Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín
Este domingo tuvo lugar la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Ucrania. No hubo sorpresas. Tal y como pronosticaban los sociólogos, ninguno de los candidatos logró alcanzar el 50% de los votos. Llegan a la segunda vuelta con gran ventaja sobre sus competidores de la primera, el líder del Partido de las Regiones Víctor Yanukovich, y la primera ministra Yulia Timoshenko. Un Yanukovich que supera ampliamente en votos a su rival. El presidente Yushenko, que ha ocupado el quinto puesto, no solo ha perdido cualquier posibilidad de mantenerse en el cargo, sino que corre el riesgo de perder toda capacidad de influencia política. La participación en las elecciones fue del 67%. Con el 90% escrutado, los votos se repartieron de la siguiente manera: Víctor Yanukovich-35’39%; Yulia Timoshenko-24’9%, Serguei Tiguipko-13’07%; Arseni Yatseniuk-6’9%, Víctor Yushenko-5’4%, Piotr Simonenko (candidato del PCU. N de la T) -3’6%, Vladimir Litvin-2’3%. «Contra todos»-2’2%. El resto de los 18 candidatos no pasaron del 2%.
Así pues, el principal resultado de esta semifinal de la campaña electoral, que todos los analistas calificaban como históricamente relevante, sería el fiasco total de Víctor Yushenko-símbolo de la Revolución Naranja- protegido y transmisor de la política de Occidente, y sobre todo de los EEUU. La derrota de Yushenko se sabía desde hacía tiempo. Ninguna de las encuestas le concedía opciones de terminar entre los tres más votados. Sin embargo hasta el último momento, conservó la tranquilidad y mostró su confianza en la victoria. Así, el 17 de enero, el día de la votación a la pregunta de a qué se iba a dedicar de no ser reelegido, Yushenko respondió de forma categórica: «Seré elegido». Una vez que se hicieron públicas las encuestas a pie de urna (que poco se diferenciaron de los resultados finales), en el cuartel electoral de Yushenko, se seguían negando a darles validez. «Necesitamos aprender a hacer exit-polls, que se adecuen a la coyuntura política y arrojen resultados fiables», declaró Roman Bessmertny, responsable de campaña de Yushenko. Al medio día del lunes, cuando los datos de la Junta Electoral Central confirmaron en la práctica esos datos, ya no hubo más declaraciones oficiales del presidente Yushenko.
La jefa de la administración de la presidencia Vera Ulyanchenko, considera que las contradictorias decisiones judiciales aprobadas en vísperas de las elecciones presidenciales, abren la posibilidad a los candidatos para recurrir los resultados electorales en los tribunales. De momento no está claro que Yushenko vaya a tomar alguna medida a fin de desacreditar o recurrir los resultados de la primera vuelta.
Algunos expertos temen, que una persona que llegó al poder de un modo tan dudoso y prácticamente anticonstitucional, como resultado de una especie de «tercera vuelta» no prevista por la legislación, siga tentado a emprender algún tipo de aventura. Además si algo ha demostrado Yushenko a lo largo de su mandato es el desprecio por la ley, manteniendo al país en una permanente crisis política. Sin embargo es muy dudoso que Yushenko pueda poner en práctica algún tipo de recurso político o personalista, ni recurrir a la fuerza. No parece que pueda contar con «la calle» totalmente desencantada desde aquel «Maidan del 2004». Su política abiertamente antirrusa, rusófoba, no ha contado con el respaldo esperado. Ni siquiera en el oeste de Ucrania. Solo pudo vencer en seis circunscripciones de Lvov y en dos de Ternopol. Nunca hasta ahora el presidente en funciones había obtenido apoyos tan pobres. Es un auténtico fiasco tanto para el propio Yushenko, como para sus amos usamericanos. Aunque estos, ya le estén buscando recambio. Cabe destacar, que en general, los candidatos que tenían en el centro de sus programas el nacionalismo más extremista (Yushenko, Tyagnibok.1’3%, Kostienko-0’2%), apenas han recogido el 7% de los sufragios. Los principales candidatos han preferido no especular con la cuestión nacional ni la rusofobia.
La votación transcurrió sin incidencias reseñables. La mayoría de los observadores, incluidos los internacionales, no apreciaron ninguna violación grave. Aunque sí que hubo que lamentar algún que otro exceso y escándalo. Relacionados principalmente con el «desembarco georgiano». El amigo régimen georgiano de Saakashvili envió a las elecciones ucranianas más de dos mil observadores (prácticamente los mismos que el resto de países juntos). Cabe imaginar cual sería la sorpresa de los miembros de la JEC, cuando se desveló que la absoluta mayoría de los georgianos que pedían ser acreditados como observadores, eran hombres jóvenes, sin trabajo, sin educación, sin lugar de residencia conocido y lógicamente sin ninguna experiencia en campañas electorales. Como resultado se les denegó la acreditación a los 2011 ciudadanos de Georgia.
Sin embargo, la víspera de las elecciones llegaron a la región de Donetsk casi 900 ciudadanos de Georgia, de los que 300 llegaron en vuelos chárter el 15 de enero. Todos cortados por el mismo rasero, jóvenes y fuertes. Aseguraban que el objetivo de su visita era privado (que se habían conocido a través de la red social «Compañeros de clase» con chicas ucranianas, con las que planeaban pasar el fin de semana) aunque no ocultaban que su visita tenía como último punto la Junta Electoral Central. El alcalde de Donetsk se vio obligado incluso a reunirse con el cónsul de Georgia para expresarle sus temores ante las posibles provocaciones por parte de sus compatriotas.
