Los discursos políticos y mediáticos contemporáneos construyen unas imágenes de los barrios populares de bloques de viviendas suburbiales y de sus habitantes centrados en las ideas de descomposición, desestructuración y peligrosidad. Los dos enfoques más recurrentes de estas construcciones son el miserabilista y el estigmatizante. El primero se detiene con toda justicia en la degradación […]
Los discursos políticos y mediáticos contemporáneos construyen unas imágenes de los barrios populares de bloques de viviendas suburbiales y de sus habitantes centrados en las ideas de descomposición, desestructuración y peligrosidad. Los dos enfoques más recurrentes de estas construcciones son el miserabilista y el estigmatizante. El primero se detiene con toda justicia en la degradación de las condiciones de vida de los habitantes de estos barrios desde hace tres décadas, pero tiende a ocultar las tentativas y los intentos de reacción, de reconstrucción, de respuesta política que iniciaron estos habitantes y en particular los jóvenes de estos territorios. El segundo oculta el contexto económico y social, y se contenta con estigmatizar a los habitantes de estos barrios por medio de vocablos como el célebre «gentuza» presidencial 1 . Aun siendo importante, el único punto en común de estos dos enfoques es ocultar la dimensión política de la vida en estos barrios, que lleva a invisibilizar las múltiples formas de expresión y de conciencia política que no han dejado de desplegarse en estos espacios. Aunque no podemos ser exhaustivos, tratemos de recordar algunas de las etapas de su historia política y de las respuestas institucionales que se les han dado. Los procesos socio-económicos que actúan en los barrios populares
En otras obras [Bouamama, 2005] hemos desarrollado los procesos que actúan en estos barrios y medios populares desde hace tres décadas. En ese lapso los barrios populares han pasado del estatuto de «contra-sociedad» 2 al de «gueto» encerrado en unas fronteras invisibles aunque cada vez más infranqueables.
El primer proceso es una precarización generalizada de los habitantes de estos bloques de viviendas suburbiales . Las grandes reestructuraciones industriales de la década de 1980 se traducen en una masificación del paro y en un a precarización de gran magnitud. Si bien esta afecta al conjunto de la población obrera, los habitantes de estos conjuntos de bloques de viviendas suburbiales están aún más precarizados debido a los sectores industriales en los que trabajan: el automóvil, la minería, la siderurgia, el textil, etc. Es evidente la relación entre la situación geográfica de los bloques en cuestión y los sectores en los que se implantan estas industrias. La proporción de la inmigración y de sus hijos en estos bloques también es un reflejo de la proporción de la inmigración en el mundo obrero.
El segundo proceso es el de » guetización » a consecuencia del proceso anterior, por una parte, y de la gestión que de esta hacen los poderes públicos, por otra. Por supuesto, la precarización salarial tiene unas consecuencias territoriales: la producción de » guetos » sociales. La concentración en estos barrios populares de los impactos más importantes del paro y de la precariedad, añadida a los discursos catastrofistas de los medios y del mundo político sobre la inseguridad van a suscitar un movimiento de » huida de todas aquellas personas que todavía pueden huir » . Así, en estos barrios populares rebautizados erróneamente cités o banlieues 3 , solo quedan quienes son asignados a un territorio por su condición social. De este modo, en una lógica de separación se tiende a reforzar una barrera invisible o una frontera [Donzelot, Mével, Wyvekens, 2003].
Precarización y guetización van acompañadas de un proceso de etnización. Evidentemente, la geografía industrial explica los territorios en los que se instalan unos padres inmigrantes. Veinte años después, sus hijos, convertidos a su vez en padres, siguen habitando los mismos territorios mientras que una parte de los » blancos » huye de ellos 4 . Esta etnización objetiva va acompañada de una etnización subjetiva por medio de la difusión mediática y política de explicaciones culturalistas. Los esquemas mediáticos y políticos imponen de manera dominante el factor cultural, religioso y educativo (la poligamia, el «niño que es el rey de la casa » de ciertas culturas, la parentalidad que falla, los padres dimisionarios, el integrismo religioso, el pañuelo y el » burka » , las carencias » de integración » , etc.) como causalidad en vez de unos factores materiales y unas condiciones económicas y sociales. Estas etnizaciones a la vez objetivas y subjetivas ocultan el desarrollo de un sistema generalizado de discriminaciones racistas. Así, la encuesta de la Organización Internacional del Trabajo (2006) pone de relieve que cuatro empleadores de cada cinco eligen al candidato del grupo mayoritario, aun siendo todas las condiciones iguales (titulación, experiencia, trámites, C.V. , etc.) .
