«En Macondo no ha pasado nada, ni está pasando ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz.»– Gabriel García Márquez, Cien años de Soledad. Quienes hayan leído Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, inmediatamente identifican Macondo, en donde entre las primeras novedades, Melquíades llevó el hielo, para asombro de los macondianos. En este […]
Quienes hayan leído Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, inmediatamente identifican Macondo, en donde entre las primeras novedades, Melquíades llevó el hielo, para asombro de los macondianos.
En este otro Macondo, también conocido como Honduras, anuncian con bombos y platillos, la llegada de la gran novedad del futuro: el radar.
Un radar comprado por una bagatela, más de 25 millones de dólares, a Israel, que es prácticamente nada para un país que vive con superávit que envidia cualquier potencia mundial.
Tal parece que este radar es una contribución del ex Gobernador de Honduras, Porfirio Lobo Sosa aliado con el entonces presidente del congreso, ahora nuevo Gobernador de USA en Honduras, Juan Orlando Hernandez, a los Estados Unidos, país que en los últimos años ha padecido una crisis económica que ha ido superando poco a poco y logrará superarla totalmente con la ayuda de países amigos como Honduras.
La prioridad del radar es cuidarle las espaldas a los Estados Unidos, para que no entre drogas a ese pobre país del norte, pues es el principal consumidor en el mundo. ¿Cómo lo hará si está en crisis y las drogas son tan caras?
Ya hay fiebre de alegría y optimismo en Honduras, pues las bondades del radar son muchísimas, no solo sirve para divisar aeronaves que hay que derrocar sino que será como un monumento mágico. Aseguran que ya se están preparando excursiones de distintas partes del país para que los pobladores vayan a saludar el radar. Según expertos, exponerse al radar por un cuarto de hora, hace que la gente sea más inteligente, cura enfermedades crónicas y terminales, produce un estado de felicidad inexplicable y ya con esto Honduras se pone a la vanguardia en el mundo como el país más feliz y solvente.
Es tan mágico el radar que solo supieron de su presencia y ya los dedicados al negocio del narcotráfico salieron huyendo de Honduras, y las cifras de muertes rebajó de inmediato en el país. Toda esta maravilla de la Nueva Honduras comienza el 28 de junio del 2009, día del golpe de Estado, y se complementa hoy con la llegada del radar.
No es de dudar que dentro de unos años, desde los lugares más recónditos de Honduras cada marzo habrá peregrinaciones: algunos recorriendo kilómetros de rodillas, otros arrastrando pesadas melenas de promesas, no faltará quienes se flagelen en el recorrido, otros llegaran tatuados (¡cuidado Polache!) pero una vez llegados al monumental radar desaparecerán todas sus penas.
Es que 30 millones de dólares, otros tantos que cuesten otros dos que faltan, aun si se llega a los 500 millones de dólares y/o sobre pasa, no es nada para un país como Honduras que vive tan bien que no parece de este mundo.
Eso es lo bueno en un país que vive tan bien como Honduras, se le regala solidariamente a los países que están necesitados como EEUU, China, la Union Europea, esos pobres países están pasando penurias, para su gloria y gracia existe Honduras que les sacará de ese desacelere económico.
Sucede que Honduras ha sido víctima de la mala prensa, de periodistas y escritores mentirosos, que pintan una pobreza que en la realidad no existe. En Honduras abundan los carros blindados, puñados de Mercedes Benz, BMW, Prados. Por supuesto, quizá no todos sus pobladores tengan acceso a estas marcas, pero el más pobre de los hondureños tiene sus dos autos parqueados en su casa propia, quien no tiene casa tiene su buen apartamento en lujoso condominio. Y la dieta alimenticia general va desde el caviar hasta los más diversos importados jamones. El que no come es porque no quiere o simplemente por capricho, porque está acostumbrado a los frijoles y tortillas.
Esa es la razón porque el gobierno de Honduras no hace nada cuando a diario deportan cantidad de hondureños desde los Estados Unidos, pues van a quitarle la comida a un país que no tiene qué comer, habiendo abundancia en el propio, entonces es más que justo que los deporten y que nadie proteste.
Ya con el radar se acaba el último problema que había: si sube la gasolina, la luz, el agua, no importa, profileran las masacres contra jóvenes acentuando la limpieza social, en Honduras abundan los dólares y los euros, que suba lo que sea que hay capacidad de pago, el más pobre de los catrachos realiza dos viajes de placer al año a cualquier parte del mundo.
Todo esto explica por qué en Honduras nadie protesta, ¿Quién va a protestar viviendo tan envidiable nivel de vida? ¿Quiere saber otras maravillas más aparte del radar de la Nueva Macondo? Sencillo: entre a amazon.com y busque El último habitante de Macondo.
¡Viva el radar!
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