Gobiernos e instituciones de la Unión Europea (UE) deben mantenerse vigilantes ante las manifestaciones oficiales de homofobia en países del este del bloque, en especial tras la aprobación en Lituania de una polémica ley, advirtieron organizaciones humanitarias
La norma aprobada el día 15 por el parlamento lituano prohíbe el debate sobre la homosexualidad en las escuelas, así como cualquier referencia al asunto en la información pública disponible para niños y niñas. Organizaciones de defensa de las minorías sexuales y de derechos humanos advirtieron que la ley convierte a los homosexuales en «ciudadanos de segunda clase», institucionaliza la homofobia, es discriminatoria y coarta la libertad de expresión.
Además, aumenta la vulnerabilidad de los jóvenes homosexuales, pues impide el intercambio de información con sus educadores y condiscípulos, quienes podrían temer a la hora de defenderlos ante intimidaciones o ataques.
Activistas creen que la norma infringe el Convenio Europeo de Derechos Humanos, vigente desde 1950. Por lo tanto, exigieron al Parlamento Europeo y a las instituciones de la UE a presionar al presidente de Lituania a que no sancione la ley e impida así su entrada en vigor.
«Esta ley viola, como mínimo, el espíritu y los principios de las convenciones europeas», dijo a IPS Juris Lavrikos, portavoz de ILGA-Europa, filial de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales.
«Ahora trabajamos con los europarlamentarios para que la UE tome una resolución al respecto. También hemos escrito una carta al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso», agregó Lavrikos
«Presionaremos para que esta ley se cambie. Es discriminatoria y retrasada», sostuvo el activista.
Otras organizaciones de derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional, ya coordinan con grupos lituanos el lanzamiento de de campañas por la anulación o enmienda de la ley.
En un comunicado de prensa, Amnistía declaró que la norma «reforzó la discriminación basada sobre la orientación sexual» y se enmarca en «un clima de intimidación y discriminación crecientes en Lituania contra lesbianas, gays, bisexuales y transgénero».
Pero las convenciones de la UE en esta materia solo cubren la discriminación en el empleo, pero no en otras áreas, lo que vuelve poco claro si la ley lituana las transgredí, señalaron activistas.
«Estamos asesorándonos legalmente si esta legislación viola el Convenio Europeo de Derechos Humanos, dado que segrega y discrimina a las personas de una cierta orientación sexual», dijo Lavrikos a IPS.
«De todos modos, es difícil analizar la aplicación y las consecuencias de esta ley antes de que entre en vigor. No es parte de ninguna ley laboral, para iniciar una acción legal debe ser implementada. Alguien tiene que presentarse y decir que fue discriminado», agregó.
«Por eso intentamos coordinar primero la presión política para que esta legislación sea cambiada, antes de adoptar medidas legales», explicó.
La aprobación de la ley no sorprende a los activistas por los derechos de las minorías, en este país de 3,5 millones de habitantes gobernado por políticos conservadores.
«La Iglesia Católica promueve aquí valores familiares tradicionales en materia de orientación sexual. Mientras, los periódicos del poderoso grupo de medios de comunicación Respublica predican la homofobia y califican a los homosexuales como ‘pervertidos'», dijo a IPS Eduardos Latovas, de la Liga Gay de Lituania.
«Los parlamentarios también han dejado en claro que no quieren aquí ninguna ‘marcha del orgullo gay’ o movilizaciones por el estilo», señaló.
El mes pasado hubo violentos choques en manifestaciones por el orgullo gay en Polonia y Rusia. La movilización fue directamente prohibida por el gobierno de Ucrania.
La primera marcha báltica del orgullo gay, en Riga, capital de Letonia, se realizó sólo este año, luego que las autoridades revocaran una prohibición impuesta por la oposición.
La Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE divulgó una encuesta según la cual el apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo era elevado en países de Europa occidental como Holanda (82 por ciento de los entrevistados), Suecia (71) y Dinamarca (69), pero muy bajo en naciones de Europa oriental como Letonia (12) y Rumania (11 por ciento).
La animadversión hacia las minorías sexuales se refleja en los dirigentes políticos. El presidente del gobernante Partido Nacional Eslovaco ha formulado declaraciones homofóbicas en reiteradas ocasiones.
En Polonia, miembros del opositor partido Ley y Justicia opinan que la homosexualidad es una enfermedad. Su ex líder y ahora presidente del país, Lech Kazcynski, dijo vez que los homosexuales provocarían el fin del mundo.
El alcalde de la capital de Rusia, Yuri Luzkhov, prohibió la marcha del orgullo gay y calificó la homosexualidad de «satánica» cuando informó al respecto.
Analistas atribuyen la actitud homofóbica de esas sociedades no sólo a la influencia de dirigentes políticos, medios de comunicación o líderes religiosos, sino también a la de los regímenes comunistas que predominaron en esa región desde mediados a fines del siglo pasado.
«Bajo el comunismo, Europa oriental quedó fuera de la evolución social durante ese periodo se registró en Occidente respecto de la homosexualidad», dijo Lavrikos a IPS.