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Francia

Mélenchon: dos entrevistas

Fuentes: Sin Permiso

Mélenchon: «Estoy listo para ser primer ministro» Mathieu Deslandes ¿Piensa usted que puede construir una mayoría alternativa con los ecologistas y una parte de los socialistas. ¿En qué momento podría ser eso una alianza electoral? ¿Para las municipales de 2014? Somos triunfadores. No vamos a esperar a 2017 diciéndole a la gente: «Mientras tanto, podéis […]


Mélenchon: «Estoy listo para ser primer ministro»

Mathieu Deslandes

¿Piensa usted que puede construir una mayoría alternativa con los ecologistas y una parte de los socialistas. ¿En qué momento podría ser eso una alianza electoral? ¿Para las municipales de 2014?

Somos triunfadores. No vamos a esperar a 2017 diciéndole a la gente: «Mientras tanto, podéis reventar». Así que hace falta batirse todos los días para abrir camino a una alternativa.

Hay una mayoría de izquierda en la Asamblea: yo propongo que cambie de centro de gravedad. Estoy listo para ser primer ministro, pero me puedo imaginar que no lo sea. Fórmese una coalición de socialistas, ecologistas y representantes electos del Front de Gauche, en una línea de ruptura evidentemente con la lógica capitalista y productivista. Es posible. A nosotros nos toca demostrar que somos socios fiables, ideológicamente estables, no dogmáticos.

La derecha del movimiento socialista no puede pretender cuando menos tomar como rehén a todo el mundo poniéndole una pistola al pecho con el tema: «Quien no esté de acuerdo con lo que dice Ayrault [primer ministro del gobierno de Hollande], que se prepare a entregar el poder al Frente Nacional».

François Bayrou tiene un sueño comparable al suyo. ¿Qué hipótesis cree usted muy probable: la que usted desea o la de una alianza del centro?

La alianza del centro se va pendiente abajo. El PS va a asfixiar a los centristas como organización y va a constituirse él mismo como «partido centrista para ser central»…Me los conozco a todos de memoria, hasta sus chistes malos. Y luego, ¿va a resistir esta pendiente la alianza con los ecologistas? No lo sé, pero si no resiste, tomaremos su lugar.

¿Qué es lo que podría suceder para que llegue a darse la hipótesis que usted desea?

Primero, la convicción: que los diputados tomen conciencia de que no se tiene en pie votar contra un tratado y votar después a favor de todos los textos que suponen su aplicación. Que hay una contradicción primordial en ser antiproductivista y pertenecer a un gobierno cuyo jefe preconiza la política de oferta.

Y luego, la política es el arte de la realización. La mecha comienza a prender. Todo el mundo sabe que Grecia no pagará (aparte de algunos dirigentes franceses que no quieren creerlo). Nos llegarán choques desde arriba.

Pero habrá también choques internos. En su vida cotidiana, nuestro país está ligado muy estrechamente a los servicios públicos. Los presupuestos de austeridad conducen al bloqueo en muchos sitios. Esto va a difundirse de manera molecular hasta la pequeña alcaldía del país: una recogida de basuras menos por aquí, menos calefacción en tal sitio, la supresión allá de un puesto del que vivía tal y cual persona…Es el escenario latino. En alguna parte algo va a quedar bloqueado.

Para que un choque así derrumbe el sistema, hace falta que el sistema esté ya carcomido. Es decir, que el pueblo evacue las instituciones y el sistema político. No porque la política no interese, sino porque lo que ve le parece que no es una respuesta adaptada.

Si se es de derechas, ¿quién te representa hoy en día? ¿Madame Le Pen, el señor Fillon, el señor Copé? Delante de nuestros ojos, el sistema está a punto de desintegrarse. En cuanto a la autoridad del PS…En resumen: los dos mastodontes que monopolizan la palabra el 95% del tiempo, el 90% de los escaños en la Asamblea Nacional, el 80% de la financiación pública, están en crisis ideológica y nadie cree una sola palabra de lo que dicen sus jefes.

La crisis climática y ecológica, la crisis financiera, la crisis de la UMP, la crisis del PS: todo eso no se muestra separado más que por un efecto óptico. En la realidad, todo esto se produce al mismo tiempo. Y todo eso se compondrá al mismo tiempo.

¿Cuándo?

Llegan las municipales y sobre todos las europeas con sistema proporcional en 2014. La hoja de ruta no data de hoy: yo sabía perfectamente que no podía llegar de un salto en el primer paso. Prosigo con mi estrategia: tratar de pasar por delante de los socialistas y proponer una mayoría alternativa de izquierda. .

¿Lo cree usted? Los comentaristas repiten que la sociedad francesa se derechiza…

Los únicos personajes que parecen liberar energía son, en efecto, personajes derechistas. Eso viene bien, son ellos los que tienen los medios de comunicación y las palancas. Leemos entonces que el señor Valls es muy popular y la señora Le Pen, muy erótica…

Dicho esto, también podemos encontrar que la sociedad está en la extrema izquierda. En el momento en que se habla de los ricos, en el momento en que se habla de banqueros, todo el mundo está de acuerdo en decir que nos explotan y que deben pagar.

