo resultado.
La tercera mala noticia le llega de Grecia, donde sufren graves pérdidas los partidos favorables al memorándum de la Troika. Alegra saber del magnífico crecimiento de la coalición de izquierda Syriza, ahora segunda fuerza del país, pero preocupa mucho la entrada de los neonazis de Nuevo Amanecer en el Parlamento. Queda claro que los griegos no soportan ya más austeridad, pero Angela Merkel sigue considerando que es de la mayor importancia que Atenas se atenga a los recortes pactados.
En Serbia se celebraron elecciones presidenciales, parlamentarias y administrativas. Y de Serbia no podían llegar noticias tranquilizadoras. Se ha producido un empate tanto en las presidenciales como en las parlamentarias, lo que obligará a los candidatos a la presidencia del gobierno a pactos. Hubo una abstención altísima. Irán a la segunda vuelta los dos principales candidatos presidenciales: el Partido del Progreso Serbio (conservador) de Tomislav Nikolic, y el Partido Democratico de Boris Tadic, presidente saliente. El asunto de la independencia del Kosovo sigue constituyendo un grave problema pendiente en el corazón de Europa. La cuestión kosovar es asunto clave para la adhesión a la UE. Angela Merkel amenazó que sin el Kosovo, no habría adhesión. A la independencia unilateral del Kosovo, la Serbia que presidía Tadic respondió escribiendo en su Constitución que «el Kosovo es tierra irrenunciable para el pueblo serbio». Nikolic es un antiguo miembro del partido ultranacionalista de Vijslav Seselj, actualmente imputado en el Tribunal Internacional de la Haya, cuyo partido ayer quedó sin representación parlamentaria. Nikolic prometió: «En la Unión Europea, sólo con el Kosovo». La adhesión a la UE parece alejarse. El 70% de los serbios no está de acuerdo con la adhesión a la OTAN. Tadic promete un «futuro europeo». Pero el presente es de crisis: el país se ha convertido en tierra de deslocalizaciones, el desempleo es alto, la corrupción se extiende y la pobreza aumenta.
En cuanto a las elecciones administrativas en Italia, se derrumba el partido de Berlusconi, el cual estaba ayer festejando el nombramiento de su amigo Vladimir Putin como presidente en Moscú. La Liga Norte cae considerablemente después de los escándalos de corrupción que se han destapado desde que saliera del gobierno. En la derecha italiana se abre un gran vacío sin las figuras de Berlusconi y Bossi, y hay elecciones políticas en marzo de 2013. El Partido Democratico, que votó a favor del pacto presupuestario dictado por la troika, obtiene un buen resultado. No obstante, la noticia es el éxito del Movimiento Cinco Estrellas (Agua pública, transportes, desarrollo, conectividad y ambiente), fundado por el cómico Beppe Grillo en octubre de 2009, que ha conseguido en varias ciudades entre el 10 y el 20%.
La crisis socioeconómica que vive Europa se ha trasladado al terreno político. En Grecia y en Italia se fracturan los bipartidismos de inspiración estadounidense, porque cobran fuerza muchas opciones polarizadas que antes eran minoritarias. De pronto, este superdomingo se lleva por delante a líderes carismáticos filoestadounidenses del neoliberalismo europeo como Berlusconi y Sarkozy, pero su significado es más profundo. Sí a una Europa política, pero no a esta Europa dictada por las finanzas. La austeridad de la Troika y de Merkel es una receta perdedora. «Ahora es tiempo de un cambio en la dirección de Europa», dice Martin Schulz, socialdemócrata presidente del Parlamento Europeo. ¿Bastará con la «normalidad» de Hollande para tan gran cambio? Attac Francia responde: «Hay un medio, y solo uno, para los ciudadanos de impedir esto: la movilización social, la intervención directa en los asuntos ciudadanos.»
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.