Traducido para Rebelión por Àngel Ferrero
Karl Marx ha vuelto. Ése es, al menos, el veredicto de los editores y libreros de Alemania que aseguran que sus obras están volando de las estanterías. El crecimiento de su popularidad debe atribuirse, por descontado, a la actual crisis económica.
«Marx está de nuevo de moda», ha afirmado Jörn Schütrumpf, director de la editorial berlinesa Karl-Dietz, que publica las obras de Marx y Engels en alemán. «Estamos viendo un incremento muy claro de la demanda de sus libros, una demanda que esperamos que crezca incluso más todavía antes de que termine el año.» El más popular es el primer volumen de su obra más reconocida, El Capital. De acuerdo con Schütrumpf, los lectores provienen, por lo común, «de una joven generación académica que se ha dado cuenta de que las promesas neoliberales de felicidad se han demostrado falsas.»
Las librerías del país están presentando conclusiones similares, y afirman que las ventas de este tipo de libros está aumentando en un 300% (como el sector no está preparado para proporcionar cifras exactas, se entiende que las ventas nunca fueron altas).
La literatura viene y va, y es bueno comprobar que las tendencias no están siempre dirigidas por superficiales campañas de marketing. Así como Rudyard Kipling sería feliz de vez de ver cómo su poema The Gods of the Copybook Headings -que contiene los apropiados versos «cayeron entonces los dioses del mercado, y se retiraron sus labiosos y arteros brujos» (Then the Gods of the Marked tumbled, and their smooth-tongued wizards withdrew)- mantiene toda su vigencia, también Marx hubiera disfrutado con la idea de que una crisis económica ha reavivado el interés en sus obras. (Y no, huelga decirlo, por todos los royalties que ingresaría en los siguientes meses si aún estuviese vivo.)
Parece que existe un creciente números de alemanes que están a punto de revelarse como seguidores de Marx en un momento en que está de moda repetir la creencia del filósofo de que el capitalismo, por su excesos y su codicia, termina finalmente por destruirse a sí mismo. Cuando Oskar Lafontaine, una de las cabezas visibles del emergente partido de izquierda alemán Die Linke, dijo que incluiría la teoría marxista en el manifiesto del partido, siguiendo el esquema de sus planes de nacionalizar parcialmente los sectores financiero y energético del país, fue etiquetado por el tabloide Bild de «izquierdista trasnochado» que se había «extraviado». Pero incluso el ministro alemán de economía, Peer Steinbrück, que ha debido de pasar algunas noches en vela estas últimas semanas, se ha declarado un seguidor de Marx con la boca pequeña. «Uno tiene que admitir en general que ciertas partes de la teoría de Marx no son realmente tan malas», declaró cautelosamente al semanario Der Spiegel.
«En estos días Marx está en racha en la carrera por obtener la atención del público», comentó Ralf Dorschel en el Hamburger Abendblatt. Pero para aquellos que no estén del todo preparados para sumergirse en la teoría marxista, la correspondencia de Marx con Friedrich Engels es algo más entretenida de leer. «Es un verdadero placer contemplar el crash americano, y éste está lejos de haber terminado aún», escribió en 1854, prediciendo confiadamente el desplome inminente y total de Wall Street.
Fuente: http://www.guardian.co.uk/books/2008/oct/15/marx-germany-popularity-financial-crisis