Víctor Klemperer (1881-1960) fue un profesor alemán judío casado con una mujer alemana. Tras la llegada al poder de los nazis comienza a escribir un diario en 1933 y lo finaliza en 1945. Se ha publicado en varios volúmenes tras un esfuerzo tanto de los revisores de los escritos para hacer una edición posible como […]
Víctor Klemperer (1881-1960) fue un profesor alemán judío casado con una mujer alemana. Tras la llegada al poder de los nazis comienza a escribir un diario en 1933 y lo finaliza en 1945. Se ha publicado en varios volúmenes tras un esfuerzo tanto de los revisores de los escritos para hacer una edición posible como por algunas editoriales en distintos países.
Las anotaciones del día a día no son especialmente entretenidas, se describen las rutinas y sucesos caseros de su vida, mezclando también sus reflexiones sobre la situación de Alemania y sobre todo una preocupación por cómo pensaban sus vecinos de los judíos y qué significaba ser alemán. El hecho de estar casado con una «mujer aria» le salvó en los primeros años de implantación del nazismo de los ataques y restricciones a la comunidad judía, pero poco a poco su situación fue complicándose cuando el régimen fascista cerró el círculo de opresión y exterminio sobre cualquier judío, independientemente de otra circunstancia.
El bombardeo de Dresde, ciudad en la que residía, le permitió huir de la ciudad precisamente el día en que sería embarcado a uno de los campos de concentración para asesinarlo junto a miles de personas judías principalmente y otras que también fueron objeto de la barbarie nazi como los gitanos, homosexuales, comunistas, etc.
A lo largo de 12 años y guardando en distintos lugares sus diarios, Klemperer fue narrando la manera en que sobrevivió para poder «dar testimonio» de la vida de los no arios bajo el dominio nazi. La lectura de su larga obra no muestra un estilo elaborado o literario, son apuntes que hacía en determinados momentos anotando los problemas con el coche, las conversaciones con alguna visita, las cartas de sus familiares, reflexiones académicas, etc., y también como el régimen redujo su vida y condiciones materiales hasta hacerlas irrespirables. Es más fácil y rápido leer el diario de Ana Frank, muy popular, que la rutinaria y a veces «insulsa» vida de Klemperer. De hecho no existe apenas estudios en español sobre el autor ni especialmente sus diarios son muy editados o publicitados. La edición en 2003 de los mismos en español tuvo muchas dificultades y el desinterés de las grandes editoriales, pero gracias al desaparecido Círculo de Lectores y Galaxia Gutenberg se logró tener una obra que había obtenido mucho reconocimiento en Alemania en los años 90, fecha en que se revisaron para reducir su tamaño (unos 5.000 folios) de cara a editarlos (1).
En muchos momentos de su lectura podemos encontrar la reflexión de un ciudadano que trata de entender como el gobierno de Alemania, bajo la ideología supremacista nazi, no acepta que él sea otro ciudadano mas, independientemente de su etnia.
Klemperer no es sociólogo ni pretende ser historiador pero en sus comentarios aparecen los estrategias que cualquier estado totalitario ejerce sobre todos sus miembros y como la internalización del fascismo conducen a la ruptura social, la segregación «racial», la creación de ciudadanos de «segunda» y la arbitrariedad.
Ese relato diacrónico de construcción de leyes y estructuras «legales» (junto con una «lengua» específica que el mismo analizó) diseñadas para crear esa separación entre arios y no arios, para fundar un Estado puro basado en la supuesta raza e historia es una referencia de cómo, en la actualidad, otros Estados, siguen modelos casi calcados en cuanto ideología y funcionamiento, sobre fuentes históricas y religiosas para acabar, como todo constructo ideológico, en un desvió de la verdad y la realidad.
Seguir el relato de la vida de Klemperer mientras pierde progresivamente su trabajo, sus bienes, su identidad y se ve sometido a un Estado de «no derecho» nos recuerda peligrosamente a lo que ha generado el sionismo en el territorio palestino.
