El pasado 27 de septiembre estuvieron reunidos la Secretaria de Estado de Washington, Hillary Clinton y el recientemente juramentado como presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, Honduras estuvo entre los temas que trataron. En ese contexto el vicepresidente y canciller istmeño, insigne ficha del Opus Dei, Juan Carlos Varela pidió a la dirigencia política hondureña abstenerse […]
El pasado 27 de septiembre estuvieron reunidos la Secretaria de Estado de Washington, Hillary Clinton y el recientemente juramentado como presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, Honduras estuvo entre los temas que trataron. En ese contexto el vicepresidente y canciller istmeño, insigne ficha del Opus Dei, Juan Carlos Varela pidió a la dirigencia política hondureña abstenerse de convocar a sus seguidores a marchas o cualquier otra movilización en las calles, para dar paso a un escenario de calma en el país que permita el desarrollo ordenado y pacífico del proceso de mediación hacia las elecciones del próximo 29 de noviembre.
Varela también señaló que el ejecutivo panameño reconocería a quien surja electo en esos comicios, siempre y cuando estos fuesen transparentes. ¿Cómo concebir la transparencia electoral en un país donde gobierna un régimen de facto y están suspendidas las garantías constitucionales, incluso las inherentes a derechos humanos fundamentales? En la onda que le orden el Opus Dei, Varela tuvo la brillante idea de proponer nada más y nada menos que al cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga y monseñor Juan José Pineda, arzobispo y obispo auxiliar de Tegucigalpa, respectivamente, para liderar las conversaciones. Ambos personajes han expresado su apoyo al derrocamiento de Zelaya y a Micheletti, ¿Quién podría considerarlos como interlocutores válidos?
Pues bien, en el contexto de la reunión con Clinton, el gobierno de Martinelli se convirtió en el primero en el mundo en reconocer que aceptará a quien resulte electo en los comicios que organiza la dictadura hondureña. Como dato conexo, en Honduras, las organizaciones de la resistencia denuncian que los pertrechos usados para la represión por parte de la dictadura de Micheletti proceden de Israel, Perú y Panamá.
De nuevo bases yanquis en Honduras
Ricardo Martinelli, es un empresario, dueño de la principal estación de televisión de Panamá y de la principal red de supermercados de esa nación centroamericana. Es egresado de la cuna del neoliberalismo centroamericano, el INCAE Bussines School, en Costa Rica. Electo luego de la decepción generada por el gobierno de Martín Torrijos, en sus primeras semanas del gobierno ha dado varios pasos hacia la sombra del ajedrez que juega Washington en su estrategia global.
La subordinación de Martinelli va más allá de las posturas políticas, y de vestirse con el uniforme de los Yanquis de Nueva York, organizaciones sociales y populares de Panamá, han denunciado que está en marcha un acuerdo para la instalación de bases militares de Washington en territorio istmeño. El propio ministro de Justicia de Martinelli, José Raúl Mulino, anunció que lograron un acuerdo para establecer dos bases militares navales en el Pacífico panameño: una en Bahía Piña, Darién, y la otra en Punta Coca, sur de Veraguas. Mulino advirtió que ese acuerdo debería estar frmado antes del próximo 30 de octubre. El Frente Nacional para la Defensa de los Derechos Sociales y Económicos, organización popular panameña también denunció que en la localidad de Metetí, están construyendo una amplia pista de aterrizaje para el uso de aviones estadounidenses.
El «AntiChávez»
A mediados de septiembre, Martinelli estuvo de visita oficial en Italia, confesó en entrevista concedida a Il Giornale, que entró al país con el pasaporte italiano en mano y se autodenominó el «anti-Chávez italiano de América».
El presidente de ¿Panamá?, también expresó que Berlusconi era el mejor presidente italiano luego de Alcide de Gásperi ¿Y quién es ese? Pues el fundador de la Democracia Cristiana y del Partido Popular Italiano, que en 1904 afirmaría ante sus seguidores: «¡Sed primero católicos, después italianos¡». No hay que sorprenderse mucho por la declaración de Martinelli, ya que Il Giornale es propiedad de Berlusconi.