Incidentes nucleares en dos centrales obsoletas: Krsko (Eslovenia) y Dukovany (República Checa). Lettera 22 recupera esta crónica de 2004 sobre el aumento del peligro nuclear derivado de la ampliación de la UE. Un recordatorio más que oportuno, puesto que el gobierno italiano ha anunciado que emprenderá la construcción de nuevas centrales nucleares. (Traducido por Gorka Larrabeiti)
Teniendo en cuenta que la pesadilla nuclear ha venido normalmente del Este, la nueva Europa de 25 miembros no tiene de qué alegrarse. De un total de 434 reactores nucleares presentes en el mundo, la Unión alberga actualmente unos 160 (de un total de 60 sitios), de los cuales 58 se hallan en Francia. Entre 2000 y 2002 Alemania y Bélgica decidieron ir cerrando sus instalaciones, sin embargo la UE heredó otras 7debido a la ampliación de 2007.
Bruselas pretende desactivar lo antes posible todas las centrales del Este de tecnología soviética así como las consideradas «no modernizables» (con reactores de tipo RBMK de grafito enfriado o VVER de agua a presión), cuyo principal defecto de proyectación es la ausencia de un sistema de protección secundaria del contenedor nuclear. En pocas palabras: no están equipadas para hacer frente a la evacuación de material radiactivo, ni al riesgo de impactos externos. Los nombres que dan escalofríos son Kozlodui en Bulgaria, Temelin en la República Checa, Bohunice en Eslovaquia, Krsko en Eslovenia e Ignalina en Lituania, la cual cuenta con dos reactores idénticos a los de Chernobyl. En todas ellas se han producido «pequeños incidentes» periódicos.
No obstante, la que más preocupa es la Federación Rusa: Moscú violó los acuerdos sobre valoración de la seguridad atómica negándose a cerrar la central Kursk 1, y posee numerosos reactores aún en funcionamiento pese a que la duración prevista estuviera limitada a 30 años.
Hasta la fecha la UE ha desembolsado más de 900 millones de euros para monitorar las centrales de mayor riesgo, y concederá varios centenares de millones a los estados candidatos para cerrar las centrales obsoletas, asegurar controles eficientes y hacerse cargo de los residuos. Ningún país del mundo -salvo los EE.UU- ha localizado un sitio geológico para la eliminación final de los residuos nucleares. Finlandia y Suecia prevén enterrarlas a gran profundidad; Francia ha pospuesto la decisión hasta 2006. En cuanto a los países del Este, están acostumbrados a enviar su combustible a Rusia.
Resultan de poca fiabilidad algunas centrales de la Europa occidental. Como Sellafield, en Gran Bretaña, que se hizo famosa en Italia después de que el gobierno italiano propusiera mandar allí sus residuos: construida con tecnología muy parecida a la de Ignalina y Chernobyl, posee un «viejo» reactor de agua a presión (PWR) carente de sistemas de protección. En los últimos años se han producido numerosos incidentes, y en los aledaños de la central se señalan en los niños niveles de incidencia de cáncer superiores a cualquier media europea. En las propias centrales francesas, consideradas a la vanguardia de Europa, se han detectado desde los años noventa diversos incidentes (como en Bugey-3). Durante 2001 en las centrales suizas, que venden energía a Italia, se registraron 16 incidentes «menores» (contenidos en el interior del reactor).
De todos modos, en Europa aún falta una legislación adecuada y normas unívocas en materia de energía y seguridad nuclear. El último tratado al respecto, Euratom-mediante el cual se instituye la Comunidad Europea de Energía Atómica- se remonta a 1957, y no interviene en absoluto en cuestiones de seguridad nuclear (si bien puede financiar, y financia, la construcción de nuevas centrales). Concretamente, para alcanzar un sistema de normas comunes de seguridad, Bruselas deberá tener en cuenta los resultados de las tareas de las principales autoridades internacionales implicadas: AIEA, Nuclear Regulator’s Working Group y la Western European Nuclear Regulators Association (que reúne las agencias de control nuclear de Europa). Si faltan parámetros precisos sobre el tipo de contención necesaria, no se cuenta siquiera con un punto de partida común para evaluar el peligro nuclear.
Fuente: http://www.lettera22.it/showart.php?id=1674&rubrica=86
Gorka Larrabeiti es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a sus autores, al traductor y la fuente.