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May descubre sus cartas trucadas del Brexit

Fuentes: República de las ideas

La primera ministra británica Theresa May ha enseñado sus cartas sobre el Brexit y con un tono firme y amenazante ha dicho que el Reino Unido ‘no aceptará un mal acuerdo’ con la UE y que en ese caso habrá ruptura sin acuerdo. En suma que Gran Bretaña rompe los tratados con la UE y […]

La primera ministra británica Theresa May ha enseñado sus cartas sobre el Brexit y con un tono firme y amenazante ha dicho que el Reino Unido ‘no aceptará un mal acuerdo’ con la UE y que en ese caso habrá ruptura sin acuerdo. En suma que Gran Bretaña rompe los tratados con la UE y quiere sacar ventaja de esa fractura, o como dicen los franceses May ‘quiere la mantequilla y el dinero de la mantequilla’. Y por ese trágala la UE no va a pasar porque de hacerlo otros países de la Unión Europea seguirían los pasos del Reino Unido.

Lo que sí hubo ayer fue una clarificación oficial de la posición de Londres ante el inicio de las negociaciones de ruptura que durarán dos años y cuyo resultado May someterá a votación de las cámaras de los Comunes y Lores pero sin decir si esas votaciones serán vinculantes. Y todavía falta por ver si antes del inicio del proceso de ruptura, previsto para el mes de marzo, el Tribunal Supremo británico decide en próximos días que el inicio del Brexit sea sometido al voto del Parlamento.

El núcleo duro de la ruptura del Brexit lo constituyen el comercio y el poder financiero de la City de Londres. Sobre ambas cuestiones May lanza veladas y temerarias advertencias a la UE porque afirma que la UE tiene más que perder que el Reino Unido si Bruselas no acepta, como exige May, que el Reino Unido abandone la Unión Aduanera de la UE y firme un acuerdo de libre comercio con Londres. Lo que permitiría a los ingleses poner fin a la libre entrada de ciudadanos de la UE en su territorio (lo que fue el trampolín del Brexit), salir de la Corte Europea de Justicia y firmar nuevos acuerdos comerciales con otros países y especialmente con EE.UU.

Pues para empezar debemos señalar que los 27 países de la UE reciben el 46 % del total de las exportaciones británicas mientras los 27 solo envían al Reino Unido el 5 % de sus exportaciones. Con lo que si no hay acuerdo Gran Bretaña será la perdedora comercial del Brexit. En cuanto a las cuestiones financieras Londres amenaza a la UE con convertir la isla en un gran ‘paraíso fiscal’ bajando sus impuestos, pero los ingleses perderán a la City como gran centro financiero y más de la mitad de ese súper negocio financiero se irá a Fráncfort (sede del BCE).

Además Londres tiene dos problemas internos importantes con Irlanda del Norte y Escocia que votaron contra el Brexit. Y se equivoca May cuando dice que a la Europa continental le conviene el acuerdo con Londres porque el Reino Unido tiene, como Francia, armamento disuasorio nuclear. A lo que el general Charles De Gaulle, que siempre dijo que Inglaterra era ‘el caballo de Troya de los Estados Unidos en Europa’ y acertó, habría respondido con una sonrisa y un ‘mire cómo tiemblo, señora May’.

Gran Bretaña no está en posición de fuerza frente a la UE sino más bien de debilidad y la ruptura les saldrá muy cara, porque jugar a la alternativa de potenciar la ‘especial relación’ de Londres y Washington en tiempo de Donald Trump es como jugar a la ‘ruleta rusa’ y nunca mejor dicho lo de Rusia.

La ‘premier’ May tuvo ayer su día de gloria pero no le va a durar si la UE, hoy escasa de liderazgo político, le planta cara y hace lo que debe hacer que es impedir un Brexit a la carta para que decida Londres lo que se debe hacer.

Es Bruselas la que deberá decir a los ingleses: ‘si queréis salir ahí está la puerta y cuando estéis fuera entonces podéis llamar para pedir acuerdos y entonces la UE decidirá si os quiere recibir y cuál es el alto precio que se pone a las peticiones de May sobre el libre cambio comercial y financiero. Porque, como ha dicho Rajoy, si no hay libre circulación de personas no puede haber libre circulación de capitales y mercancías. Como se dice en Madrid el menú de la ruptura no debe ser a la carta y al gusto de Londres sino más bien el plato del día: ‘lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas’.