Entre los cuatro o cinco países más pobres de América Latina. Ahí está actualmente Guatemala. La mayoría de sus habitantes desea escapar de la miseria y emigrar a Estados Unidos. Pero pocos consiguen el sueño americano. La mayoría son expulsados por indocumentación y pasan a ser parte de los casi 14 millones de habitantes de […]
Entre los cuatro o cinco países más pobres de América Latina. Ahí está actualmente Guatemala. La mayoría de sus habitantes desea escapar de la miseria y emigrar a Estados Unidos. Pero pocos consiguen el sueño americano. La mayoría son expulsados por indocumentación y pasan a ser parte de los casi 14 millones de habitantes de esta nación centroamericana principalmente indígena, pero pobre, porque el 70% apenas vive con 50 euros al mes, lejos de ese salario mínimo establecido en 150 euros mensuales. La palabra crisis no es novedad. Guatemala siempre ha estado en crisis. Un dato más: el 60% de la Población Económica Activa cobra menos de un dólar al mes. De esta clase trabajadora, el 71% pertenece al sector informal. Y la mitad de los niños menores de 5 años se encuentra en estado de desnutrición crónica.
Estas cifras cargadas de alarma o radiografía rápida de la economía guatemalteca fueron recordadas por alguien que sabe de primera mano esta realidad: Roberto Madriz, líder del Frente Nacional de Lucha por la defensa de los Servicios Públicos y los Recursos Naturales, el FNL. Este líder sindical estuvo hace unas semanas en España, invitado por la la oenegé Comité de Solidaridad Internacionalista de Zaragoza, con el fin de acercarnos esta cruda realidad.
A la hora de presentarse, Madriz dice ser un hijo del exilio: Su familia abandonó Guatemala en el 54, tras la contra-revolución de Castillo Armas. Tuvieron que emigrar hacia Costa Rica, donde pasó su infancia. El incumplimiento de los Acuerdos de Paz en Guatemala, fue la razón que le impulsó, junto a otras personas, a promover el FNL, instancia que articula a 168 organizaciones populares, entre las que hay uniones de sindicalistas, campesinos, indígenas, jóvenes, comunidades…
Una cuestión que preocupa a Madriz y es el principal compromiso de lucha del FNL es el tema de la energía, que en Guatemala está privatizada desde 1998, por parte de la compañía Unión Fenosa. «Es necesaria una nacionalización energética», apunta este sindicalista, que denuncia que el precio de la electricidad es abusivo: La factura de la tarifa promedio supone el 35% del ingreso familiar, contando que el salario mínimo es de unos 150 euros, pero hay que contar que la mayoría del país es pobre, apenas llega a los 50 euros mensuales. «Las tarifas son abusivas para nuestra economía. Además son habituales los cobros ilegales. Mucha gente tiene miedo y no reclama. Y hay miles de familias que dejan de comprar comida para pagar la luz», sentencia Roberto Madriz, que informa que han sido asesinados ocho dirigentes de FNL por denunciar sobre esta realidad.
Esta situación económica pone en un estado crítico a los sectores más desfavorecidos del país, de ahí que UNICEF haya lanzado un mensaje de alarma apuntando que se incrementarán los niños que se ven forzados a vivir en la calle, a consecuencia de la miseria y desintegración familiar, ante la falta de ingresos y trabajo, muchos de los cuales acabarán formando parte de las «maras» o grupos de pandilleros violentos, resultado de esta falta de oportunidades económicas.
Pero toda esta dura situación financiera de Guatemala viene ya de antiguo, al dejar atrás un conflicto armado que ocupó 36 años de su historia, marcada por sucesivos golpes de estado y políticas regresivas crueles, hasta alcanzar la firma de la paz en 1996. «Nuestro pueblo está más preparado a vivir en tiempos de crisis que ustedes -en relación a España-, estamos más organizados. Aquí, en Europa hay mayor individualismo, cada uno mira más por sí mismo y no tanto por su comunidad. A la gente le ha tomado por sorpresa la crisis. En Guatemala, los sectores populares tienen mucha tradición en configurarse y ayudarse a través de organizaciones», concluyó Roberto Madriz.