Traducción e introducción de Gorka Larrabeiti
Nazirock es un documental que retrata reuniones, conciertos y celebraciones del inquietante mundo neofascista italiano, cuyo electorado potencial se estima en torno a los 500.000 votos. Justo antes de los estrenos ya programados en Roma y Milán, los abogados de Roberto Fiore, líder de Forza Nuova, enviaron a los empresarios de los dos cines donde iba a estrenarse una carta certificada en la que se afirmaba que la película contiene «imágenes, afirmaciones, frases, escenas y reconstrucciones gravemente difamatorias del movimiento». El encargado de prensa de la federación romana de Forza Nuova señaló que «el montaje está hecho a posta para desacreditarnos, y el hecho de que salga en plena campaña electoral no revela intenciones limpias precisamente». Los empresarios prefirieron evitar denuncias y acabaron retirando la película.
Al comentar este caso de censura de extrema derecha, Claudio Lazzaro, director del documental en cuestión, consigue al menos tres cosas: revela un punto débil del movimiento nazifascista como es el silencio mediático que envuelve su actividad; critica punzantemente las consecuencias en términos de libertad de expresión y de información derivadas del irresuelto conflicto de intereses de Berlusconi; y, sobre todo, en pleno sopor, tedio o anestesia electoral, aporta una viva lección contra los revisionismos y por la resistencia.
Nazirock no se podrá ver en el cine. Estoy bastante desalentado. Sin embargo, hoy ha pasado algo que me ha conmovido y compensa el resto. Me ha llamado Massimo Rendina, presidente de la Asociación de Partisanos. Tiene 86 años. Está en el hospital ingresado por su segundo infarto. Con voz cansada, me ha dicho que la ANPI (Asociación Nacional de Partisanos de Italia) asume los gastos legales para la defensa de mi película y que la proyectarán el 25 de abril en Roma en la Casa de la Historia y la Memoria. Se me han llenado los ojos de lágrimas. Oír a un anciano, que desde su cama de hospital sigue teniendo ganas de pelear, y compararlo con el montón de gente que jamás está dispuesta a arriesgar nada.
Quizá lo hayáis leído. Los abogados de Roberto Fiore, líder de Forza Nuova, que se declara difamado por mi documental, han logrado asustar a los gestores del Cine Politecnico Fandango de Roma y del Anteo de Milán. La amenaza, explícita en la intimidación enviada por los abogados, se basa en la petición a los empresarios de la indemnización por daños materiales y morales. También hay una amenaza no declarada que, sin embargo, los empresarios perciben: los daños que pudieran causarles y expediciones de castigo.
La Asociación de Partisanos lanza un doble reto: no sólo proyecta en público la película el 25 de abril, día de la Liberación, sino que asume en cierto modo la responsabilidad moral y jurídica.
Massimo Rendina ha visto Nazirock. La película le ha gustado. He de decir, respondiendo a las acusaciones de Roberto Fiore, que un intelectual de derechas apreciado como Massimo Fini (que lo iba a presentar en el estreno milanés) emite un juicio extremadamente positivo: «Muy equilibrado», me dijo, «es una película que tiene el valor de escuchar a quienes piensan distinto».
Nazirock se encuentra desde hoy en las librerías, distribuido por Feltrinelli Real Cinema. Pero sólo si la hubieran puesto en los cines habría podido llegar a muchos de esos chicos que no están acostumbrados a los libros. Justo a esos que pueden caer con más facilidad en la trampa de los falsos mitos. Por ello Forza Nuova, que cuenta con notables medios económicos, decide ejercer su poder de veto. ¿Basándose en qué? Sencillamente en una amenaza. Luego, si Forza Nuova pierde el pleito, después de las elecciones, ¿qué más da? Habrán logrado su objetivo: mantener a sus electores potenciales lejos de mi película.
Espero que Roberto Fiore se haya equivocado en sus cálculos. Pero creo una cosa: hace falta más coraje. En este caso defender la libre circulación de una película significaba, pura y simplemente, defender la propia libertad.
En la película, en la reunión anual de Forza Nuova, se ve una gran pancarta que pide «MÁS NAZIFASCISMO». En las próximas elecciones, Roberto Fiore, líder de Forza Nuova, participa en solitario, pero hasta ayer formaba parte de la coalición de las derechas, encabezada por Alessandra Mussolini, en la que también figuraba Luca Romagnoli, ese que afirma que no existen medios para poder afirmar o negar la existencia de las cámaras de gas. Fiore ahora participa en solitario, pero la Mussolini es del equipo de Berlusconi, y Romagnoli está con la Santanchèi.
Pero de esto no se habla. Ayer mismo un colega, que me había solicitado una entrevista televisiva, me llamó para cancelar la cita: «Hablamos después de las elecciones». Un locutor radiofónico me hizo una llamada similar en nombre de la [ley de la] par condicio.
Ya nadie entiende qué quiere decir par condicio. Oficialmente esta ley fue creada para tratar de controlar el exceso de poder televisivo de un líder político, Berlusconi. Después se ha convertido en una especie de bozal válido para todos los usos, que ahora pretende ahogar también al cine: «No se puede hablar de un documental que muestra a los fascistas en acción y que enseña su marchamo político sin que al mismo tiempo se vea un documental en el que se muestre que los fascistas no lo son tanto y que ninguno sueña con llevar al gobierno a los que niegan la existencia de las cámaras de gas». ¿Bromeo? No mucho. Entre el juego limpio [propuesto por el líder del Partido Democrático] Veltroni, la ley de la par condicio, las censuras y las autocensuras, aquí lo que ocurre es que se va a votar sin saber a quién se vota. ¿Os parece bonito?
Fuente: http://www.articolo21.info/notizia.php?id=6492
i Candidata del partido La Destra -escisión de Alleanza Nazionale- que reivindica con orgullo el fascismo. En uno de los últimos mitines el público la recibió con saludos romanos y gritos de «Duce, Duce».