La presente nota resume la reflexión colectiva elaborada en el seno del seminario de Espaimarx, durante la reunión del miércoles 8 de julio, en la que se evaluaba el origen y el significado de las fuerzas políticas que emergen en el presente, en Europa. En ella nos fijábamos muy concretamente en el caso griego y […]
La presente nota resume la reflexión colectiva elaborada en el seno del seminario de Espaimarx, durante la reunión del miércoles 8 de julio, en la que se evaluaba el origen y el significado de las fuerzas políticas que emergen en el presente, en Europa. En ella nos fijábamos muy concretamente en el caso griego y el español.
Sobre «Los santos de los últimos días»
Estas fuerzas que han emergido en los últimos tiempos, en Grecia, en España -incluyo Catalunya- son fuerzas políticas que asumen un modelo reformista. Y que tienen éxito por eso mismo. La gente -por usar un genérico cómodo- cree que esas fuerzas sí van a acometer las reformas que las otras fuerzas ya constituidas no van a acometer, por ser copartícipes de los regímenes existentes, por su compromiso con el Poder: por ser parte subalterna del Poder.
A la hora de valorar el tirón de las nuevas fuerzas emergentes, debemos considerar este asunto de la credibilidad popular, del crédito que les da la gente, y el asunto concomitante, el del deseo de cambio de sectores de la población que esta nueva adscripción política expresa. Una doble cuestión que debemos tener en cuenta. Lo nuevo, en este caso, lo que nos interesa destacar, es que la gente ha comenzado a desasirse del sistema y ha comenzado a generar su experiencia, esto en primer lugar. Y, en segundo lugar, que esa gente quiere conectar con lo nuevo, se fía de ello: se fía de estos flamantes nuevos políticos. Además, y en tercer lugar, la gente desea que sea cierta la propuesta de cambio reformista que estas fuerzas proponen. Que sea realizable la propuesta de cambio, tanto en sus medios como en sus objetivos. Una propuesta política que considera que el cambio es cosa fácil: asunto electoral, de gestión leal y legal, de gestión eficiente, desde las instituciones del estado.
Las fuerzas políticas emergentes, y que conectan con la nueva gente que se comienza a movilizar, esas fuerzas que definimos como reformistas, parten del implícito de que el mundo es el de 1965, el post 1946. Creen estar en esa situación. En un mundo hegemonizado por la oligarquía, cuyo proyecto estratégico no se puede discutir -euro, economía capitalista, geoestrategia y políticas exteriores, bloques- pero que sí admite correctivos que hagan posible encajar el trade unionismo: trabajo para todos, pensiones, sanidad… Y que todo es cuestión de votar, y de negociar con firmeza, de llevar a la mesa de negociación la plataforma reivindicativa social, porque, basta con eso para ser atendido.
Lo que queda de «la ciudad alegre y confiada»
La experiencia de las nuevas generaciones y la de la mayor parte de la población, la nacida y formada desde los años sesenta, y durante los setenta, coincide con este proyecto. Lo vivido ha sido una buena vida, que, a lo más, envidiaba más consumo, y mitificaba otras partes de Europa: doble mito ficticio de «España misérrima, reaccionaria y sangrienta, atípica» en un mundo de radiante porvenir, «Europa civilizada de progreso, paz, y bienestar»- esa Europa que es el ojo del huracán, por dos veces, en el siglo XX, qué falibilidad la de la memoria-. La cultura de esta sociedad nuestra ha sido la de un consumo y un individualismo a la europea, ambos orgánicos y funcionales. Una vida cotidiana atomizada, que daba por de contado sanidad muy decente, salarios o subsidios, vacaciones al extranjero, consumo energético per cápita colosal, etc. El derrumbe del modelo solo se percibe a partir de 2008, y las primeras manifestaciones de exigencia de cambio se producen el 15 M, en el 2011. Ante esta falta de experiencia de vida de otro tipo, y ante la derrota colosal de la izquierda, que impidió la transmisión cultural, es normal que esas generaciones consideren posible lo que les proponen los nuevos partidos emergentes. Según ellas, lo es, lo sería, porque, total, se trata de volver a lo natural. En su cultura, perciben la política como la gestión técnica por parte de profesionales de las actividades cuya finalidad es que retorne lo natural, que ha sido mal defendido por viejas clases políticas, corruptas, «clase o casta política». Y por eso, este discurso que privilegia la gestión, la negociación; que interpreta la política en clave de formación intelectual, de meritocracia, de politología, de economistas de la academia y de personas públicas de los medios de comunicación, «oficiales» o «alternativos»…etc., es el que conecta con ellos.
