Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
I – Una justicia kafkiana
Un hombre libre en cautividad, esta es la paradoja de este hombre con convicciones y de un valor raro, víctima de las contradicciones francesas. Plenamente libre, pero rehén de las consideraciones políticas francesas donde el ministerio del Interior hace fracasar una puesta en libertad, no en nombre de la razón de Estado, sino por consideraciones electorales, donde la duplicidad hace las veces de postura moral ya que el principio de la separación de poderes, ruidosamente proclamado sobre todo después del escándalo Jérôme Cahuzac*, se pisotea subrepticiamente por medio de unas argucias de bajas maniobras políticas.
El Tribunal de Apelación había ordenado la liberación de Georges Ibrahim Abdallah supeditando su puesta en libertad a una orden de expulsión del territorio emitida por el ministro del Interior. Muchas personas han visto en esta decisión jurídica una doble pena encubierta infligida al preso. Un principio que la legislación francesa prohíbe. Otras personas, muy numerosas también, han considerado que el hecho de supeditar o cuando menos de condicionar la aplicación de una decisión judicial a una decisión administrativa del ministerio del Interior constituye un caso flagrante de ataque a los principios generales del derecho, un principio constitucional, la división de poderes.
Por su parte, El Tribunal de Apelación dictó una orden sin remisión a propósito de Georges Ibrahim Abdallah. Una decisión que cierra el camino a todo posible recurso ulterior ante una jurisdicción francesa. En resumen, una orden kafkiana en el sentido de que el decano de los presos políticos de Francia ya ha purgado su pena y se ha ordenado su liberación. El Tribunal de Apelación le devuelve a la casilla de salida: la prisión sin fin, sin salida.
II – Una posible petición de actuación de la justicia administrativa contra Manuel Valls
Las posturas del ministro del Interior [francés] Manuel Valls sobre su adhesión inalienable «al pueblo judío y a Israel» a causa a su nuevo matrimonio podría plantear la cuestión de lo bien fundado de una acción de la que se sospecha legítimamente en su contra debido a que su posicionamiento personal y afectivo, legítimo si es privado, está en contradicción con sus responsabilidades políticas desde el momento en que son públicas.
El ministro del Interior se encarga del mantenimiento del orden, pero en su calidad de ministro de los cultos [religiosos] se encarga también del mantenimiento de la concordia nacional. A no ser que se vea en ello la marca de un proceso dilatorio, de forma subyacente se plantea la cuestión de saber en qué sentido la expulsión a su país de origen de un preso constituye un atentado contra el orden público francés. Manuel Valls tenía que ratificar administrativamente una decisión judicial y no sustituir a la justicia, tanto más cuanto que su orden de expulsión equivale a expulsar fuera del territorio nacional a un preso sexagenario considerado peligroso para la seguridad nacional. Su credibilidad habría sido mayor si la política de los poderes franceses hubiera tenido una coherencia mayor absteniéndose, por ejemplo, de apoyar a los yijadistas mucho más peligrosos que el preso libanés, apoyando primero a las dictaduras árabes y favoreciendo después la toma de poder por parte de la franja más extrema del yijadismo errático en Libia, en Siria y en Túnez.
Militante propalestino de origen libanés encarcelado en Francia desde hace 29 años, Georges Ibrahim Abdallah es objeto de una increíble negación de derecho por parte de Francia, en medio de la indiferencia general de la opinión pública árabe e internacional, particularmente libanesa. Encarcelado en Francia desde 1984, ha batido el récord que hasta entonces detentaba Nelson Mandela (24 años), el jefe de la lucha nacionalista sudafricana y ahora reivindica el título de «Decano de los presos políticos en el mundo» al mismo título que Moumia Abou Jamal**.
Es cierto que este hombre es atípico en el sentido de que su trayectoria trasciende las separaciones tradicionales étnico-religiosas que constituyen los esquemas habituales del conflicto israelo-palestino. Militante comunista procedente de una familia cristiana del norte de Líbano, exalumno de congregaciones religiosas cristianas francesas en Líbano, Georges Ibrahim Abdallah fue condenado a la pena máxima prevista por la ley por la ejecución de un responsable del Mossad israelí y la de un agregado militar estadounidense en París en 1982.