Y para ello nada mejor que recoger las opiniones de Klemperer antes de la nakba de 1948, de la guerra de 1967, de los Acuerdos de Oslo y de las últimas declaraciones de Israel como estado para los judíos. Veamos que opinaba un judío alemán sobre la fundación de un estado judío en Palestina y otras ideas sionistas que se comentaban en los ambientes de los judíos de la Alemania nazi.
En el diario Klemperer recoge los comentarios que se suscitan en las visitas de amigos y familiares. Este es un ejemplo de los mismos respecto a recuperar la idea de Sión:
Ahora ella ha heredado y se ha comprado una gramática hebrea. Quieren casarse y vivir en régimen de comunidad de bienes en Jerusalén. Pero ¿dónde se casan? Él tiene que ir al encuentro de ella a algún lugar donde sea posible. Porque en Sión el ario es lo que aquí el judío. Par nobile fratrum. ,Para mí los sionistas, que quieren empalmar directamente con el Estado judío del año 70 d.C. (destrucción de Jerusalén por Tito), son exactamente igual de repugnantes que los nazis. Con su fisgoneo en las relaciones de sangre, con su «viejo ciclo cultural», con su en parte fingida en parte obtusa, marcha atrás del mundo se asemejan a los nacionalsocialistas. El chiste del monumento erigido en Haifa a Hitler con la inscripción «A nuestro Herführer» tiene en realidad una honda y nada chistosa justificación. Porque, ideológicamente, es también su Heerführer. Esto es lo fantástico de los nacionalsocialistas, que viven en comunidad de ideas, al mismo tiempo, con la Unión Soviética y con Sión. – La señora Schaps -que ha regresado de Haifa, de la visita a sus hijos (los Sebba)-, con lo que cuenta tan ingenuamente me confirma en mi odio a esos manejos sionistas (mientras que Blumenfeld simpatiza con ellos).
Como se observa el discurso sionista estaba presente en la comunidad judía, pero algunos no le tenían especial estima y por ello Klemperer lo compara a las ciencias biológicas… pasadas de fecha:
Hay que separar aquí la cuestión de los judíos orientales, que yo, sin embargo, no considero una cuestión específica judía. Porque desde hace tiempo van entrando en los países occidentales, procedentes del este, gentes demasiado pobres o demasiado deseosas de cultura o ambas cosas, y forman allí una clase baja de la que surgen fuerzas que tienden hacia arriba. En detrimento de ningún pueblo, porque völkisch [‘étnico, nacional’] en el sentido de pureza de sangre es un concepto zoológico y un concepto al que no corresponde ninguna realidad, en cualquier caso menos realidad que la vieja y estricta distinción entre las esferas del varón y de la «hembra». La causa sionista pura o religiosa es un asunto de sectarios, carente de importancia para la generalidad, algo de un carácter muy privado y retrógrado como todo asunto de sectarios, una especie de museo al aire libre, como la antigua aldea holandesa que hay cerca de Amsterdam.
Y amplía su crítica hacia la idea de un «Estado judío» además de relacionarlo con lo que el llama «Lingua tertii Imperi», la manera que utilizó el régimen nazi para redenominar la realidad y que tras la guerra Klemperer plasmará en un libro.
Fundar ahora en Rodesia o en cualquier otro lugar estados específicos judíos me parece pura demencia. Los nazis nos hacen retroceder milenios. En cuanto a los judíos alemanes, cometerán un delito -aunque hay que concederles circunstancias atenuantes- si participan en ese juego. Que en el Jüdiscbe Nachrichten aparezca siempre la expresión personas judías, que se hable continuamente de fundar Estados judíos o colonias judías, como grandes dependencias de la Palestina ideal: todo eso pertenece a la Lingua tertii imperii. Y es absurdo y un delito contra la naturaleza y la cultura que los emigrantes de Europa occidental tengan que convertirse ahora en obreros rurales. Ese volver-a-la-naturaleza resulta ser en multitud de ocasiones opuesto a la naturaleza, porque la naturaleza implica evolución y el retroceso es contra natura. La solución de la cuestión judía sólo puede lograrse liberándose de los que la han inventado. Y el mundo -porque ahora, realmente, esto concierne al mundo- se verá forzado a liberarse.
