La canciller alemana, Angela Merkel, ha conseguido ganar tiempo al sacar adelante el proyecto de ley para ampliar el fondo de rescate del euro con los votos de los partidos gobernantes y reducir el número de disidentes. Pero los retos que aún tiene que afrontar pueden hacer que en unos meses su bipartito se encuentre en una situación similar o peor. Entre ellos, la consulta a las bases del FDP sobre el rescate que preparan los «rebeldes» liberales .
La canciller alemana, Angela Merkel, ha hecho pasar con su propia mayoría de votos el proyecto de ley que legaliza la ampliación de la parte alemana en el fondo de rescate del euro. El Estado alemán avala ahora por 211.000 millones de euros este fondo.
Dado que no era seguro si la jefa de Gobierno iba a poder reunir por medios propios la mayoría necesaria, su bipartito se hallaba al borde de la ruptura. Con la votación de ayer, todos los partidos representados en Parlamento alemán, el Bundestag, han logrado lo mismo que Grecia quiere conseguir con los créditos de la UE: ganar tiempo.
Merkel ha ganado tiempo porque al final los «disidentes» se quedaron en 15 y no en 19 diputados que podrían haber votado en contra, poniendo en peligro la autoridad de la presidente de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). En total 523 parlamentarios votaron en favor, 85 en contra y tres se abstuvieron.
El partido socialista Die Linke fue la única formación que dijo no al proyecto de Ley. Aún así el reconocido economista alemán, Stefan Homburg, augura: «El euro fracasará».
Como era de esperar, la CDU y su socio liberal (FDP), se felicitaron por el éxito al que presentaron como una muestra de que Alemania asume sus responsabilidades en la UE y de que también cuenta con un gobierno unido.
«Una victoria parcial, pero nada más», calificó el diario conservador «Die Welt» el resultado, porque Merkel tiene que enfrentarse ahora a una serie de obstáculos y en pocos meses su bipartito podría estar en una situación similar o incluso peor, siempre según cómo evolucione la situación de Grecia e Italia.
Por delante le quedan, por un lado, el segundo paquete de ayudas a Grecia y la implantación del permanente Mecanismo de Rescate del Euro, cuya aprobación ha sido aplazada hasta enero.
Controlar la comisión
Por otro lado la Corte Federal Constitucional ha sentenciado que en adelante el Bundestag estará involucrado en la toma de decisiones a través de su Comisión Presupuestaria.
Eso significa que el Gobierno no sólo ha de mantener a raya a su diputados sino que también ha de convencer a los integrantes de la Comisión. Así que Merkel en adelante ha de lidiar entre las obligaciones internacionales y los intereses nacionales y partidistas.
El mayor reto es la consulta de las bases del FDP que está preparando el «rebelde» liberal Frank Schäffler para que digan no al fondo de rescate. Eso supondría el final del bipartito.
En este proyecto se basan las esperanzas de aquellos personajes procedentes de la banca, economía e industria alemanas que se reunieron hace una semana en un lujoso hotel de Berlín para dar a conocer su rechazo al rescate a Grecia.
Entre ellos estaban los economistas «euroescépticos» y el ex presidente de la industria alemana, Olaf Henkel. Este último amenazó con la formación de un nuevo partido en el caso de que Schäffler fracase con su referéndum. Ese sería el ocaso del FDP, ya que el partido liberal ha caído de 14 puntos (2009) a menos de 4 puntos en los actuales sondeos.