Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Renault, Peugeot, Ford, General Motors, Continental, Goodyear, Michelin, Valéo, incluso Total: trabajadores de todo el sector del automóvil, particularmente afectado por la crisis, se manifestaron ayer en París. ERan varios miles de personas, muchos con sus buzos de trabajo, protestando contra los despidos pero también contra la criminalización de la acción sindical. Había empleados de la Continental de Clairoix, a seis de los cuales los han condenado a la cárcel (con la condicional) por el saqueo de la subcomisaría de Compiègne, el pasado abril. Los trabajadores de Michelin, donde están programados 1093 despidos vinieron con una camiseta con el eslogan: «camión del mundo del embuste». A la cabeza de la manifestación, los obreros de la Goodyear de Amiens, donde están en marcha 820 despidos.
En la manifestación también participaron algunos políticos por Solidaridad (Olivier Besancenot del NPA, Cécile Duflot de los Verdes, Jean-Luc Mélenchon del Parti de Gauche, el socialista Arnaud Montebourg, el comunista Maxime Gremetz), pero no había ningún representante de las direcciones sindicales, ni siquiera Bernard Thibault de la CGT. La manifestación, de hecho, la había organizado la base, a la que apoyan una parte de los delegados sindicales CGT territoriales. En la manifestación se criticó con dureza el giro reformista de la dirección de la CGT, mientras en las fábricas crece la radicalización. La CGT persigue por un lado la negociación con la patronal, y por el otro la convocatoria de grandes jornadas de manifestaciones unitarias con otros sindicatos (la próxima será el 7 de octubre, pero la unidad, llamada el G8 de los sindicatos, ya ha perdido algunos miembros: Force ouvrière y la CFTC no asistirán).
«Esta es sólo la primera etapa», -afirma Jean-Pierre Delanoy, delegado de la CGT metalmecánicos de la región Norte-. «Organizaremos multitud e acciones, lo más convergente posibles. Ya no podemos esperar. La estrategia actual de las confederaciones sindicales no resulta buena». Xavier Matieu, líder de la lucha en la Continental (condenado por el saqueo de Compiègne), delegado de la CGT, acusa a las direcciones sindicales: «Quisiéramos que las confederaciones hicieran algo. La clase obrera ya está harta de recibir todos los golpes». Los obreros de la Goodyear dicen «basta con esas tres jornadas de manifestaciones intersindicales para que luego las negociaciones sigan con la Medef (la patronal francesa)».
«Basta de despidos de Bolsa», gritaron los manifestantes, que derribaron las barreras que defendían el Palais Brongniart, antigua sede de la Bolsa. «150.000 despidos en el sector automóvil, botín para los accionistas. Todo en nombre de la crisis. Es intolerable». «Basta de payasos que despiden y se embolsan beneficios», se leía en las pancartas. Los manifestantes piden una política industrial de verdad, que ponga fin al rosario de cierres de fábricas, mientras las luchas se concentran ya en las indemnizaciones por despidos en lugar de en la defensa de los puestos de trabajo.