Más allá de lo bien fundada que estuviera su condena sobre la base de pruebas discutibles, el hombre ha purgado su pena. Susceptible de ser puesto en libertad desde hace diez años, se le ha mantenido en prisión por orden directa de Estados Unidos, aguijoneado bajo mano por Israel. Por ejemplo, con el pretexto de que se cometió un «crimen de sangre» contra personas representantes de las autoridades pública. Más allá del debate sobre la materialidad de este crimen, a pesar de la desigualdad de las relaciones de fuerza, debido precisamente a esta desigualdad de las relaciones de fuerza exigimos la deportación de este caso y la actuación del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
[Exigimos] que Francia respete sus leyes, la expresión de la voluntad general representada por la Asamblea Nacional, artífice del Código Penal. Se ha cumplido íntegramente una pena, lo que implica la liberación del preso. Una liberación que no es un favor, sino la aplicación del principio de la legalidad de los delitos y las penas. La pena, que se cumplió de manera ejemplar, es decir, en conformidad con las reglas de buena conducta, abría la posibilidad de una liberación anticipada. No fue el caso. Pero esto tampoco se debe compensar con una detención si no ilegal, cuando menos arbitraria.
La aplicación de un derecho no constituye un favor, sino una obligación moral. El Derecho aplicable en Francia por Francia para el honor de Francia. Su prologada encarcelación firma una forma de prevaricación y le propulsa por ende al rango de símbolo de la militancia integral. ¿Por qué no concebir un recurso que choque contra el Comité de Derechos Humanos de la ONU (CEDH), los relatores especiales de la ONU o, mejor, un recurso de responsabilidad civil por una falta del Estado?¿Por qué aceptar la impunidad del Estado? En efecto, el Estado sigue siendo mayoritariamente un instrumento de dominación. Sí, pero ¿por qué acudir a un curandero cuando le puede curar un equipo hospitalario?
En efecto, hay una parte de desconocimiento ya de que el derecho es muy complejo e incluso incierto. De acuerdo, pero es importante romper la voluntad de utilizar el galimatías del derecho para bloquear casos en los que la acción jurídica podría permitir unos avances considerables. Grave. [Hay que] pensar que Israel juzga todos los días ilegalmente a palestinos y que en sesenta años Palestina no ha llevado a cabo ningún proceso serio contra Israel, ni en Palestina ni en otra parte.
Una condena a Francia por parte de las instancias europeas sería una brillante victoria de gran alcance estratégico y psicológico ya que sancionaría una negación de derecho en un país que abusivamente se considera «el país de los derechos humanos» …. y que sería culpable de abuso de derecho.
III- El recorrido atípico de un hombre de convicciones
Georges Ibrahim Abdallah, decano de los presos políticos árabes, es el honor de los árabes, la conciencia de los revolucionarios, el remordimiento vivo de los militantes de todo tipo.
Nacido el 2 de abril de 1951 en Al Qoubaiyat (norte de Líbano), militante comunista propalestino, resultó herido durante la primera invasión israelí de Líbano en 1978. Se considera que fue el jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Libanesas (FARL), cuyas operaciones en Francia se cree que dirigió desde Lyon con los seudónimos de Salih al-Masri y Abdu-Qad.
En 1982 las FARL reivindican el asesinato de Charles R. Ray, agregado militar estadounidense en París, el 18 enero de 1982, y de Yacov Barsimentov, diplomático israelí (el 3 de abril 1982) e hieren de gravedad a Robert Onan Homme, cónsul estadounidense en Estrasburgo. El 24 de octubre de 1984 es detenido en Lyon y el 10 de julio de 1986 la Sala Especial de lo Criminal lo condena a cadena perpetua y bajo las presiones unidas de Estados Unidos y de Israel por complicidad en el asesinato el 28 de febrero de 1987.