Hacia una ciudadanía política activa
Los factores descritos forman la base de las acciones militantes de una parte de la población de estos grandes bloques de viviendas desde la década de 1980, y han sido muchas. Citemos algunas etapas imprescindibles para entender la situación actual de estos barrios.
La primera etapa imprescindible es la que en otras obras hemos denominado » el ciclo de los mercados » [Bouamama, 1994]. El factor desencadenante fue el «asesinato de los hermanos » 5 que por toda Francia enlutó estos barrios en el verano de 1983. Durante tres años, unos jóvenes recorrieron Francia en unas marchas pacíficas con reivindicaciones y esperanzas.
La marcha de 1983 6 por la igualdad y contra el racismo está lejos de ser casual, es el resultado de una lenta maduración. Va precedida de muchas acciones autónomas más modestas ignoradas por los medios. En la región de Lyon y en la banlieue parisina existe desde hace varios años una experiencia de autoorganización. En nuestra opinión, más allá de la visibilidad generalizada del cortejo que llegó a París que contaba con más de cien mil personas, la significación política de la marcha por la igualdad radica en dos dimensiones menos visibles.
La primera es la significación sociológica de esta marcha y de las que l a seguirían. Estas acciones colectivas marcan la llegada al mercado de empleo y de otros bienes escasos de la primera generación francesa procedente de la inmigración poscolonial, que en aquel momento era esencialmente magrebí. En estos mercados de bienes escasos, esta generación nacida francesa se enfrenta a discriminaciones racistas. La segunda dimensión está constituida por la efervescencia política que caracterizó esta primera marcha: cada etapa estuvo marcada por múltiples debates públicos, se crearon cientos de asociaciones tras el paso de las personas que marchaban y por todas partes emergieron dirigentes legítimos y reconocidos por los jóvenes de los barrios populares.
A pesar del recibimiento que le hizo el presidente de la República y del desarrollo de un discurso mediático y político sobre los « beurs » 7 , la situación no cambió y el gobierno de la época no emprendió ninguna iniciativa pública de envergadura. Un año más tarde una nueva marcha recorrió Francia en ciclomotor . » Convergencia » no es una simple réplica de la marcha del año anterior. Se distingue de ella por la calidad de su análisis y las nuevas reivindicaciones que plantea. En el centro de » Convergencia » se sitúa la multiculturalidad, con lo que se pone en tela de juicio el modelo francés de integración. Aparece el concepto de ciudadanía como estatuto diferente de la nacionalidad. El criterio que se plantea para conceder unos derechos en las « cités » es la residencia duradera en el territorio francés, independientemente de la nacionalidad de la persona. Se antepone la igualdad de los derechos como l a necesidad de una sociedad democrática moderna. La ciudadanía se piensa igualmente como una participación más directa en el poder en los diferentes espacios de vida (barrios, escuelas, viviendas, etc.).
En el preciso momento en el que el movimiento de los jóvenes de los barrios populares precisa sus reivindicaciones y sus análisis aparece » SOS Racismo » . Esta organización es una estrategia de una de las corrientes del Partido Socialista para reconquistar una audiencia entre la juventud y, a la vez, para reforzar su lugar frente a otras corrientes. Se movilizarán unos medios colosales tanto a nivel material como mediático para lanzar una verdadera OPA al movimiento de las « cités » . El movimiento de los jóvenes vuelve a verse confrontado a su aislamiento, por lo que g anará en radicalidad pero perderá en eficacia. La llegada de SOS Racismo al escenario político y mediático vacía la cuestión de los jóvenes procedentes de la inmigración de su dimensión contestataria y de su radicalidad . A partir de entonces se da la vuelta al discurso clásico de la integración. Los jóvenes dejan de ser unos alborotadores que cuestionan el modelo francés para convertirse en unos pobres « beurs » a los que hay que integrar. Sus reivindicaciones culturales y sociales son sustituidas por un discurso humanista abstracto y generoso, un cajón de sastre en donde cabe todo.
