Los franceses utilizaron las elecciones locales para enviar una triple señal a la clase política, en los albores de la carrera para las presidenciales de 2012: reforzaron a la izquierda, desgastaron aún más al presidente, Nicolas Sarkozy y erigieron una muralla contra el fascismo de nuevo cuño que representa Marine Le Pen, presidenta del Frente […]
Los franceses utilizaron las elecciones locales para enviar una triple señal a la clase política, en los albores de la carrera para las presidenciales de 2012: reforzaron a la izquierda, desgastaron aún más al presidente, Nicolas Sarkozy y erigieron una muralla contra el fascismo de nuevo cuño que representa Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional (FN).
Como ya hicieran en 2002 con su padre, el histórico ultra Jean-Marie Le Pen, los votantes franceses volvieron masivamente la espalda esta vez a las candidaturas ultraderechistas que habían pasado a la segunda vuelta de las eleccio-nes cantonales (a consejeros de distrito). La bofetada al neofascismo fue gloriosa: Hasta en Hénin-Beaumont (norte), feudo personal y laboratorio político de Marine Le Pen, el candidato del FN fue derrotado.
Pocos consejeros
De los «cinco a diez» consejeros generales (diputados provinciales) que el lepenismo quería meter dentro de las instituciones republicanas, sólo obtendrá uno o dos. Escueta cosecha, dado que se elegían más de 1.560 consejeros. El cantón de Carpentras (sur), donde ya ganó el FN en el momento cúspide de Jean-Marie Le Pen, a finales de los ochenta, quizá sea el único que obtengan los neofascistas, según los resultados provisionales de anoche.
La presidenta del FN aseguró que, de confirmarse la debacle, «no sería un fracaso, porque la victoria y el éxito ya lo obtuvimos en la primera vuelta, pero sería una decepción».
Sondeos trucados
Le Pen fue aupada al olimpo mediático gracias a sondeos trucados hace tres semanas. Pero los franceses han vuelto a demostrar que, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos, como Italia o Austria, no toleran pasarelas entre la derecha clásica y los ultras. El FN sigue siendo extraparlamentario, no controla ningún ayuntamiento, se queda prácticamente sin consejeros generales y apenas tiene unas decenas de electos en las Asambleas de Región.
Según el Ministerio de Interior, el Partido Socialista obtuvo el 35% del voto, la Unión para un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy, el 19%, y el FN, el 10%.
La izquierda salió reforzada del que es, pese a la baja participación (un 46%), el último test electoral antes de las presidenciales del año que viene. Las diferentes coaliciones de izquierdas, que ya controlaban 58 de las cien diputaciones provinciales en juego, podrían ganar entre dos y cuatro más.
El Frente de Izquierdas (comunista y alterglobalista) superó por primera vez en los últimos tres años a Los Verdes como tercera fuerza de oposición, tras el PS.
El primer ministro conservador, François Fillon, insistió en sus primeras declaraciones en la importancia del 10% de votantes que han apoyado las candidaturas del partido de Marine Le Pen. «Su resultado demuestra que el voto de protesta no debe ser subestimado», advirtió Fillon.
Tras la hecatombe electoral de los conservadores, el partido de Sarkozy planea volver a reactivar de inmediato el debate sobre la identidad, centrándolo ahora en «el rol de la laicidad».
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