Las relaciones comerciales entre Latinoamérica y China tenderán a incrementarse progresivamente porque ambas partes se necesitan: China demanda todo tipo de materias primas y los latinoamericanos el abundante capital chino. «Latinoamérica es la última frontera para China y tanto los intercambios comerciales como las inversiones directas aumentarán de forma notable», afirmó hoy en Miami Erik […]
Las relaciones comerciales entre Latinoamérica y China tenderán a incrementarse progresivamente porque ambas partes se necesitan: China demanda todo tipo de materias primas y los latinoamericanos el abundante capital chino.
«Latinoamérica es la última frontera para China y tanto los intercambios comerciales como las inversiones directas aumentarán de forma notable», afirmó hoy en Miami Erik Bethel, director de la empresa SinoLatin Capital, al presentar un estudio sobre las relaciones comerciales entre ambas partes.
Tras una caída del intercambio comercial en 2009 respecto al año anterior por el efecto de la crisis económica general, Bethel estima que las cifras de exportaciones e importaciones de 2010 se acercarán otra vez a los 142.000 millones de dólares de 2008.
«China se ha convertido ya en el principal socio comercial de varios países latinoamericanos y esta tendencia seguirá en aumento», afirmó Bethel, quién habla mandarín y vive en Shangai desde hace cinco años.
Chile es el país con un mayor porcentaje de sus exportaciones dirigidas a China, el 18 por ciento, mientras que las de Perú son el 14,7 por ciento y el 13 de Argentina y Brasil.
La mayor parte de las exportaciones latinoamericanas son materias primas que tanto necesitan las empresas del coloso asiático para proseguir con su robusta tasa de crecimiento económico.
«Las necesidades de los chinos y Latinoamérica son complementarias. Los chinos necesitan materias primas (cobre, petróleo, aluminio, plata, Zinc, soja, etc) y los latinoamericanos grandes capitales para favorecer el crecimiento», dijo Bethel.
Las inversiones directas chinas en Latinoamérica se elevaron hasta el año 2009 a 9.100 millones de dólares, mucho menos que los 41.000 millones en África o los 25.000 millones en Europa.
Bethel considera que las inversiones subirán porque los chinos entienden las ventajas de la seguridad jurídica de los países latinoamericanos, las normas laborales y de medio ambiente, algo totalmente distinto a lo que se ha hecho en África.
«Las empresas chinas comprenden que sus inversiones tienen que ir acompañadas de una serie de ayudas en infraestructura y respeto de las políticas sociales lo que facilitará fortalecer los vínculos comerciales», señaló Bethel.
La empresa Sinolatin Capital, cuya sede está en Shangai y con oficinas en Lima, Nueva York y Miami, prevé un aumento sustancial de las inversiones chinas en Latinoamérica en tres sectores claves: minería, agricultura y energía.
«Estamos todavía en los albores de la presencia china en Latinoamérica. Nuestra misión, en ese sentido, es identificar las mejores oportunidades de negocio para los inversores chinos y gestionar las transacciones», dijo Bethel.
Añadió que, a pesar de las grandes sumas de capital para invertir, los chinos actúan con mucha prudencia por lo que se precisa un conocimiento profundo de la forma de trabajar y hacer negocio de las empresas latinoamericanas y chinas.
Bethel destacó que el éxito de la relación bilateral de China con varios países latinoamericanos radica en la confianza que generan sus economías y su estabilidad política.
«Latinoamérica sobrevivió a la crisis económica mundial por la gran diversidad de productos naturales que tiene la región y porque vio en destinos asiáticos como China o India otras importantes alternativas para sus productos», añadió.
Bethel apuntó que la economía china mantendrá un ritmo de crecimiento similar al de los últimos 30 años cuando creció a una media del 10 por ciento anual.
Añadió que mientras la economía China seguirá creciendo, el mercado estadounidense tendrá apenas una lenta recuperación en los próximos años.
«La crisis en Estados Unidos no mejora porque la gente está tratando de pagar sus deudas y el resto de su dinero lo están ahorrando; porque tienen miedo de perder su trabajo. Así no se puede reactivar una economía. La gente no esta consumiendo ni tampoco invirtiendo», aseguró Bethel.