El decorado ya está preparado : los medios y el mundo político ignorarán las múltiples iniciativas autónomas de dimensión nacional o local, a pesar de que son numerosas en ambas dimensiones . A escala nacional, el Mouvement de l’Immigration et des Banlieues [Movimiento de la Inmigración y de los Suburbios] multiplica las acciones reivindicativas, la coordinación de asociaciones Mémoire Fertile – agir pour une nouvelle citoyenneté [Memoria Fértil – actuar por una nueva ciudadanía] presenta las primeras listas autónomas a las elecciones municipales, desde 2007 el Foro Social de los Barrios Populares trata de diseñar unas perspectivas comunes a las diferentes tendencias militantes de es os barrios, el Movimiento de los Indígenas de la República trata por medio de su iniciativas de plantear la cuestión poscolonial y denunciar el sistema de discriminaciones racistas que se desprende de él, etc. A escala local se despliegan multitud de iniciativas: Mouvement Autonome de l’Immigration [ Movimiento Autónomo de la Inmigración] en Lille, DiverCité en Lyon, Les Motivé(e)s [ Los y l as Motivadas] en Toulouse, etc., por citar solamente aquellos que pudieron pulverizar el muro del silencio mediático y político. Lo menos que se puede decir es que los barrios populares no son desiertos políticos marcados por la apatía y la atonía.
De la instrumentalización a la revuelta
En dos obras [Bouamama, 1994 y 1996] hemos descrito la historia de las instrumentalizaciones que llevaron a abortar un movimiento autónomo de los jóvenes procedentes de la colonización en el curso de la década de 1980. Por múltiples razones, la izquierda en el poder contribuyó voluntariamente a impedir la expresión política de la legítima revuelta de es os jóvenes: miedo al ascenso del Frente Nacional y apropiación de una parte de su temática para atraer a su electorado, conversión al liberalismo considerado imprescindible económicamente, miedo a un movimiento incontrolado y considerado incontrolable debido a su radicalización, etc. La operación SOS Racismo es la vertiente política de este intento de sustituir un movimiento nacional contestatario por un movimiento nacional consensual. Por su parte, la captación de dirigentes es la vertiente económica de la instrumentalización de las asociaciones y colectivos de los barrios populares. A causa de la precariedad, estos son ampliamente instrumentalizados por partida doble . El primero es la contratación en puestos de trabajadores sociales, haciéndoles pasar de portavoces de una población a un estatuto de intermediario cuyo objetivo es garantizar la paz social. El segundo es la concesión de subvenciones con el objetivo de delegar en las asociaciones unas tareas destinadas hasta entonces a la administración pública. Se destruía así el nuevo marco » social y mental » que las marchas habían tratado de producir para dar una salida a la revuelta legítima. De ello se desprendió una pérdida de crédito del compromiso militante para los » hermanos y hermanas pequeñas » , lo que contribuye así al desarrollo de actitudes nihilistas y de descomposición.
Se pueden destacar dos consecuencias importantes. En primer lugar estamos en presencia de importantes daños humanos en esta generación de militantes sometida a una doble crítica: crítica por parte de los cargos electos y de los poderes públicos de su incapacidad de controlar socialmente los barrios populares, y crítica por parte de las nuevas generaciones procedentes de la colonización por su papel de » apagafuegos » de la revuelta. En segundo lugar, estamos ante importantes daños humanos entre los jóvenes procedentes de la colonización. Así, en nuestra opinión hay que vincular el desarrollo de la toxicomanía que afectó a la gran mayoría de familias procedentes de la colonización con la desaparición de los canales de expresión política.
