La Ejecutiva del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) nombró oficialmente al ex ministro de Hacienda Peer Steinbrück como su candidato a canciller para las elecciones generales de 2013. La canciller Angela Merkel se enfrenta a un político neoliberal que formó parte de su gabinete de la Gran Coalición (2005-2009).
Con esa decisión, la cúpula del SPD ha puesto fin a una interminable discusión sobre quién va a liderar al partido en la campaña electoral del año que viene. Cada día que pasaba sin que la segunda fuerza política se inclinara por uno de los tres favoritos, perdía credibilidad.
La decisión en sí no sorprende porque Steinbrück era uno de los tres nombres que se barajaban aparte del de su ex compañero de gabinete, Frank-Walter Steinmeier, y del del presidente del partido, Sigmar Gabriel. Este último era el peor valorado del trío por el conjunto del electorado, mientras que el ex ministro de Exteriores obtuvo la mejor puntuación. Pero Steinmeier no aguanta a Gabriel, que tiene fama de hablar o de tuitear primero para verificar después lo dicho o lo escrito. Desde este punto de vista Steinbrück resulta ser una solución «socialdemócrata», un compromiso.
Gabriel, como máximo representante del partido, habría tenido la posibilidad de ir por la vía de una consulta de las bases, y proponiendo por ejemplo a la popular ministro-presidente de Renania del Norte Westfalía, Hannelore Kraft. No lo hizo porque habría mermado su propia posición. El nombramiento de Steinbrück se hizo público el viernes, de forma repentina, y coincidió con el anuncio de la dimisión del ministro-presidente, Kurt Beck, de Renania del Palatinado, después de que su nombre apareciera en medio del escándalo que rodea la quiebra multimillonaria del famoso circuito de Fórmula uno, el Nürburgring.
Con este socialdemócrata vuelve un político a la primera fila que hace una década era un ferviente defensor de la política neoliberal del entonces canciller, Gerhard Schröder (SPD). Con la denominada «Agenda 2010» la socialdemocracia alemana sentó las bases económicas, recortando sueldos y prestaciones sociales, que a medio plazo beneficiaron a la economía germana frente a sus competidores europeos que hoy en día tienen que «recortar» en medio de una gravísima crisis. La política de Schröder llevó al SPD a la ruptura, ya que los descontentos dejaron sus filas para unirse junto a Oskar Lafontaine con el entonces Partido del Socialismo Democrático (PDS), creando el partido Die Linke (La Izquierda).
Después de haber perdido la cancillería en 2005, Steinmüller se convirtió en el vicecanciller y ministro de Exteriores de la nueva jefa de Gobierno, la demócrata cristiana Angela Merkel. A su vez Steinbrück se llevó muy bien con la canciller porque como su ministro de Hacienda se opuso a la regulación de los mercados financieros, algo que ahora sí está pidiendo. También dijo en 2008 que el sistema bancario alemán estaría fuerte y no necesitaría ayuda estatal. No son las únicas contradicciones en la vida política del candidato, quien en 2010 dijo en una entrevista que no quería volver a la Cancillería, «si no es en calidad de huésped».
Según las actuales encuestas, no entraría como canciller al centro del poder político, porque la CDU de Merkel se sitúa en 37 puntos y el SPD en 27 puntos. Junto con los Verdes, su socio preferido, Steinbrück alcanzaría sólo el 40% de los votos, mientras que el aliado liberal (FDP) de Merkel mantiene con magros cinco puntos al bipartito en el primer puesto. «No va a haber coalición con Die Linke», insistió Gabriel ayer, arremetiendo una vez más contra la corriente de Lafontaine, el ex presidente del SPD. Hace un par de semanas la cúpula de la formación socialista ofreció al SPD y a los Verdes cooperación para formar un tripartito a nivel nacional. Katja Kipping y Bernd Riexinger recibieron un sonoro nein (no) de parte de sus anhelados socios. Igual de tajante, Steinbrück excluyó una cooperación con el Partido Pirata, cotizado hoy en seis puntos.
Merkel se encuentra bastante cómoda porque el 63% de los alemanes no piensa que Steinbrück le vaya a ganar y el 47% le prefiere a ella que al socialdemócrata. Cara a las elecciones del 2013 una reedición de la Gran Coalición, con Merkel al frente, parece la opción más probable, sobre todo en el caso de que el FDP no supere el límite del 5%. Steinbrück se limitóayer a atacar sólo al ejecutivo, no a la canciller, diciendo, por los colores de los dos socios: «Los negriamarrillos no saben gobernar, simplemente». Por supuesto, aboga por la reedición de la coalición rojiverde de Schröder (1998-2005) pero según una encuesta actual, el 54% del electorado prefiere otra Gran Coalición.