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Perú

Melissa Alfaro: 31 años sembrando memoria

Fuentes: Rebelión

“Tu estrella no dejará nunca de brillar” es una de las frases que ilustran la exposición inaugurada en la Asociación de Periodistas de Perú el pasado 10 de octubre, coincidiendo con el 31 aniversario del asesinato de la joven periodista Melissa Alfaro Méndez mediante un periódico-bomba dirigido a la redacción del semanario Cambio. La familia lleva décadas buscando justicia para que se sancione a los responsables legales de dicha muerte.

Entre los presuntos responsables de dicho crimen se encuentran, según documentos de la Fiscalía, Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, Julio Rolando Salazar (ex Jefe del Servicio de Inteligencia Nacional), Pedro Edilberto Villanueva (ex Comandante General del Ejército) y Víctor José Penas Sandoval (oficial ejecutor de la elaboración de los “sobres bomba”).

La familia de Melissa organizó una serie de actividades los pasados días 9, 10 y 11 de octubre para reivindicar su memoria y exigir justicia. Durante estos tres días diferentes actividades permitieron recordar uno de los miles de casos de la violencia del conflicto armado interno peruano (1980-2000).

La conmemoración inició el pasado domingo nueve de octubre con una romería en el memorial “el Ojo que Llora” en Lima. Coincidiendo con la fecha del aniversario, el lunes diez se inauguró una sala de exposiciones en la Asociación Nacional de Periodistas que lleva su nombre y, que, para su estreno, acogió la exposición «Una cartera: oficio y memoria de Melissa Alfaro Méndez«. El martes 11, se proyectó en el museo del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social –LUM- el corto documental «El polvo ya no nubla nuestros ojos« del Colectivo Silencio y seguidamente la obra de teatro «Melissa una constelación» de la Colectiva Trenzar. Todo un esfuerzo colectivo en el que se implicaron un gran número de personas para reivindicar un caso que se mantiene en la impunidad.

Madre de Melissa Alfaro Méndez

Melissa Alfaro tenía solo 23 años cuando un paquete bomba acabó con su vida cuando revisaba la correspondencia que había llegado a la redacción. En el libro de Norma Méndez titulado “Melissa, sembrando memoria”, (editado por el LUM) su madre la recuerda como una niña intrépida y solidaria, y evoca su paso a la universidad y sus primeros trabajos en el periodismo. Resalta sus entrevistas a los niños conocidos como los “pirañitas” de la Plaza San Martín.

“… en aquellos años, a ciertas horas, nadie se atrevía a pasar por ahí porque eran asaltados por estos niños (…) los entrevistaba y ellos les contaban sus problemas…”

Después relató cuando en 1989 ingresó a trabajar como practicante a la revista Cambio donde, luego de un año, le concedieron un puesto con salario. El semanario Cambio fue una revista de izquierda, y cuando Fujimori llegó al poder en 1990 comenzó el asedio abierto a los grupos de izquierda. Empezaron las persecuciones a la revista y las amenazas. En el libro aparecen estas amenazas: “Te vamos a violar, te vamos a matar…, no escribas sobre esto…” y como la propia Melissa reconocía, se mantenía muy asustada.

En la actualidad su hermano Igor Alfaro, como el resto de la familia, tiene un papel muy destacado en reivindicar la memoria de su hermana. El día del atentado Igor tenía solo trece años. El domingo previo al atentado con la bomba habían celebrado su cumpleaños en familia. En la sede de la ANP el día del aniversario conduce la inauguración de la sala expositiva que lleva el nombre de Melissa, y de la muestra que gira alrededor de los objetos personales que se encontraron en la cartera que Melissa llevaba consigo el día que explosionó el artefacto mortal.

Igor Alfaro, hermano de Melissa, durante la exposición fotográfica

La familia tardó 20 años en abrir la cartera que les entregaron como parte de sus restos personales. Ahora su contenido da lugar a este ensayo etnobiográfico que recoge los pequeños objetos hallados en su interior: el lápiz de labios, el cigarrillo, la libreta de apuntes, la billetera, algunas cartas personales y los carnets de estudiante y periodista.

Objetos personales encontrados dentro de la cartera de Melissa el día de su asesinato.

