Desde hace semanas, casi a diario, los grandes medios de comunicación informan que: «El gobierno griego de Alexis Tsipras es hasta tal punto intransigente que la Unión Europea, el BCE y el FMI no pueden desbloquear la ayuda de 7,2 mil millones de euros que vence el 30 de junio» . Una «información» que cuenta […]
Desde hace semanas, casi a diario, los grandes medios de comunicación informan que: «El gobierno griego de Alexis Tsipras es hasta tal punto intransigente que la Unión Europea, el BCE y el FMI no pueden desbloquear la ayuda de 7,2 mil millones de euros que vence el 30 de junio» . Una «información» que cuenta justo lo contrario de lo que pasa. No es más que propaganda. Estas tres instituciones, que representan el poder de las clases dominantes en Europa y más allá -como el FMI- quieren infligir una derrota al gobierno de Syriza; un gobierno elegido el 25 de enero y que, desde entonces, es la expresión de una opción democrática del pueblo griego, según los parámetros «tradicionales» que utilizan sin cesar los media.
A nivel europeo, los sectores dominantes (sean sus representantes políticos de derecha o de la llamada izquierda (François Hollande ou Matteo Renzi) y las instituciones financieras y la patronal- quiere demostrar la imposibilidad de poder desarrollar una política anti-austeridad a favor de la mayoría de la población. Es por eso que no retroceden ni un milímetro en las negociaciones. El 14 de junio, los representantes de los acreedores recibieron durante 45 minutos (!) a los representantes del gobierno griego. Su mensaje fue simple: o aceptáis todo o no habrá ningún acuerdo.
Estos últimos días, las imágenes de los griegos delante de los bancos para retirar fondos en los cuatro bancos más importantes de Grecia, se han convertido en el símbolo del pánico bancario. Sin embargo, las retiradas masivas de fondo comenzaron antes, el año 2010, con el primer plan de austeridad. Las realizaron las grandes fortunas que desplazaron su dinero a paraísos fiscales como Suiza. Ahora mismo, quienes se ven obligados a retirar dinero son las pequeñas y medianas empresas que se ven en la necesidad de pagar al contado a sus proveedores.
El discurso oficial europeo (el plan Juncker en torno a las cuotas de repartición de los solicitantes de asilo) centra la atención sobre la situación italiana; sin embargo, hay un silencia casi absoluto sobre las necesidades de Grecia para responder a las llegada masiva de refugiados…, cuando miles de jóvenes cualificados griegos se ven obligados a emigrar para trabajar en los hospitales suizos o alemanes, etc. O sea, cientos de millones gastados por el Estado griego (y sus contribuyentes) para su formación que no se consideran una deuda hacia este país.
El cuento chino de los 35 mil millones
La comida de coco política se hace del siguiente modo: el gobierno de Tsipras estaría secuestrado por el ala izquierda de Syriza y no por los acreedores y sus instituciones. Un ejemplo reciente de esta arrogancia de clase, es el siguiente: en sus propuestas para llegar a un acuerdo, el gobierno griego planteaba incrementar la tasa impositiva de los beneficios de las grandes empresas del 26 al 29 %. El 24 de junio; el FMI rechazó este incremento y propuso el ¡28 %! Una mezcla de insolencia, que roza con el ridículo, y la voluntad de estrangular al gobierno griego. Efectivamente, el FMI se opone a algunos incrementos en los impuestos -no a un IVA socialmente injusto- para poner el acento en los recortes presupuestarios que afectan al sistema de salud, a las pensiones y a los salarios del sector público. Dicho de otro modo: hundir aún más en la miseria a la mayoría de las ciudadanas y ciudadanos griegos, poniendo a prueba su capacidad de resistencia así como la de las fuerzas políticas, asociativas y sindicales que les representan. Las «instituciones» (la Troika), con la complicidad de la burguesía griega representadas por la Nueva Democracia de A. Samaras [antiguo primer ministro], el moribundo Pasok de Evangelos Venizelos -presidente saliente- y de Fofi Genminata, y To Potami (El rio) de Stavros Theororakis-, quieren imponer todo un programa de contra-reformas por etapas. Su objetivo: enviar una señal al conjunto de los trabajadores y trabajadoras y las clases populares de Europa.
Para ello utilizan un palo de verdad y una zanahoria de mentiras. De repente, el anuncio realizado hace tres días por el presidente de la Comisión europea, Jean-Claude Juncker, de un plan de 35 mil millones para Grecia pasó a ocupar la portada de los media. Un engaño en toda regla. Por tres razones: 1.- esos 35 mil millones ya estaban incluidos en los fondos estructurales; 2.- 20 mil millones son fondos estructurales y 15 mil de ellos deberían estar destinados a la agricultura (una gran parte en forma de préstamos cuyo interés se desconoce); y 3.- mientras que legalmente la concesión de estos 35 mil millones no está condicionada a nada, la Comisión Europea vincula su otorgamiento a alcanzar el «acuerdo»; es decir, a someterse a sus diktaks.
