Durante este fin de semana, Venezuela ha ejercido de anfitrión en la XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) que se ha celebrado en la Isla Margarita. En esta Cumbre se han seguido poniendo de manifiesto aquellos postulados que desde la Conferencia de Bandung del año 1955 reclaman más soberanía para los países […]
Durante este fin de semana, Venezuela ha ejercido de anfitrión en la XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) que se ha celebrado en la Isla Margarita. En esta Cumbre se han seguido poniendo de manifiesto aquellos postulados que desde la Conferencia de Bandung del año 1955 reclaman más soberanía para los países del Sur. Sin embargo, y con permiso de esta transcendental Cumbre, el principal escenario de disputa geoeconómica y geopolítica regional de las últimas semanas ha sido el Mercosur.
Consolidado el golpe en Brasil y acreditada la mayoría conservadora en el Mercosur, las miradas se han vuelto contra el país que ostenta la Presidencia Pro Témpore (PPT) del bloque. Venezuela tiene la PPT desde el pasado mes de julio tras el traspaso realizado por Uruguay de la misma. Es necesario recordar que la PPT es rotatoria por orden alfabético y tiene una duración de 6 meses, por lo que en este caso tras finalizar el periodo de Uruguay le correspondía a Venezuela.
Los últimos episodios del enfrentamiento han tenido como protagonistas a los cancilleres de Paraguay, Brasil y Argentina por un lado, y a la bancada progresista del Parlasur por otro. En cuanto a los primeros, el pasado martes 14 de septiembre, hicieron público un comunicado en el amenazaban con la expulsión de Venezuela del bloque por el supuesto incumplimiento de la incorporación de cierta normativa mercosureña a su legislación nacional. El comunicado fue apoyado por Paraguay, Brasil y Argentina y contó con la abstención de Uruguay.
A esto, el viernes 16 de septiembre la Bancada Progresista del Parlasur formada por representantes del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (Venezuela), Frente Amplio (Uruguay), Frente Para la Victoria (Argentina), el Frente Guazú (Paraguay) y el Partido dos Trabalhadores (Brasil) emitió un comunicado en el que denunciaba la declaración conjunta de los Cancilleres por ser resultado de «una maniobra política y una violación de los Tratados fundacionales» del Mercosur.
Estos son los últimos acontecimientos que se produjeron en esta misma semana, pero lo que realmente nos queremos preguntar es sobre las razones que están motivando esta disputa al interior del Bloque.
Si nos remontamos un poco al comienzo del siglo XX con las victorias electorales de Lula da Silva en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina, podemos ver que el Mercosur comienza un viraje sobre sus objetivos fundacionales, que en un primer momento habían sido meramente comerciales y bajo una óptica librecambista. Posteriormente, la llegada de Mújica en Uruguay, y la de Lugo en Paraguay hasta su interrupción golpista, fue fortaleciendo la visión contrahegemónica del bloque y apostando de manera clara por una mayor apertura de la agenda del mismo. Esto, además, se vio fortalecido por la decisión de Venezuela en el año 2005 de ingresar en el bloque, hecho que se consumó en 2012.
Esta reorientación chocaba con los postulados del regionalismo abierto que habían inspirado su creación, por lo que en ciertos sectores opulentos de estos países comenzaba a cundir algo de malestar con el bloque.
Para tener idea de la dimensión que el Mercosur tiene en la región y en la economía mundial hay que poner sobre la mesa algunos datos. El Mercosur en conjunto constituye la quinta mayor economía del mundo (FMI, 2014) y viven en él 295 millones de personas. Su extensión es de 14.869.775 km2 y posee una gran cantidad de recursos naturales, tanto renovables como no renovables. Es necesario destacar que dentro del territorio del Mercosur se encuentra una de las reservas de agua dulce más importante del planeta como es el Acuífero Guaraní que comparten Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Además, con la incorporación de Venezuela en el año 2012 se convirtió en el territorio con unas mayores reservas de petróleo del mundo. Agua y petróleo, dos de los recursos más codiciados a nivel global por su escasez, su precio, y en consecuencia las posibilidades de negocio que se abren para el acaparamiento de estos recursos por parte del capital privado.
Para poner éstos y otros recursos en los mercados internacionales se hace necesario darle otra vuelta de tuerca al Mercosur con la idea de volver a sus orígenes ligados a la apertura comercial y la promoción del capital privado. Como resultado de este objetivo podemos identificar las siguientes estrategias que quieren desarrollar los países conservadores del Mercosur:
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Retomar la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea que había quedado frenado durante años. Esto con el objetivo de profundizar las relaciones comerciales con los mercados europeos de modo que las exportaciones mercosureñas se abaraten en aquellos mercados. Esto, por supuesto, hará incrementar las utilidades de unos pocos y profundizará las relaciones de dependencia de los países de la Periferia con respecto a los del Centro, además de inundar los mercados nacionales de los países parte del Mercosur con productos de fuera del bloque, con las consecuentes consecuencias negativas para la producción interna del bloque.
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Acercamiento a la Alianza del Pacífico. Desde el nacimiento de la Alianza del Pacífico en el año 2011, ésta se convirtió en el principal bloque que disputaba el espacio geoeconómico en la región al Mercosur. Sin embargo, ahora el Mercosur, al menos en lo referente a Argentina, Brasil y Paraguay, buscan estrechar la asociación con la Alianza del Pacífico y que la misma se base en la apertura comercial tanto intra-bloques, como extra-bloques.
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El acercamiento estratégico con la Alianza del Pacífico y sus postulados hacen que en la misma línea haya un acercamiento hacia el Tratado Transpacífico (TTP) y por tanto también una mayor vinculación comercial y política con los Estados Unidos.
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Como consecuencia de los puntos 2) y 3), podría estar fraguándose el intento de reconstruir, esta vez por fascículos, el gran proyecto neoliberal de las Américas, esto es el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas o ALCA. Evidentemente de una forma mucho más disimulada, pero optando a la conformación de una zona de libre comercio desde el Cabo de Hornos hasta Punta Barrow.
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Aislacionismo de Venezuela. El principal escollo para la puesta en marcha de estas estrategias en el seno del Mercosur es Venezuela, de ahí que las cancillerías de estos países estén trabajando a destajo para ir minando el liderazgo regional que Venezuela había logrado desde el año 1999.
Sin embargo, las tensiones dentro del Mercosur y la debilidad en la legitimidad de algunos de los Gobiernos que quieren imponer esta nueva inserción del Mercosur subordinada a los intereses del norte, hacen que aún sea difícil de implementar. América Latina en general, y el Mercosur en particular, se encuentran en estos momentos en una encrucijada en la que se juegan profundizar los avances alcanzados durante los últimos 15 años a nivel regional, o volver a una versión 2.0 de un modelo que ya mostró su fracaso en el ocaso del siglo XX. El Mercosur no será ni mucho menos el único escenario de disputa, pero sí será uno de los principales en los que las fuerzas restauradoras quieren doblegar al país que comenzó a reescribir la historia de la región en el siglo XXI.
Sergio Martín-Carrillo, Investigador de la Unidad de Debates Económicos de CELAG
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