Pero ahora vemos, por ejemplo, en el caso griego, que el problema no eran los corruptos Nea Demockatia o Pasok -que lo eran-, sino la «Unión».
Estamos, por tanto, y debemos tener mucho cuidado, ante alternativas políticas que son orgánicas de un nivel de experiencias y expectativas de los sectores populares movilizados, y también de los que no se movilizan pero están siendo agredidos por las crisis. Esto es importante tenerlo en cuenta. No por esas fuerzas en sí, ni por los que se han subido al tándem de dirección de las mismas, que son lo que son y hacen lo que hacen. Sino por los sectores populares movilizados que se expresan, -…y delegan- a través de estos instrumentos. Esto nos sirve para evitar que nuestra antipatía, movida por la experiencia, por el saber cómo han sido y son las cosas, y por la falacia y la demagogia que se percibe en sus cuadros, que va de la mano con su prepotencia, y con su ingenuidad, enorme y solo comparable a su prepotencia, nos juegue la mala pasada de separarnos de la gente, de bloquearnos, estilo ku.ku.é. Un partido comunista helénico, al que no le podemos reprochar en absoluto su claridad de análisis -para lo cual, se necesitaba, tan sólo, es cierto, no querer dejarse el sentido común en el frigorífico, para tenerlo más fresco-. Sino la falta de comprensión de «la fase» en la que estamos. Esto es la falta de comprensión de que el sujeto político alternativo no preexiste, no es realidad natural, sino que debe ser construido, constituido -«constitución del proletariado en clase»- porque en el ser humano todo es histórico. Y la construcción no es asunto girolingüista, no es creatio verbal, consecuencia de referentes lingüísticos vacíos y flotantes, sino consecuencia de la generación organizada de un nuevo hacer comunitario, emergencia de las capacidades y de la experiencia inherente al mismo, que son las que generan un nuevo Sujeto posible.
La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y la desalmada de su abuela.
Estamos, en resumen, ante alternativas políticas que son reformistas tanto por su plataforma como por su evaluación de los medios a utilizar para lograr los fines. Y que son por ello particularmente gratas, pues lo que dicen suena bien, es fácil. Exige poco. Son fuerzas que, a parte la evaluación o simpatía que nos ocasionen sus dirigencias y cuadros, y a pesar de su propia demagogia, se creen de entrada la cosa. No son solo, de entrada, demagogos, se creen que lo que se proponen es factible, por presuntuosidad, por creer que la política es «saber epistémico de elites» y no fuerza y violencia; y por ser unos ingenuos: la presuntuosidad titulada no excluye la ingenuidad prepotente. Precisamente por ello, no son simpáticos para los que tenemos experiencias y por eso debemos palparnos la ropa. Repetimos, no por ellos, sino por la gente.
Por ser esa mezcla de prepotencia ingenua y presuntuosidad, y por su ingenuidad: por eso, no se arredran en llevar sus propuestas a la negociación. No es que no acompañen sus creencias de mucha parafernalia demagógica, claro, porque tratan de ser partidos escoba, donde quepa todo para que se les vote, y si la gente pide un nuevo estado dicen que un nuevo estado, si una constitución, una constitución, y si…y al final el proceso constituyente se limita a su propia constitución como fuerza política. Pero sí declaran por sus bocas, y se lo creen, lo de que ellos solos van a traer cambios importantes, porque ellos están llamados a grandes cosas. Confían en su talento, y por tanto, y en primer lugar, se consideran capaces de concitar a las más amplias mayorías electorales y lograr así los objetivos de reforma social. Y luego, si esto falla, como las cosas son cuestión de talento, confían -caen- en la «Combinazione».
