La justificación de la religión y su fiesta fetiche (navidad), no fue un hecho casual ni en Venezuela, ni en Bolivia, ni en Ecuador. Esta fiesta mesiánica y de idealización del «niño Jesús» en la cabeza fantasiosa de la población, tuvo y tiene un objetivo fundamental. Fortalecer el sistema de dominación capitalista. A través de […]
La justificación de la religión y su fiesta fetiche (navidad), no fue un hecho casual ni en Venezuela, ni en Bolivia, ni en Ecuador. Esta fiesta mesiánica y de idealización del «niño Jesús» en la cabeza fantasiosa de la población, tuvo y tiene un objetivo fundamental. Fortalecer el sistema de dominación capitalista. A través de la religión, se idiotiza a la población, y se le convierte en dóciles borregos que se encaminan pacíficamente al matadero.
El nacimiento de Cristo el 24 de diciembre fue el plato fuerte de la extrema hipocresía de Nicolás Maduro, Rafael Correa y Evo Morales. Tres presidentes de «izquierda» de América Latina. Inimitable ellos se expresaron con un cinismo que el cura más fanático y farsante no podría igualarlos.
El propósito de Nicolás Maduro, Evo Morales y Rafael Correa, en presentarse como militantes clericales, ha tenido el mismo propósito de la utilización religiosa por potencias imperialistas, grupos de poder, ricos y explotadores. La religión sirve para que los hambrientos de la tierra, religiosamente, se olviden de sus penurias y sufrimientos. Que digan, como dicen papas y curas, «todos somos hermanos». Ricos y pobres, todos somos hijos de dios», «todos somos parte del Cristo redentor». Y que los pobres, en nombre de un solo dios se olviden de la miseria, la desocupación, la explotación y sufrimiento.
Pocas son las personas que ignoran la estrecha relación entre religión y sistema de explotación. Históricamente todas las religiones constituyen instrumentos ideológicos fundamentales de esclavistas, y todo tipo de explotador. Fortalecer la religiosidad del pueblo es desde épocas inmemoriales una estrategia utilizada por los grupos de poder para someter a la población. Actualmente, cuando las religiones sirven al sistema imperialista internacional, incentivar la religiosidad de la gente es contribuir a fortalecer el orden mundial impuesto por las potencias imperialistas.
Lenin, tenía mucha razón cuando decía que la religión «es el aguardiente espiritual de mala calidad, en el que los esclavos del capital ahogan su figura humana». Y Más razón tenía, cuando afirmaba que la «opresión religiosa sobre el género humanos, no es más que producto y reflejo de la opresión económica en el seno de la sociedad».
Se constata que en América Latina, son los Estado y sus gobiernos, los principales promotores de las corrientes religiosas en los sectores atrasados de la población. Incluso en países considerados por muchos de «antimperialistas», de izquierda y «socialistas», se sigue impulsando, desde el Estado, un clericalismo que nada tiene que envidiar al que se difunde desde el Vaticano y los estados más reaccionarios del mundo.
«Antiimperialismo» y «socialismo» con religión
En Venezuela, Bolivia, Ecuador, así como Uruguay y Brasil, sin contar los países abiertamente pro imperialistas y lacayos, como Perú, Colombia, Chile, y otros, la Navidad tuvo el mismo contenido mercantil, fraudulento, consumista y litúrgico que se organizan desde iglesias, parroquias por el nacimiento de Cristo.
Navidad y año nuevo en Venezuela
Nicolás Maduro presidente de Venezuela, puso su mejor cara para decirle al pueblo venezolano: «la navidad es tan bonita esta fecha, es día de nacimiento y día de renacer… Le quiero desear una Feliz Navidad, que pasen una noche feliz de este 24 y que la convirtamos en una noche espiritual al lado de nuestra familia. Oremos y le pidamos a Dios que bendiga nuestra Patria con la paz, prosperidad y felicidad».