Mientras tanto, la situación de los barrios populares se ha degradado aún más y las discriminaciones en función del origen se han vuelto sistemáticas. En cada barrio popular, decenas de jóvenes que habían jugado el juego de la inversión y del éxito escolar se encuentran asignados al mismo lugar social que sus padres inmigrados. Además, el desarrollo del discurso de la seguridad como argumento central de la legitimación electoral, la estigmatización de los barrios populares en el discurso político y mediático, el desarrollo de las explicaciones culturalistas que niegan el contexto económico y social de los barrios populares, etc., tienden a presenta r a la juventud de estos barrios populares como población peligrosa. Las expectativas y demandas explícitas e implícitas con respecto a la policía adoptan frecuentemente un cariz de guerra : » reconquista de los barrios » , unas » zonas sin ley» , « karcher » 8 , » gentuza » , etc. La confrontación construida social y políticamente con las fuerzas de policía produce un resultado inevitable: el incremento de la » muerte de los hermanos » . Las revueltas que no han dejado de agitar a los barrios populares desde hace veinte años y que produjeron la explosión de cuatrocientos barrios durante veintiún días en noviembre de 2005 no son sino el resultado previsible de esta destrucción de los canales de expresión políticos autónomos en un terreno de degradación sin precedentes de las condiciones de existencia y de las esperanzas sociales de los habitantes de los barrios populares. Un joven al que se le preguntó sobre las revueltas de noviembre de 2005 resumía la situación en una frase: » Se nos trata como esclavos, nos rebelamos como animales » .
Les quartiers populaires de type grand ensemble : des gentils «beurs» à la méchante «racaille», Les Figures de la Domination [en ligne], mis en ligne le 12 décembre 2010, URL: http://www.lesfiguresdeladomination.org/index.php?id=523.
[Traducido del francés para Boltxe kolektiboa por Beatriz Morales Bastos.]
Bibliografía
Saïd Bouamama : Dix ans de marche des Beurs, chronique d ‘ un mouvement avorté , París, Desclée de Brouwer, 1994.
Saïd Bouamama: Contribution à la mémoire des banlieues , París, Editions du Volga, 1995.
Jacques Donzelot, Catherine Mével, Anne Wyvekens: Faire société. La politique de la ville aux États-Unis et en France , París, É ditions du Seuil, 2003.
Eric Cediey, Fabrice Foroni: Les Discriminations à raison de «l ‘ origine» dans les embauches en France – Une enquête nationale par tests de discrimination selon la méthode du BIT, Genève, Bureau international du t ravail, 2006 .
1 En 2005, cuando era ministro del Interior, Nicolas Sarkozy calificó a los habitantes de los suburbios ( banlieues ) de » racaille » , » gentuza » . (N. de la T.)
2 Término acuñado por el sociólogo francés Henri Mendras para referirse a todos aquellos integrantes de una sociedad que no pueden seguir la velocidad de movimiento que e sta impone. (N. de la T.)
3Las dos palabras se usan para designar los suburbios de las grandes ciudades.
4 Retomamos a propósito esta expresión de los jóvenes hijos de la colonización. Con otras como « gaulois » [galos] , « fromages » [quesos] , « caisfran « , etc., pone de relieve la magnitud de esta etnización del territorio y de las conciencias. Estas expresiones las produce una realidad en curso de etnización y, a la vez, son productoras de esta. [ « Caisfran » es « français » , francés, en verlan, el lenguaje que invierte la posición de las sílabas. Significa lo mismo pero marca el hecho de que estos jóvenes no se sienten considerados franceses en pie de igualdad con los demás. ( N. de la T.) ]
5 Muchos jóvenes de los barrios populares utilizan esta expresión para denominar a su s amigos.
6 Recordamos los acontecimientos que tuvieron lugar en la ZUP [siglas de Zona de Urbanización Prioritaria] de Minguettes, en Vénissieux (departamento del Ródano).
7 Los « beurs » son los descendientes nacidos en Francia de los emigrantes magrebíes. (N. de la T. )
8 Karcher es el nombre de uno de los principales fabricantes del mundo de equipos de limpieza. La palabra «karcher» la utilizó Nicolas Sarkozy para decir que había que limpiar los barrios populares de la «gentuza». (N. de la T.)
Fuente: http://www.matxingunea.org/dokumentua/barrios-populares-suburbiales-de-los-amables-beurs/