Estas fuerzas, además, tienen composición diversa, y puede haber en ellas alas izquierdas, que tengan afinidad temática en puntos, en asuntos, con los que estamos al margen. Las alas izquierdas subalternas son un doble mecanismo. Por un lado son objetivamente un medio de demagogia: demagogia objetiva, con independencia de lo que piensen los miembros de esas alas; asumen temas que la dirección no asume, y producen atracción, «protegen» el proyecto, atraen a otras personas. Pero por otro lado, son personas que tienen una interpretación del proyecto en otra clave. Lo que en una situación es funcionalidad, en otra situación puede ser contradicción interna y hasta ruptura…
Estas fuerzas son, tal como analizamos, fuerzas reformistas, fuerzas que quieren ser del sistema. Fuerzas eurocomunistas, socialdemócratas, eurotrotskistas, que confían en las elecciones y en su capacidad de interlocución frente a las oligarquías: frente a La Oligarquía, formada por el capital trasnacional, por el alto funcionariado que ocupa las instituciones, y por la democracia cristiana y la socialdemocracia que constituyen la Gran Coalición que dirige la Unión europea. Estas fuerzas, como hemos dicho, confían en su capacidad de interlocución con el verdadero Poder, a cambio de no tocar el proyecto estratégico definido por el Poder.
En la reflexión colectiva de la otra noche dábamos un paso más en la evaluación de la cosa, sí introducíamos un elemento más, claramente. Tal como hemos resumido, consideramos que estas fuerzas emergentes son fuerzas que se quieren institucionales y reformistas, fuerzas que no desean ser sino retocadoras de lo que hay. Pero esto es lo que ellas quieren ser, es lo que desean de sí mismas. Hace falta considerar si el Poder, la Oligarquía europea, las considera parte de ella, si las considera aceptables y considera aceptables y realizables las propuestas que estas fuerzas plantean. Podemos reflexionar un poco sobre lo que nos enseña Syriza. Que, tal como se decía -Joan-, se quedó sin su proyecto en febrero, cuando el Poder les dio portazo y el programa de Salónica quedó en dique seco. Y que desde entonces han tratado desesperadamente de -Joan- perder sin que lo parezca.
Sin embargo, vemos, porque ahora no puede no ser visto, ahora se ha hecho flagrante, cómo el Poder actúa para destruirla, actúa buscando una victoria aplastante, que la liquide, y que sirva de escarmiento, tal como señalaba Joan -«stravincere»-.
Estricnina para los serviciales servidores
El poder busca destruir Syriza y a sus dirigentes….porque son una anomalía, dado lo que esa fuerza política que recoge y expresa. Syriza se ha visto obligada a hacer cosas que no tenía pensadas. Cuando las ha hecho, las ha hecho todo lo falsas que ha podido, por ejemplo el Referéndum del domingo pasado, su pregunta…ello, el que haya tenido que ir al Referéndum es prueba de que, por mucho que ellos quieran, solo cuentan con la gente de su sociedad, con nadie ni nada más.
Estamos ante fuerzas reformistas, constituidas por elementos individuales que quieren hacer su carrera personal a través de la gestión de programas que en 1965 hubiésemos considerado los propios de la socialdemocracia. Son fuerzas que pretenden ser leales al proyecto de la Oligarquía europea, actuar en el marco del poder, y ganarse su trozo de pan garantizando, a la vez, la supeditación de las gentes que confían en ellos al proyecto central, y la supeditación de esas gentes a ellos, fidelizadas por que ellos hayan sido los que les garanticen un vivir, un poder vivir. Son los peones -auto oferentes- de la oligarquía. Son las condiciones de posibilidad de una posible revolución pasiva, de un transformismo que sirviera para integrar nuevamente a los sectores populares dentro de un posible proyecto orgánico del gran capitalismo europeo…Pero la Oligarquía no los quiere y trata de liquidarlos por todos los medios. La Oligarquía no tiene la Voluntad de considerar ese tipo de proyecto. Porque, a la altura del desarrollo del proyecto capitalista denominado «la Globalización», de los recursos empleados en ello, y del bloqueo de ese mismo proyecto -la «desglobalización» en que hemos entrado, tal como explica Jacques Sapir http://russeurope.hypotheses.org/3655 . Hay