Las señales de extrema izquierda están presentes en la conciencia popular al mismo tiempo que los indicadores llamados de derechas.

En realidad, estamos en presencia de un doble estancamiento de la síntesis política y cultural.

La derecha ya no puede hacer como en los años 80 y decirnos: «el mercado, ¡siií!». Hace falta que gestione a la vez el orden establecido – el mejor posible, según ella – y que suministre una argamasa: la ha encontrado en el odio al otro, la xenofobia, el odio, odio y más odio.

Pero los progresistas todavía están más en quiebra. No llegan a proponer una respuesta nueva a las aspiraciones de la gente.

Nosotros, nosotros tratamos de responder a ello. Somos la nueva fuerza, la nueva izquierda.

Mathieu Deslandes , periodista de Rue89, publicación digital promovida por Le Nouvel Observateur es el autor de la entrevista .

 

Jean-Luc Mélenchon: «El socialismo no necesita ser una utopía. Es una respuesta concreta a problemas concretos»

Seumas Milne

Seumas Milne – Consiguió usted un número muy notable de votos en las elecciones presidenciales francesas de este año [2012], y estos votos del Front de Gauche [Frente de Izquierda] tuvieron un papel vital en la elección de François Hollande como presidente. Así pues, ¿qué puede hacer hoy el Front de Gauche ante esta situación política para cambiar el rumbo de la política de este gobierno en la dirección que desean ustedes?

Sin el Front de Gauche y los cuatro millones de electores que respaldaron mi candidatura, no habría habido victoria de la izquierda en Francia, no habría habido victoria de la izquierda: este punto es muy importante, no sólo para situar parcialmente la importancia específica del Front de Gauche sino para comprender la dinámica de nuestra sociedad. François Hollande fue elegido por tanto por estrecho margen, con un millón de votos sólo de ventaja. Como punto de partida, la mayoría que echó a Sarkozy fue solamente de un millón de votos de diferencia. Y me parece que el primer deber de un gobernante en esta situación debe ser intentar hacer homogénea su mayoría. Es exactamente lo contrario de lo que hizo François Hollande: se comportó como si de algún modo esos votos se hubieran perdido, como si esos votantes hubieran tenido simplemente una rabieta: bueno, votaron por el Front de Gauche, pero no tiene ninguna importancia.

No quisimos formar parte del gobierno de François Hollande, porque sabíamos que se situaba dentro del marco de los tratados europeos que permiten un déficit de sólo el 3%, con políticas de austeridad, etc. Lo sabíamos. Y sabe usted, la gente no nos creía. Decían: Mélenchon exagera…es que está enfadado con Hollande, como si fuera un conflicto personal. Por otro lado, la prensa comentaba: están molestos, es que no se caen bien. Le voy a hacer una revelación: es imposible enfadarse con Hollande, tiene un carácter muy agradable, todo lo contrario que yo. Así pues, no es algo en absoluto personal, es un asunto político. Hemos tomado distancia, pensando que así le daríamos una oportunidad. Nos abstuvimos en la votación de confianza, dejamos que aprovechara su oportunidad. No somos sectarios, no hemos juzgado por anticipado. Pero hemos seguido una actitud razonada: hemos ido mirando con lupa cada una de las proposiciones de ley. Bueno, pues ha suspendido por completo el examen. Y ahora somos, queremos ser la alternativa a la izquierda.

Me gustaría que la gente entendiera bien este punto. No somos una fuerza testimonial. Somos muy románticos, por supuesto, pero no limitamos nuestra personalidad política al romanticismo del cambio. Estamos listos para gobernar mañana mismo, si fuera necesario. Así pues, tenemos que encarnar esta alternativa ahora y no decirle simplemente a la gente: ya nos veremos en 2017, que hasta entonces pueden sufrir mil desgracias. Ahora es cuando podemos cambiar las cosas, estando disponibles, siendo respetuosos al mismo tiempo con la legalidad institucional de nuestro país. Así pues, disponibles, vigilantes en ambas cámaras y sobre el terreno, organizando la simbiosis entre acción social y acción política, que es de hecho algo muy nuevo en Francia, absolutamente nuevo. Es novedoso que se vean pancartas sindicales en mítines políticos, o que haya militantes políticos en reuniones sindicales. En Francia, estas novedades suponen mayor agitación.

Como dice usted, los socialistas fueron elegidos con un programa contrario a la austeridad, pero ahora Hollande está poniendo en práctica de modo efectivo su propio plan de austeridad y ha aceptado el pacto fiscal europeo, que lleva implícita la deflación, como único modo de salir de la crisis y resolver los problemas de competitividad, la deuda y demás en toda Europa. ¿Cuál es su alternativa económica al programa de austeridad aplicado en Francia?