En otro momentos escribe algunas opiniones sobre Theodor Herzl, considerado ahora «padre de Israel», comparándolo con otro personaje que debemos suponer no gusta a los sionistas, pero que según Klemperer no existían diferencias:
Estudio de los escritos sionistas de Herzl. La más asombrosa afinidad con el hitlerismo. Solamente, Herzl evita dar una definición de la sangre. Para él, la nación es «un grupo histórico, reconocible por su coherencia y con un enemigo común». (Una definición bien inconsistente.)
Los Escritos sionistas de Herzl. Son los mismos razonamientos, a veces casi con las mismas palabras, es el fanatismo de Hitler. En el artículo «Mauschel», era mi constante impresión: Lydia Rabinowitsch (Múnich, 1919) revivida. -¡Qué esfuerzos hace Herzl para evitar la teoría de la raza! ¡Cómo ha previsto el porvenir! (Y al mismo tiempo no lo ha previsto, porque considera imposible la revocación de la emancipación, la recaída de Europa en la Edad Media.) Y sin embargo, para millones de personas, no tiene razón. Yo sólo soy alemán. Todo lo demás para mí sería comedia.
Aquí se puede observar esa llamada a ser «ciudadano» frente a ser miembro de una etnia o raza, cuando se supone que el Estado Nación actual, fruto de las revoluciones del XIX y sobre todo de la social democracia posterior a la Segunda Guerra mundial, es una mejora de las relaciones entre el poder, el grupo y el individuo que rompe las estructuras del viejo régimen, sin embargo otros quieren la vuelta a patrones verticales y excluyentes.
En la biografía de Klemperer se hace notar el momento en que se convierte al catolicismo, aunque posteriormente regresa al judaísmo, pero sin abrazar las propuestas nacionalistas que sus amigos le dejaban caer:
Hemos estado una tarde en casa de los Seliksohn, tan mal considerados y tan interesantes, y nos dieron 25 kilos de patatas a cambio de un poco de legumbres secas. Seliksohn se mete continuamente con la «comedia» de mi bautismo, tratando de reconquistarme para el judaísmo nacional. Me ha prestado Viaje por la Palestina judía, de Holitscher. Acabo de terminarlo, y he tomado apuntes muy minuciosos. Sigo sin el menor síntoma de conversión. ¡Los bolcheviques sionistas son nacionalsocialistas de la más pura especie! Pero la lectura ha sido sumamente interesante.
El acuerdo Haavara
En 1933 las autoridades nazis firmaron un acuerdo con la Federación Sionista de Alemania para permitir la emigración de judíos a Palestina. El apartado económico se negoció de manera que los bienes de los judíos pudieran ser convertidos en la compra de bienes alemanes exportables a Palestina. Los representantes sionistas, asimismo, se comprometieron a romper el boicot de poderosas organizaciones al Tercer Reich (2). Estos párrafos nos lo recuerdan indicando que muchos judíos adinerados y emprendedores optaron por invertir en Palestina. Actualmente siguen apoderándose de territorio con mas facilidad y con la connivencia de muchos estados democráticos y organizaciones supranacionales creadas, en teoría, para la búsqueda de la justicia y la igualdad:
El viernes por la noche, en casa de la señora Schaps: Jule Sebba pasaba el día allí. Emigra con su familia. Abogado desde 1909, notario, profesor de la Escuela Superior de Comercio de Königsberg, autor de un gran opus sobre derecho marítimo alemán, no está entre los que han puesto en la calle, y sin embargo, de hecho le han dado la puntilla y se encuentra a la intemperie, así que tiene que empezar una nueva vida con su familia (Elfriedchen, once años, está aquí con la abuela). En octubre inauguran el puerto de Haifa; allí abrirá un negocio de barcos. Ha encontrado un socio ya mayor, que conoce bien el Oriente, pero es él quien pone el dinero. (Parece que tiene capital a salvo en el extranjero.) El caso Sebba no es el más trágico; Sebba tiene interés y talento para el comercio, nunca se ha sentido especialmente vinculado a Alemania, sus padres eran oriundos de Rusia, y sin embargo, por toda su cultura y su forma de vivir, es alemán. – Ahora oímos hablar mucho de Palestina; a nosotros no nos atrae. Quien va allí cambia el nacionalismo y la estrechez por el nacionalismo y la estrechez. Y es un país de inmigración para capitalistas. Parece que tiene más o menos la extensión de la provincia de Prusia oriental; habitantes: 200.000 judíos y 800.000 árabes. – Sebba habló sobre Alemania con un pesimismo terrible.