traducción al castellano, a cargo de Manuel Monereo en El Viejo Topo, revista, de Julio/ Agosto – además de no tener la voluntad por haberse embarcado en la más soberbia de las prepotencias -ellos también y no es broma: los europeos sabemos de las consecuencias históricas de las soberbias de nuestros dirigentes europeos- , es posible que perdiesen mucho dinero, se quedaran sin su proyecto y debieran entrar en la aventura de tratar de crear otro…y por eso se embarcan en la aventura de sostener éste y aplastar las formaciones reformistas que lo quieren retocar. No me gustan las citas, pero hay momentos en que «unos ya no quieren y otros ya… pueden algo menos». Por supuesto, de modificar la estrategia, estas fuerzas políticas novísimas serían los peones perfectos para ese aggiornemento; el armazón vertebrador del nuevo régimen, lo mismo que lo fue, para el régimen emergido en España en 1978, el Psoe/Psc – en Catalunya, Ciu-. Según como lleguen a ir las cosas, estas nuevas fuerzas flamantes, sin historia, sin memoria, hubiesen sido las que le hubiesen garantizado a la Oligarquía la fidelización de sectores sociales populares -pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo-. Pero la oligarquía ha decido el otro camino. Y por ello, en estos momentos y por primera vez, se produce un descuadre claro en la Unión. «Descuadre», porque ha sido percibido por la gente. La gente quería, quiere, aceptar el proyecto oligárquico estratégico, no lo quiere discutir, cree que no sabe y que no es necesario, pero solo pide que se tengan en cuenta ciertas aspiraciones suyas a un vivir digno. Y son repudiados, no interesa integrarlos: La Unión y la democracia no son compatibles y se está mostrando así a los ojos de las gentes. Hemos visto cómo hasta los nuevos jovencitos que estaba produciendo en su trastienda la socialdemocracia tradicional, hasta los Pedro Sánchez, han tenido que criticar con dureza y firmeza que la democracia, que el Referéndum fuera convocado en Grecia. Y esto es, indica o marca, las líneas rojas.
La hybris de los aristois en las barbas de tu vecino
No es la primera vez que una Oligarquía decide exterminar a sus peones, y rechazar las posibilidades de agregación y clientelismo que esto podría proporcionarle, para optar por estrategias de aplastamiento popular. El caso que se nos ocurría era del Vietnam del 63, cuando, aprovechando la confrontación entre budistas y la burocracia francófona, civil, y católica, heredada de la administración francesa, que no había tenido política para los budistas, pero que garantizaba un consenso de clases medias ,los EEUU dan un golpe de estado y los asesinan. Que los hermanos Diem eran corruptos y no democráticos, era un hecho; que eran un poder civil también. Que el ejército vietnamita era más corrupto y era golpista no era menos verdad. Que los hermanos Diem garantizaban colchones de adhesión, y que ellos pretendían ser poderosos sirviendo a los EEUU, es claro. Pero los EEUU, el presidente Kennedy, ordenó su asesinato en septiembre del 63… Hay que apostillar recordando que los hermanos Diem no eran, tal como podrían juzgar las suficiencias políticas politológicas de hoy, unos zafios cipayos. Habían accedido al poder en 1954, porque habían sido capaces de sortear y aprovechar para su beneficio y el de sus sectores sociales, la catástrofe colonial de Diem Bien Fu -como lo lograron otros astutos y cultos políticos, también desestabilizados por los EEUU, el príncipe Norodom Sihanuk, el príncipe Suvana Fuma, etc., todos de formación francesa-….
…por eso debemos tener cuidado en el hacer. Porque estas fuerzas políticas emergentes, están datadas, llevan fecha de caducidad. La llevan, por voluntad del Imperio Germánico, por su voluntad férrea y prepotente, que incluso desoye las sugerencias del FMI de Christine Lagarde y las del presidente actual de los EEUU, que reclamaban, ambas, una quita en la deuda para Grecia. Una fecha de caducidad, no por nuestra capacidad, desde luego. Y hemos de saber esto para relacionarnos con la gente, para tener paciencia, y reconocer que el estadio o la fase en la auto-construcción del nuevo sujeto autónomo del cambio es una fase muy elemental aún.
Fuente original: http://www.espai-marx.net/ca?id=9496