La IV edición del Foro Social Américas tendrá lugar en Asunción, del 11 al 15 agosto. Paraguay dará la bienvenida a movimientos sociales, entidades de la sociedad civil, activistas e intelectuales, que acudirán desde todo el continente para debatir, intercambiar y proponer colectivamente las alternativas que tejen los pueblos en la construcción de un mundo […]
La IV edición del Foro Social Américas tendrá lugar en Asunción, del 11 al 15 agosto. Paraguay dará la bienvenida a movimientos sociales, entidades de la sociedad civil, activistas e intelectuales, que acudirán desde todo el continente para debatir, intercambiar y proponer colectivamente las alternativas que tejen los pueblos en la construcción de un mundo donde todas y todos tengan cabida.
Paraguay, país que ha enfrentado cruentas guerras que diezmaron su población, que vivió 35 años bajo dictadura -hasta 1989- y permaneció muchos años aislado del resto del continente, tiene una larga historia de resistencia de su pueblo. Desde que Fernando Lugo Méndez ganó las elecciones presidenciales, el 20 de abril de 2008, han crecido las expectativas de cambios de fondo, muchas de las cuales no se han cumplido aún. Sin embargo, para los movimientos sociales, ha significado tener un mayor espacio de acción; han retomado con mayor fuerza sus luchas, para que los cambios puedan concretarse. Al mismo tiempo, Paraguay busca reinsertarse en los procesos de integración del continente, y retomar la soberanía sobre los recursos naturales en beneficio de su población. Fue con estas consideraciones, entre otras, que el Consejo Hemisférico del FSA planteó que la próxima edición del Foro se realice en Paraguay.
ALAI entrevistó a Magui Balbuena, dirigenta de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas -CONAMURI-, de la CLOC-VC, e integrante del Grupo Facilitador Paraguayo del IV FSA. Ella comenta sobre la importancia que representa para su país el ser sede del Foro; el aporte de Paraguay a los movimientos de las Américas; el aporte del Foro a los movimientos paraguayos; y el arraigo cultural de su pueblo a través de la conservación y la práctica del guaraní. A continuación sus palabras…
ALAI: – ¿Qué significa para los movimientos sociales de Paraguay organizar un Foro Social Américas en su país?
MB: – Realizar el Foro Social de las Américas -FSA- en Paraguay fue una resolución entre los movimientos y las organizaciones sociales paraguayas que estuvieron en la Cumbre de los Pueblos. Teniendo en cuenta la importancia y el apoyo que puede dar a ese proceso, la presencia de los movimientos sociales debatiendo temas comunes que nos aquejan, como la necesidad de profundizar el modelo de integración de nuestros pueblos.
Para los movimientos sociales realizar este Foro es un gran desafío, una gran responsabilidad y una gran tarea, pero también para éstos tiene gran importancia política que el FSA se desarrolle en Paraguay, un país olvidado, desvastado, empobrecido, atropellado y aislado en todo el continente por diversos motivos: un proceso de recuperación lenta frente a una economía totalmente dependiente, como resultado de estos atropellos; y políticamente sometidos, sin lograr independencia, después de la guerra de la Triple Alianza.
Desde esa época casi todos los gobiernos han respondido a intereses ajenos a nuestro pueblo y han aceptado recetas internacionales de las grandes multinacionales o de organismos multilaterales. Eso es lo que queremos hacer conocer y entender a los pueblos del mundo y principalmente dentro del FSA, o sea, aprovechar al máximo ese espacio para visibilizar la realidad que vive el pueblo paraguayo.
– ¿Qué puede ofrecer Paraguay a los movimientos sociales de las Américas?
– Es una oportunidad para que los movimientos sociales rescaten nuestro proceso histórico de lucha, porque Paraguay es un pueblo valiente que ha podido sobrevivir ante muchos atropellos. Un pueblo en el que han surgido movimientos sociales fuertes y que ha realizado acciones exigiendo a los gobiernos respuestas a las necesidades más urgentes como la reforma agraria que incorpora tantas cosas como la entrega de tierra, la asistencia técnica, el crédito, la educación, la salud. Pero que muchas de esas acciones muy poco se conocen en América Latina.
El pueblo paraguayo plantea un modelo diferente de sociedad. Nosotros luchamos por una sociedad donde no haya desigualdades sociales ni económicas y donde los pueblos puedan vivir dignamente, produciendo y siendo respetados. Nosotros como sector campesino todavía existimos pese a que hay una expulsión masiva del campo hacia la ciudad o países vecinos. Somos más del 40% de la población, sin embargo en estos últimos tiempos se ha dejado prácticamente de apoyar la producción campesina. Por el contrario, los gobiernos han introducido semillas genéticamente modificadas -caso del algodón- que no dan buena cosecha, que envenenan al campesinado por el uso de agrotóxicos, y además con un precio bajísimo que no reditúa en nada a sus necesidades y todos los años salen perdiendo.