Si Nicolás Maduro rindió homenaje al nacimiento de Jesús, se olvidó de la inmensa pobreza de la población venezolana. Si la navidad es considerada por el mundo católico, la «fiesta de los niños», no fue tanto para los niños de Venezuela. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en Venezuela el 2.2% de niños entre 10 y 15 años trabajan en las peores condiciones para sobrevivir. A esta situación de drama hay que recordar que diferentes especialistas señalan que solo en los tres últimos años más de un millón de niños venezolanos abandonaron las escuelas por falta de medios materiales, entre ellos la alimentación.
En estas navidades, millones venezolanos pasaron la navidad y año nuevo, sin tener que llevarse a la boca. En este país fueron muchos los hambrientos que miraron de lejos los banquetes de los ricos. La falta de trabajo, los bajos salarios, la inflación, el desabastecimiento alimenticio, el alto costo de los alimentos y las sucesivas devaluaciones de la moneda siguen siendo un flagelo de la población. Según el Banco Central de Venezuela (BCV) solo para el mes de noviembre pasado la inflación fue de 76.6%, una de las más altas de américa Latina.
Venezuela y su «socialismo» del siglo XXI se ha convertido en una tragedia para los pobres y trabajadores de este país. Es diferente para los ricos que siguen aumentando sus beneficios y acumulan grandes riquezas. Diversos economistas de este país admiten que al concluir el 2014, cerca del 40% de la población cayó en la línea de pobreza. Este aumento en la pobreza es enorme si se considera que en el 2013 fue de 27.3%. (Economista José Guerra). Mismo el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reconoce que la extrema pobreza golpeaba a más de 3 millones de ciudadanos.
Para marzo del 2014, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Venezuela fue el segundo país de América Latina con el desempleo más alto. Más de 5 millones de personas son «trabajadores informales», sin salarios fijos, sin beneficios sociales ni jubilación. A esto se suma más de 6 millones trabajadores que no tienen un trabajo de calidad, y laboran sin protección de las leyes laborales.
Ecuador, tiempos de mendicidad
Para Rafael Correa, el presidente «revolucionarios «de Ecuador, la Navidad fue en tiempo de mendicidad y caridad. Correa, antes de emprender viaje a Europa a pasar las fiestas navideñas como hacen los ricos latinoamericanos, publicitó un espectáculo de telenovela. Para ello utilizó 250 niños pobres en medio de una enorme mesa, rodeada de «música, baile, caramelos, globos y regalos «se actuó para los medios de comunicación oficial. La vedette principal fue Correa y su vicepresidente Jorge Glas.
Ahí frente a las cámaras de la TV, la radio, la prensa escrita y otros medios de comunicación, Correa y su vicepresidente, desearon «una Feliz Navidad a los niños» y llamaron a «seguir construyendo un país de verdadera paz». El presidente ecuatoriano dijo en aquella caricatura de banquete cristiano: «ahora a nadie en Ecuador le faltará un pan en la mesa».
La Navidad de Rafael Correa, no refleja la dramática realidad de Ecuador del 2014. Según la página especializada América Economía, 24 de cada 100 ecuatorianos viven con menos de 2,6 dólares diarios. En el sector rural es aún más dramática esta situación. En este sector, dice el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la pobreza rural creció en 8,56%; es «decir, ocho de cada 100 ecuatorianos viven con menos de 1,5 dólar diarios». En el mismo informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) se revela que en Ecuador de los 4,2 millones de niños, niñas y adolescentes, de entre cinco y 17 años, 359.597 trabajan. De ellos, 250.379, el 69,74%, tiene menos de 15 años. Otra institución ecuatoriana señala que el «El 70% de los 4’8 millones de niños que viven en Ecuador son pobres». (Fundación Infancia Hoy).
Este país sigue siendo uno de los países más pobres y de desigualdad social de América Latina. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador (junio 2014) los pobres de este país aumentó a 24.53% y los pobres extremos llegó al 8.04 % de la población. La población es en este país de un poco más de 15 millones.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) Ecuador ocupa el puesto número 10 de los países más pobres de Latinoamérica. Oficialmente se reconoce que cerca 40% de la población viven en la línea de pobreza, pero extraoficialmente la pobreza va mucho más allá de los comentarios del gobierno. «Solo en el área rural el 41.69 % de la población se clasifica como pobre y el 16.04% como pobres extremos; y en el área urbana la incidencia de la pobreza es del 16.30% y la extrema pobreza del 4.20%.» (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador. Pobreza junio 2014).