Las únicas «acciones unilaterales» prohibidas son las del gobierno griego. Por el contrario, las «instituciones» y su representante en Grecia, Yannis Stournaras, presidente del Banco Central griego, no dejan de adoptar decisiones unilaterales escudándose en las negociaciones.
Reembolso permanente
La prensa insiste sin descanso: el gobierno griego necesita que los 7,2 mil millones de euros sean desbloqueados para reembolsar los préstamos que vencen en los próximos dos meses y medio. Una simple constatación deja al descubierto el timo: de los 7,2 mil millones de la ayuda, 5,5 mil millones volverán a los acreedores a fin de julio y 3,2 mil millones a finales de agosto.
El meollo de la política de las «instituciones» está en la deuda que el «Comité para la verdad de la deuda griega» ha calificado de ilegal, ilegitima y odiosa con argumentos sólidos [http://www.vientosur.info/spip.php?…]. Las «instituciones» exigen austeridad y ni siquiera aceptan discutir de una reestructuración de la deuda (ampliar su vencimiento, modificar las tasas de interés, anular una parte…) mientras no hayan logrado imponer una marcha atrás radical al gobierno de Tsipras.
Ahora bien, desde el punto de vista de los economistas y gobernantes «lúcidos», las medidas de austeridad sin una restructuración de la deuda no conducen más que a un resultado: el reembolso sin fin a los acreedores. El gobierno puede realizar recortes en los gastos sociales, en los servicios públicos, privatizar sectores importantes, aumentar los impuestos para lograr un excedente primario (saldo positivo en el presupuesto antes de pagar los interes de la deuda), pero la recesión continuará (paro, consumo e inversiones bloqueadas), más aún dada la debilidad del sector exportador griego.
Se trata de condenar a la mayoría de la población a una miseria sin fin. Esta política deja al descubierto que lo que cuenta en todo ello es una decisión política y no económica en sentido estricto. El objetivo es derrocar al gobierno o forzar un gobierno de unidad nacional con To Potami y otros socios.
Frente al poder de los acreedores y de sus representantes (que han rescatado a los bancos privados franceses y alemanes transfiriendo sus deudas al Estado griego), un amplio sector de la población griega dice «no». Todas las encuestas realizadas durante la tercera semana de junio confirman que la coalición de la izquierda radical, Syriza, supera en un 11 % los resultados obtenidos el 25 de enero de 2015. Además, la encuesta publicada el 24 de junio (tvxs.gr) muestra que la primera preocupación de las personas encuestadas entre 22 y 45 años es el paro: 8 sobre 10. Y, a la pregunta: «¿Tiene usted. miedo de la salida del euro?», el 63 % dice «no», el 29 % «si» y el 8 % no contesta. En fin, el 65 % de las personas encuestadas afirman que las «instituciones» son responsables del «impasse» actual. El cambio en torno el «grexit» [la salida del euro] muestra el rechazo a ver pisoteada su «dignidad colectiva».
¿Cómo defender Syriza?
Es en función de la evolución de esta situación que la izquierda de Syriza (Red Network, Plataforma de Izquierda, …) afirma su oposición a las últimas propuestas realizadas el 21 de junio por el gobierno de Tsipras a la banda de acreedores. En la editorial del quincenal de la Izquierda obrera internacionalista (DEA) del 24 de junio, Antonis Ntavanellos ponía el acento en varios puntos:
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En las propuestas realizadas a los acreedores, ya sea en relación al salario mínimo, al código laboral, al IVA, al incremento del presio del gasóleo para la calefacción o a los gastos para la sanidad, las pensiones, etc., no se respeta el «contrato con el pueblo» realizado en las elecciones.
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El gobierno de Tsipras, renunciando a la decisión del congreso de fundación de Syriza de rechazar pagar lo fundamental de la deuda, se compromete en un vía que le llega a la lógica de los «memorándum». ¿Podrá Syriza resistir, a medio plazo, a una pérdida de raíces y de credibilidad si desarrolla esa orientación?
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La oposición de la izquierda de Syriza al acuerdo que el gobierno de Tsipras trata de llegar con los acreedores se realizada desde la lucha por en defensa de Syriza y de su gobierno.
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Es fundamental que el partido-coalición Syriza discuta democráticamente a todos los niveles y adopte decisiones que tienen una dimensión histórica. Para hacerlo, es capital la unidad de acción de todos los sectores sociales y políticos que expresan la voluntad de oponerse a los diktats de las «instituciones» y construir una alternativa.
Por el momento Syriza ha demostrado la capacidad para desarrollar debates incluyentes. Es por ello que las acciones y propuestas de la «Plataforma de izquierda» de Syriza y de sus diversos componentes deben ser lo más ampliamente difundidas y discutidas internacionalmente. Constituye uno de los elementos de la solidaridad con el pueblo griego.
Fuente: http://alencontre.org/europe/grece-des-diktats-qui-dictent-un-non.html
Traducción: VIENTO SUR