Walter Jelski se ha marchado a Palestina. Puede que allí le vaya todo viento en popa. Al fin y al cabo es una aventura bastante novelesca.
Para terminar de mostrar las ideas de Klemperer sobre el sionismo y su plasmación en un estado para judíos recojo este párrafo que apoya la resistencia de la población palestina a ser comprados y transformados en un producto capitalista. Lamentablemente la colonización de la tierra de Palestina, la expulsión de sus habitantes y la creación de cárceles al aire libre como Gaza continúa en pleno siglo XXI a través de la ideología sionista y los errores geopolíticos del siglo XX:
Yo no puedo evitarlo, pero simpatizo con los árabes insurrectos de allá, a los que se les «compra» la tierra. La misma suerte que los indios de América (Eva). – En los últimos días, visita a los Blumenfeld, visita a Gusti Wieghardt. Recordando el caso Gerstle, Gusti echa pestes contra los «puercos judíos» de Palestina, que arremeten contra los árabes con métodos capitalistas. ¡Educación antisemita a través de los nacionalsocialistas!
Los análisis de Klemperer después de noventa años mantienen toda la actualidad y ahora que se anuncia otro plan para Palestina pergeñado entre los movimientos mas ultraderechistas, los intereses occidentales colonialistas se hacen mas evidentes. Se producirá una anexión cuasi total que prepara otra tiempo de espera similar a los acuerdos de Oslo, los cuales se llevaron a cabo en la parte que correspondía a los intereses del sionismo no de los débiles palestinos. Otro tanto cabe de la propuesta de Trump…que deja para dentro de unos años el reconocimiento del posible estado palestino. Y así, poco a poco llegar a ese objetivo del gran Israel con la anexión de todo el territorio dentro de la estrategia a largo medio plazo que lleva desde el 1948 desarrollándose. Y aunque a los ojos de Klemperer se reproduzca la discriminación e iniquidad del régimen nazi, los intereses geopolíticos y el interés del mas fuerte por mantener la colonización occidental en Oriente Medio siguen siendo la cara del siglo XXI.
Resulta curioso pensar la posibilidad que en breve plazo los escritos de Klemperer fueran prohibidos. El llamado IHRA, International Holocaust Remembrance Alliance, (3) y sus definiciones del antisemitismo ha logrado que varios Estados acepten sus postulados y ello supone, entre otros apartados, «prohibir escritos y/o afirmaciones que establezcan comparaciones entre la política actual de Israel y la de los nazis«. Naturalmente no existía Israel como Estado en el momento que Klemperer escribía sus diarios, pero si existía y se extendía la ideología sionista entre la comunidad judía, existía la compra de tierras en Palestina, la política de ir «avanzando» en la colonización de esa tierra, la búsqueda de un estado para los judíos, comparable a lo que Klemperer criticaba de un estado para los arios.
Algunos investigadores sostienes que es el pasado el que se reconstruye permanentemente para distorsionar una realidad por otra. Lo mas mutable es la descripción de la historia pasada, no el presente y el caso de la colonización de Palestina y el relato de la construcción de Israel es un ejemplo paradigmático. Es necesaria una constante atención sobre el relato trastocado que el sionismo ha realizado de lo «judío» y la apropiación de la historia y futuro de la comunidad judía, que no se reduce al estado de Israel.
Notas:
1) En el año 2003 se publican en español los diarios de Víctor Klemperer. Puede verse aquí la nota de prensa.
https://elpais.com/diario/
2) Sobre la colaboración puede verse el libro de Raul Hilberg (1926-2007) , La destrucción de los judíos europeos, un ensayo que habla de responsabilidades de la población civil y la colaboración de los judíos y organizaciones afines. Es un libro «incómodo» para todos.
3) Véase el artículo de Luis E. Sabini Fernández. Sionismo, geopolítica a la ofensiva. Rebelión. 23/01/2020
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.