¿Seguirá a las explosiones del 7 de julio en Londres una mayor oposición a la guerra y ocupación imperialista que ya ha costado tantas vidas y tanto sufrimiento en tantos países? ¿O podrán las fuerzas políticas de expansión corporativa e imperial de los EEUU y Bretaña utilizarlas para continuar con su agenda de guerra y […]
¿Seguirá a las explosiones del 7 de julio en Londres una mayor oposición a la guerra y ocupación imperialista que ya ha costado tantas vidas y tanto sufrimiento en tantos países? ¿O podrán las fuerzas políticas de expansión corporativa e imperial de los EEUU y Bretaña utilizarlas para continuar con su agenda de guerra y saqueo? Esta es ahora la pregunta con la que se enfenta el movimiento progresista.
La pérdida de vidas inocentes, la mayoría de ellas personas en camino a su trabajo, desde luego que destroza el corazón y no hay forma de justificarla. Por eso precisamente hay que tomar una postura muy fuerte no sólo contra la violencia y el terrorismo en lo abstracto, sino contra los bombardeos diarios de Iraq y Afganistán donde la violencia contra personas inocentes es ejecutada por Washington y Londres en muchísima mayor escala cada día.
Por ejemplo, el 1 de julio un avión de bombardeo B-52 de los EEUU, usando misiles guiados a distancia, impactaron a un complejo de viviendas en la provincia de Kunar en Afganistán, matando por lo menos a 17 personas, incluyendo a mujeres y niñ@s. Hasta el régimen pro- estadounidense de Hamid Karzai tuvo que condenar este bombardeo totalmente injustificado. ¿Dónde estaban las expresiones de horror e indignación de los líderes occidentales?
El bombardeo indiscriminado de ciudades, aldeas, incluso de fiestas de boda, donde familias enteras son asesinadas; soldados que sacan y arrastran a personas de sus camas por la noche para ser golpeadas, amordazadas, encapuchadas, atadas y llevadas a campos de concentración donde encaran el tormento, la humillación sexual, la irrisión y la profanación de lo que para ellas es sagrado, e incluso el asesinato; el acorralamiento y detención de decenas de millares de árabes y musulmanes por los gobiernos de Bush y Blair sin ningún proceso jurídico, a menudo confinándolos en absoluto secreto por períodos indefinidos — esto es lo que ha quebrantado la paz en muchas partes del mundo. Esto es lo que ha enfurecido a los pueblos del Medio Oriente.
No importa quien sea responsable de los bombardeos de Londres — y tenemos razones sobradas para ser escéptic@s de las informaciones y conclusiones proporcionadas por los gobiernos que han mentido deliberadamente al pueblo durante cada etapa de estas guerras — lo que sucedió en Londres definitivamente está relacionado con la injusta y depredadora guerra y ocupación de Iraq y Afganistán.
No podemos permitir a los arquitectos de estas guerras que utilicen este terrible acontecimiento como excusa para mayor agresión, matanza y devastación. Ya los medios noticieros se han enfocado únicamente en los bombardeos en Londres e ignorado virtualmente las inmensas demostraciones en Escocia contra la G-8, la guerra y el gobierno de Blair.
Ni podemos permitirles utilizar estos bombardeos para reforzar las leyes e instituciones represivas y anti-democráticas que inevitablemente se utilizarán aquí contra las justas luchas de l@s trabajador@s y personas oprimidas, especialmente cuando el nivel de vida disminuye por pagar las costosas aventuras militares de la clase gobernante.
La fuerza motriz detrás de estas guerras no es la amenaza de armas de destrucción masiva, ni de terrorismo, ni de cualquier otra de las excusas dadas por los gobiernos invasores. Sus mentiras han sido totalmente expuestas. Entonces, ¿qué es? Es pura y simplemente la lujuria por las ganancias de un pequeño grupo en estos dos países imperialistas, que controlan las compañías de petróleo y los bancos más grandes del mundo y por lo cual esgrimen un poder político desmesurado a escala global.
En el siglo XXI, las guerras de dominación colonial e imperial ya no pueden contenerse sólo dentro de los países invadidos y explotados por los aspirantes a colonizadores. Esto es un hecho de la vida moderna. Una vez que la guerra se desata, el campo de batalla es global.
No siempre fue de esta manera. Por varios siglos, los poderes imperialistas eran capaces de extender su dominación y explotación sobre regiones vastas del mundo, utilizando los métodos más brutales. Literalmente decenas de millones de personas en los países oprimidos fueron masacradas en guerras, intervenciones, «acciones policíacas» y operaciones secretas.
Fue sólo cuando la lucha por las colonias tomó la forma de guerras mundiales entre los imperialistas, que la matanza y el sufrimiento causado por este sistema capitalista guiado por las ganancias, fue traído a casa en inmensa escala, especialmente para los trabajadores de Europa y Japón.
Si nosotr@s dentro de los países imperialistas vamos a terminar la guerra y el sufrimiento, si vamos a salvar a nuestr@s jóvenes de luchar y morir en guerras de conquista, si vamos a restablecer relaciones amistosas con los pueblos del mundo, entonces debemos considerar la vida del pueblo medio-oriental, asiático, africano y latinoamericano tan preciosa como la propia nuestra. Debemos luchar contra el terrible sistema de explotación y opresión racista que extrae super-ganancias del trabajo de miles de millones alrededor del mundo. Debemos organizarnos y acercarnos a las masas en nuestros países, llevando la verdad sobre estas guerras y a cual interés de clase sirven.
Más que nada, debemos demandar la retirada inmediata e incondicional de las fuerzas estadounidenses del Oriente Medio, Afganistán y de todos los países bajo la dominación neocolonial. Es la única manera de evitar que esta lucha se convierta en una catástrofe aún más grande.