Ciertamente daba toda la impresión, que estos enamorados caballeros, observadores aficionados, se preparaban para reventar las elecciones en Donetsk, que como se sabe es uno de los feudos de Yanukovich. Sobre todo si como aseguran algunas fuentes, a los georgianos los habría «encargado» Yulia Timoshenko. Ha salido a la luz una conversación telefónica, cuyas voces recuerdan mucho a las de Timoshenko y Saakashvili.
-SAAKASHVILI: ¿Qué tal te va Yulia?
-TIMOSHENKO. Hola, muy bien, trabajando. Únicamente, el problema que tenemos es que no registraron ayer… ¿ya lo sabe, no? a los observadores…
-SAAKASHVILI: Sí, sí ya lo sé. Por eso llamo. Lo cierto es que Guivi está allí. Pudiera ser que alguien de los suyos se comunicase con él y plantease la cuestión
-TIMOSHENKO: Sin falta. Ya le pedí a Turchinov que se viesen cuanto antes. Yo estoy ahora de gira, en plena campaña, pero mañana estaré en Kiev, y me podré ver con él. Y bueno, le quería agradecer que haya mandado un equipo como ese a Ucrania.
-SAAKASHVILI: Mandamos a la gente más competente y fogueada.
Sin embargo, según otros medios, ese «regimiento de emboscadas» georgiano, estaba al servicio de Yushenko. Sea como fuere, pequeñas provocaciones en diversos colegios electorales de Donetsk, si que hubo, por parte de los georgianos. No obstante, en modo alguno influyó en el transcurso de las votaciones. Víctor Yanukovich obtuvo en la región de Donetsk más del 76%, frente al 4’3% de Yulia Timoshenko.
Ahora lo importante claro está, es ver cómo se preparará la segunda vuelta (se celebrará el 7 de febrero), y quién tiene más opciones de vencer. A pesar de la clara ventaja obtenida por Yanukovich, el pronóstico aquí dista de ser unívoco. Así, el principal «descubrimiento» de entre los contendientes de la campaña, fue el banquero y hombre de negocios Serguei Tiguipko, que ocupó el tercer puesto. En el 2004 estaba el frente de la campaña de Yanukovich, pero antes del final de esa agitada campaña abandonó la política para centrarse en los negocios. Durante el 2008 durante unos meses trabajó como consejero de la primera ministra Timoshenko.
Es significativo el hecho de que 10 días antes de la jornada electoral Rusia comenzó a hacer propaganda a favor de Tiguipko. Hay que señalar, que en esta ocasión Rusia no ha tenido ninguna iniciativa con respecto a las elecciones ucranianas. Y no hablamos de intromisión, sino de una política clara en relación con un país que durante siglos ha sido parte integrante de un estado común, donde a día de hoy siguen viviendo cientos de miles de ciudadanos rusos, millones de rusos y ucranianos que enlazan su futuro con una estrecha y amistosa relación con Rusia. Así que saber quién será el futuro presidente de Ucrania, no puede en ningún caso dejar indiferente a Rusia. Sin embargo, a excepción de la declaración de agosto pasado, en tono muy duro, de Medvedev sobre Yushenko, no se ha dado ningún paso serio.
Los sensacionalistas resultados de los sondeos de intención de voto que publicaron los servicios sociológicos rusos (publicados a escasos días de las elecciones), según los cuales, Sería Tiguipko y no Timoshenko, el que pasase a segunda ronda, seguramente le diese más votos al primero, pero no pasó de ahí. Se quedó a poco más de la mitad de los resultados de Timoshenko.
Lo importante ahora es saber a quién se pasará el electorado de Tiguipko y demás candidatos descartados. Y hasta circula un chiste: el primero que le ofrezca el puesto de primer ministro será presidente. Tiguipko tiene experiencia en trabajar tanto con Yanukovich como con Timoshenko. Pero no es tan sencillo. Una de las particularidades de esta campaña ha sido que una parte significativa de los electores no han votado en la práctica por un candidato, ni porque se identifique con su programa o le resulte más simpático, sino que han votado contra el resto. Es decir, han elegido el mal menor. Especialmente esto es aplicable a la primera «troika» de candidatos.
En la segunda vuelta esas tendencias se agudizarán. Los electores de Tiguipko, son en su inmensa mayoría precisamente los que no soportan ni a Yanukovich, ni a Timoshenko, lo que condicionó su voto. Lo que diga Tiguipko, si es que se decanta por alguno de los candidatos, significa poco para ellos. Así que es difícil aventurar por quién se decantarán a la hora de elegir ese «mal menor». Lo más probable es que los votos de Tiguipko se dividan en tres grupos iguales: a favor de Yanukovich, de Timoshenko, y «contra todos» (o la abstención directamente).
Mientras, los sociólogos parecen coincidir, en que la mayoría de los que apoyaron a Yushenko, lo harán por Timoshenko. Por muy tensas que sean las relaciones entre los dos antiguos correligionarios, por muy graves que sean las acusaciones que se crucen, está claro que Yanukovich, que aunque sea de palabra se declara a favor del vector prorruso, para ellos es el «mal mayor». Aunque de un modo tácito, Yushenko con las palancas administrativas que le quedan, podría apoyar a Yanukovich, con vistas a asegurarse la inmunidad.
Los dos ganadores de la primera vuelta se muestran convencidos de ganar en la segunda. Yulia Timoshenko ha declarado que Yanukovich nunca pondrá la mano sobre el evangelio de Peresopnitskoe (es decir no jurará el cargo), porque en segunda vuelta, ningún elector de los que votaron por otros candidatos, le dará su voto. A su vez Yanukovich comentó las declaraciones de su contrincante del siguiente modo: «Esas son las palabras de una persona desesperada, que lleva cinco años aplicando una política fracasada, de una persona, que no es capaz de reconocer sus errores ni de corregirlos».
Fuente:http://www.sovross.ru/