Es claro que detrás de todo esto está la política de agroexportación que se masifica cada día más y está arrasando los territorios de todas las comunidades indígenas y campesinas. El Gobierno supuestamente ha invertido en los campesinos, pero realmente ha sido una inversión de capital para el lucro, donde le dan un porcentaje y le cobran el triple de intereses, dejando en la total pobreza al sector campesino. Por eso nuestro pueblo ha luchado tanto por conquistar tierra, por mejorar las condiciones de vida y contra las deudas, pidiendo subsidios para éstas y movilizándose contra las privatizaciones. Estamos acumulando una fuerza importante en Paraguay que no son meramente luchas reinvidicativas sino también luchas políticas como: la no privatización de las empresas del Estado; contra del IVA agropecuario; contra la ley antiterrorista; por recuperar Itaipú; y por nuestra soberanía energética y territorial. Nuestras luchas son bastante políticas, en nuestras movilizaciones han sido entre 15, 30 a 40 mil personas, 3 o 4 veces en un año.
En este sentido, creo que el Foro va a permitir hacer conocer más a profundidad lo que es nuestro pueblo, nuestra lucha, nuestra resistencia y cuál es nuestro pensamiento. También facilitará decirle a todas y a todos por qué luchamos y por qué queremos una integración más solidaria. Una integración que permita el desarrollo de nuestros pueblos y no principalmente que sea el mercado, el capital, sino una integración hermanados en la solidaridad y en apoyo mutuo.
– Pero es también un país con una fuerte afirmación de identidad cultural…
– Si. El 87% de nuestro pueblo habla y entiende el guaraní, una de las formas culturales que nosotros mantenemos, quizá es lo último que queda de las invasiones que hemos sufrido. El guaraní es nuestra lengua materna, que nos permite hablar, escribir, cantar y diseñar todo. Es una lengua muy completa, muy rica, muy dulce, es uno de los aspectos que nos identifica como pueblo paraguayo en cualquier lugar. La gente sale de su país y cuando se encuentra es la lengua la que allí prima.
Es una forma de mantener también nuestra identidad porque el paraguayo o la paraguaya no la olvida por más que esté en España, en Estados Unidos, o en la Argentina trabajando para enviar recursos económicos a su familia. En Paraguay hay varias radios que tienen un programa generalmente al medio día, donde abren espacio directamente para los migrantes. Allí hombres y mujeres de diferentes partes llaman y lo primero que se valora es su lengua, su idioma, su comida, la forma de tratarse y la forma de la convivencia que no es igual a la del otro país. Hay un arraigo cultural muy profundo en nuestro pueblo.
– Y por otra parte ¿qué cree que el Foro puede aportar para los movimientos sociales paraguayos?
– Nosotros esperamos que las y los participantes estén interesados en conocer los movimientos sociales, las problemáticas, la historia, las luchas culturales, las y los artistas, las formas de convivencia, entre otros aspectos en Paraguay. Esperamos que la presencia de los movimientos sociales en agosto pueda redituarnos un apoyo político en el proceso que estamos viviendo, porque en Paraguay se han abierto las puertas para caminar con mayor fuerza, con mayor precisión política y con propuestas desde nuestro pueblo para construir verdaderamente un país democrático con participación y distribución de riquezas. Cambiando el modo de producción en Paraguay reforestando nuevamente para que se recuperen nuestros territorios, porque este modelo ha creado un daño incalculable: la soja está destruyendo todo el monte que encuentra a su paso; los ríos y los arroyos se están secando; están envenenando el aire; están expulsando a las familias de sus comunidades.
Cambiar el modelo de producción desarrollado en Paraguay por décadas y apoyar la agricultura campesina, tiene que ser uno de los planteamientos claros y concretos en el FSA. Además invertir en el campo no para las grandes empresas, sino para que el sector campesino produzca alimentos para el país y puede ser también para otros países. Tenemos un clima, un suelo, una tierra buenísima para la agricultura y en buenas condiciones para un nuevo modelo de desarrollo y de producción, donde se respete la naturaleza y haya menos destrucción como la que tenemos con este modelo agroexportador que destruye todo a su paso, que no respeta la vida ni la naturaleza y que su único objetivo es el lucro.
Fuente: http://alainet.org/active/38633