Como parte de la muestra se editó un periódico en el que se recopilan algunos de los artículos que Melissa escribió en la revista Cambio. En esas notas periodísticas se tratan asuntos locales de salud, transporte, mortalidad infantil, en la que no falta la crítica hacia las políticas de ajuste económicos del gobierno de Alberto Fujimori relatando así sus consecuencias “la cifra de 20 mil niños muertos al año, récord poco envidiable en nuestro país, le quedara chico al ministro de Economía y Finanzas, Juan Carlos Hurtado Miller, después del ajustón económico al cual nos ha sometido”.

También escribió sobre la masacre de Uchuraccay en la que ocho periodistas, su guía y un comunero fueron asesinados en 1983. Estas son algunas de las notas que se han podido recuperar del trabajo de Melissa, después de una investigación porque los fondos y ejemplares de la revista que fue clausurada por Fujimori desaparecieron con el cierre.

Un mes antes de su asesinato, asumió el cargo de Jefa de Informaciones de Semanario cambio. El asesinato de Melissa se enmarcó en una serie de atentados selectivos con bomba contra defensores de Derechos Humanos y opositores a dicho gobierno, como Víctor Hugo Ruíz León, Alejandro Augusto Zúñiga Paz, Carlos Eduardo Arroyo Reyes y Ricardo Letts Colmenares.

El material explosivo ambo-gelatina, utilizado exclusivamente por militares, es lo que llevó a considerar en las investigaciones realizadas que el asesinato de Melissa Alfaro Méndez fue ejecutado por la organización criminal liderada por Alberto Fujimori Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos.

En esos momentos ya habían sucedido otros atentados de características similares. El hecho de que el explosivo fuera camuflado en un periódico-bomba y no en un sobre bomba a la atención del Director es lo que ocasionó que Melissa lo abriera con el fatal desenlace.

Después del atentado, el expresidente Alberto Fujimori ordenó a las Fuerzas Armadas a allanar y tomar el semanario. Se llevaron todo, tomaron presos al vigilante y a cuatro periodistas que estaban ahí, los acusaron de terrorismo y fueron condenados por un tribunal “sin rostro”. Más adelante consiguieron la libertad, pero el semanario no volvería a abrir. Resulta especialmente reveladora la fecha en que sucedían estos hechos.

Aún faltaban seis meses para que Fujimori protagonizara un auto-golpe y, aunque la dictadura no se había formalizado los escuadrones de la muerte, tenían claro cuáles eran los objetivos sobre los que actuar para eliminar la disidencia política.

Los procesos judiciales en Perú en el que aparecen como inculpados y responsables, según documentos de la Fiscalía, sufren retrasos y dilataciones. En ellos resaltan Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, Julio Rolando Salazar (ex Jefe del Servicio de Inteligencia Nacional), Pedro Edilberto Villanueva (ex Comandante General del Ejército) todos ellos como autores intelectuales. También Víctor José Penas Sandoval (oficial ejecutor de la elaboración de los “sobres bomba”).

Ante la denegación del acceso a la justicia en Perú, la familia Alfaro ha tenido que recurrir recientemente ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos –CIDH- con el asesoramiento legal de la Asociación Pro Derechos Humanos – APRODEH- presentando la correspondiente denuncia contra el Estado peruano. APRODEH es una organización de Derechos Humanos que acompaña a la familia Alfaro desde 2004 en la búsqueda de justicia y reparación. La familia Alfaro tuvo un especial recuerdo hacia Pancho Soberón, director fundador de esta entidad y fallecido el pasado día 7 de octubre de 2022, y hacia el trabajo de APRODEH “sin el cual estaríamos abandonados y en la oscuridad”.

Norma Méndez durante su intervención en el LUM destacó la importancia de la memoria, para que estos crímenes no vuelvan a repetirse. Advirtió que hay gente interesada en que la historia cambie, que no se conozca como realmente es y encubrir a quienes han cometido asesinatos, convirtiéndolos en héroes. La memoria es imperecedera, dijo.

A los demás familiares de víctimas les pidió reforzar la memoria, porque «eso es lo único que va a quedar en la historia y para que no vuelvan a repetirse las crueldades que se hicieron en los gobiernos de Belaunde, Fujimori y Alán García», resaltó.

Luis Mangrané. Internacionalista, Observador Internacional de Derechos Humanos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.