Para julio del 2014, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de Ecuador informo que de una Población Económicamente Activa (PEA) de 7 millones el 51,07% estaba subempleada, es decir que no tiene un salario completo. Los pobres de Ecuador tienen un ingreso de 79.6 dólares por mes mientras que los pobres extremos solo perciben 44.90 dólares por mes. (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador. Pobreza junio 2014)
Otro drama para las clases populares en Ecuador, es la distancia entre los salarios y el costo de vida cotidiano. Canasta Básica Familiar (CBF) y el salario es enormemente desigual. En febrero del 2014 la canasta era de 628,27 dólares (su amento es constante) y el salario mensual después del 1° de enero 2015 aumentó a 318 dólares mensuales. En concreto la gran mayoría de la población trabajadora no tiene ni siquiera para cubrir sus necesidades básicas.
EVO Morales, navidad y niños mineros
A cuenta de Evo Morales, hay que añadir su expresión de felicidad en torno al nacimiento del niño Jesús. El presidente boliviano, «socialista y antimperialista» dijo que estas fiestas «deben servir para reflexionar y perfilar su vida por el «mejor camino de progreso».
Evo Morales, expresó su deseo de bienestar para las familias bolivianas y pidió a la población realizar una «profunda reflexión en Navidad al recordar el nacimiento y la vida de Jesucristo que dio su vida por los pobres, por la justicia y por eso desde acá expresar el bienestar de la gran familia boliviana», (23 dic (Xinhua).
Evo Morales, no tuvo ningún remordimiento cristiano frente al drama de niños que tiene que trabajar como esclavos para sobrevivir. En Bolivia hay más de 15 mil niños que trabajan en condiciones inhumanas en los socavones de las minas que rodean la ciudad de Potosí. Estos niños de 10, 12 y 15 a años cumplen las tareas más duras, como colocar explosivos, cargar, picadores de la roca, muelen el mineral, lo tratan con ácidos y son obligados a entrar en minúsculos túneles para extraer los minerales.
La jornada de estos niños es de 10 horas, 12 y 20. El salario es de 2 euros por día. Los patrones, para que estos niños resistan la brutalidad del trabajo, les entregan coca, alcohol y cigarros. Como narra Valentín Condori, un boliviano que trabajo como minero de muy temprana edad. «Tenía ocho años cuando he empezado a apoyar a mi padre enfermo trabajando en la superficie de la mina en Chorolque. Cuando murió, sus compañeros me permitieron ingresar a los socavones como ayudante para cargar mineral, luego he estado agujereando roca, preparando dinamitas y también las hice explotar. A Dios gracias, nunca tuve un accidente…. Empezamos en la madrugada. ‘Pijchamos’ (mascamos) coca, fumamos cigarrillos, tomamos un poco de alcohol, y así nos armamos de valor para entrar a la mina», relató a Tierramérica.
Un reciente estudio del Ministerio de Trabajo de este país, admite que son 848.000 niños y niñas, «con edades entre cinco y 14 años, que trabajan en el país, muchos de ellos en una veintena de actividades que se consideran peligrosas para los menores de edad». (Nueva Trubuna.es). Según este estudio oficial, 354.000 trabajan en el área urbana y 446,000 en el área rural.
El 17 de julio del 2014, el Congreso de Bolivia, a pedido de Evo Morales, aprobó la ley que permite que niños de apenas 10 años puedan trabajar. De esta manera, Bolivia, «antimperialista», y «socialista», es el único país del mundo donde la explotación y esclavización de niños y niñas es legal. Los beneficiarios de esta ley de la época de la colonia, son las empresas mineras, los terratenientes y los ricos bolivianos que utilizan estos niños a partir de 10 años como sirvientes y esclavos.
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