Los socialistas franceses han sido banalmente, trivialmente mendaces y, en ciertos aspectos, estafadores políticos: es decir, que te venden un artículo, pero cuando abres el paquete, lo que hay dentro es algo distinto. Llegaron, pues, al poder afirmando que apoyarían medidas políticas antiausteridad, que todos compartirían el esfuerzo de la carga, que renegociarán los tratados europeos, que harán arrancar el crecimiento. Por el contrario, primeramente Hollande ha avalado entero el tratado «Merkozy». No cambió ni una línea, ni una coma. Primero dijo que había negociado, y nosotros le preguntamos, ¿dónde? ¿Hay una sola palabra que haya cambiado? No, nada.

Entonces, ¿qué haría el Front de Gauche hoy si estuviera en el gobierno? Si estuviera hoy usted en el gobierno, ¿qué medidas pondría en práctica y cómo financiaría ese paquete de crecimiento?

El Banco Central Europeo tendría que poder prestar directamente a los estados miembros. ¡Y nosotros somos Francia! No es por ser arrogantes, pero estamos en mejores condiciones de discutir que otros países. Somos la segunda potencia económica del continente, la quinta del mundo y pronto seremos el país más poblado de Europa.

No se puede hacer Europa sin nosotros. No se puede contar sólo con nosotros, pero no puede hacerse sin nosotros. Por lo tanto, tenemos derecho a decirles a todos nuestros conciudadanos europeos: mirad, nosotros, los franceses, somos jóvenes, somos el país más joven de Europa. Necesitamos puestos de trabajo debido a nuestro sistema de jubilación escalonado. Estamos justo en la situación contraria a la de Alemania, un país que no es virtuoso sino pobre, tanto para sus trabajadores como para su juventud. Es un país frágil, desestabilizado por el envejecimiento de su población y por la extremada especialización de su producción económica.

¿Y qué pasa si no podemos pagar la deuda? Déjeme decirle algo que le va a chocar: no es grave. Los norteamericanos no pagan nada de su deuda. Continuamente se autofinancian. La última vez se autocancelaron 2.800 millones de dólares y no le pidieron permiso ni a usted ni a mí. Por consiguiente, Europa no debe nada a nadie. Si Europa pagara directamente toda su deuda soberana al Estado, en lugar de dar dinero a los bancos que a continuación se lo prestan a los estados miembros mientras elevan a la vez las tasas de interés y multiplican su valor por 2, 3, 4, 5, 17…esto sería mucho más razonable. ¿Y cuál sería el riesgo? ¿Un poco de inflación? Bueno, ¿qué prefiere, ¿un poco de inflación o morir? Yo comprendo la relación de fuerzas. Soy un hombre razonable, a favor de relaciones civilizadas. Pero relación civilizada no es que el señor Mittal decida cerrar la siderurgia en mi patria. Una relación civilizada no es que una panda de golfos de Moody´s o Standard & Poor´s decida en un taxi entre el aeropuerto y el hotel que merece rebajarse el rating crediticio de mi país. Eso no son relaciones civilizadas, son relacione de bandidos, de rufianes, de gente que se tira al cuello en cuanto se ve, que no se respeta. Hace falta que el pueblo se haga respetar, y por eso hace falta que haya gente como nosotros.

Como ha venido usted diciendo, el modelo neoliberal que se derrumbó en 2008 [Mélenchon: «¡Uuuf, qué alivio!»] parece que ha fracasado no sólo en Europa sino en todo el mundo. La gente entiende que se ha visto que este tipo de capitalismo, aunque se esté tratando de reconstruirlo, es un fracaso, pero al mismo tiempo, aunque se considere que no está funcionando, mucha gente piensa que la izquierda ya no tiene alternativa sistémica propia. Así que ¿cuál es su respuesta a esto, ¿qué clase de socialismo contempla usted en el siglo XXI?

¿Qué es el socialismo para el siglo XXI? La cuestión no se ha planteado nunca de un modo dogmático, teórico, abstracto: ¿qué mundo preferiremos, el mundo de Papá Noel todos los días o el de una semana de cuatro jueves? ¡No llueve nunca, pero hay agua en los ríos! Desde luego, el socialismo no tiene que ser una utopía. Es una respuesta concreta a problemas concretos. ¿Qué es el socialismo del siglo XXI? Un socialismo que responde a la necesidad del interés general humano, cuyo artículo primero es la conservación del ecosistema que hace posible la vida humana. Pues bien, ese es un programa adecuado de trabajo, y hay tarea por hacer. Pero eso significa que hay un interés general mayor que es más fuerte que el interés individual. Y ese es el hecho nuevo, lo que la crisis del ecosistema ha puesto de manifiesto. Hay un interés general humano. ¿Qué es el socialismo del siglo XXI? La satisfacción del interés general humano.

Seumas Milne es un analista político británico que escribe en el diario The Guardian. También trabajó para The Economist. Es coautor de Beyond the Casino Economy .

Traducción para www.sinpermiso.info : Lucas Antón

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5572#