Georges Ibrahim Abdallah, decano de los presos políticos del mundo al mismo título que Moumia Abou Jamal, es el honor de los árabes, la conciencia de los revolucionarios, el remordimiento viviente de los militantes de todo tipo. Nació libre y sigue siéndolo, fiel a su compromiso, fiel a sí mismo, fiel a su libertad, su compañera de cautividad, durante su periodo de encarcelamiento.
En 30 años de cautividad este hombre nunca ha renegado de sus convicciones, nunca ha abandonado la lucha política, nunca le ha intimidado el comportamiento dilatorio de su carcelero, el ministro socialista neoconservador del Interior, Manuel Valls, fiel intermediario de las presiones estadounidense e israelíes. En la adversidad ha vencido a sus acerbos adversarios que han superpuesto a la negación de derecho un abuso de poder. La arbitrariedad en la «patria de los derechos humanos», ¡qué infamia, qué prevaricación! La marca del enanismo político.
Es necesario que se diga y que se sepa: Georges pertenece a la raza de los hombres libres. No más «Uncle Ben’s» que «Bounty». Ni un «nativo informante» (1) o un «rented negros» (2) que por desgracia pueblan nuestros tragaluces y contaminan nuestros espíritus.
Es necesario que se diga y que se sepa: Entre Georges Ibrahim Abdallah, decano de los presos políticos del mundo, y Samir Kantar, exdecano de los presos políticos árabes en Israel y la versión moderna de la oposición árabe, ahora invariablemente off-shore, invariablemente en los retos del antiguo poder colonial, existe una diferencia importante, una diferencia de estatura: «No hay fotos». La misma diferencia de estatura que entre Shirine Ebadi, Premio Nobel de la Paz, militante de los derechos humanos en el propio Irán, en su país, y los mundanos de la oposición catódica de Siria y de otras partes: «No hay fotos», tampoco en este caso. Un aderezo de diamantes frente a cacahuetes.
Georges Ibrahim Abdallah es el contraejemplo perfecto de los oponentes modernos árabes que se despliegan off-shore teledirigidos desde las cancillerías de las antiguas potencias coloniales, vestidos de traje de chaqueta y corbata, y una tarjetas de crédito doradas alimentadas por los petrodólares monárquicos.
El decano de los presos políticos árabes es el honor de los árabes, la conciencia de los revolucionarios, el remordimiento viviente de los militantes de todo tipo. Su prolongada encarcelación firma una forma de prevaricación y le propulsa por ende al rango de símbolo de la militancia integral. Inclinémonos ante Georges Ibrahim Abdallah y Samir Kintar, su compañero en la cautividad y la dignidad. Don hombres con convicciones que han trascendido su separación étnico-profesional que gangrena al mundo árabe para mantener la llama de la Resistencia e impedir que caiga en el servilismo.
Larga vida a Georges Ibrahim Abdallah. Que su ejemplo sirva de guía a la generación del relevo. Que las personas ávidas de paz y de justicia en el mundo se nos unan en esta lucha por el respeto a la palabra de Francia, ya que es importante que Francia respete su palabra para que el mundo pueda seguir respetando la palabra de Francia.
* Las declaraciones del exministro francés de Presupuesto Jérôme Cahuzac reconociendo haber cometido evasión fiscal hicieron tambalear el gobierno de Hollande. (N. de la T.)
** El autor olvida que el preso político vasco Jose María Sagardui, «Gatza», fue liberado el 13 de abril de 2011 tras pasar 31 años en la cárcel y que otro preso vasco, Jon Agirre Agiriano, fue liberado un año después tras cumplir una condena de 30 años. Actualmente hay 27 presos políticos vascos que llevan 25 o más años en la cárcel, véase: :http://issuu.com/etxerat/docs/informe_mensual_mayo_fcd1decd9e1028?workerAddress=ec2-174-129-62-208.compute-1.amazonaws.com (N. de la T.)
1-Nativo informante: personas que acaparan un comunicado sin ser representativas de este y cuyo discurso complace al auditorio dominante.
2- «Rented negros»: Negros estadounidenses que monopolizan el paisaje mediático para dar «un rostro negro a una opinión de blancos».
Fuente: http://www.renenaba.com/liban-france-georges-ibrahim-abdallah-contre-loubli/