Había un dicho muy popular en la antigua RDA que decía que el Primero de Mayo era la fecha de la burocracia, donde había que dejarse ver para medrar en el cargo. En cambio, el aniversario del asesinato de Rosa Luxemburg i Karl Liebnecht, el 15 de enero de 1919, era cuando se manifestaba la […]
Había un dicho muy popular en la antigua RDA que decía que el Primero de Mayo era la fecha de la burocracia, donde había que dejarse ver para medrar en el cargo. En cambio, el aniversario del asesinato de Rosa Luxemburg i Karl Liebnecht, el 15 de enero de 1919, era cuando se manifestaba la gente que creía en la revolución, margen de la deriva y contradicciones que sufría el socialismo real .
Y realmente, mucha gente todavía cree en la revolución en la actual Alemania unificada, vistos los miles y miles de personas que, el domingo 13 de enero, se fueron concentrando desde las ocho de la mañana en el Memorial de los Luchadores por el Socialismo del cementerio de Berlín. La tradición obliga a comprar un clavel para depositarlo, no solo en las tumbas de Luxemburg y Liebnecht, sino también en las de los muertos por la efímera República de los Consejos de Obreros y Soldados de Alemania de 1918, las víctimas de la represión de la posterior República de Weichmar y de los brigadistas alemanes que acudieron a nuestra Guerra Civil. Es un momento de intensa emoción que mucha gente vive de forma íntima a pesar de la multitud que le rodea. Fuera del cementerio las bandas de música alternan la Internacional con canciones revolucionarías alemanas, mientras las barracas de bratwurst y vino caliente conviven con los puestos de material de los diferentes grupos políticos.
El grueso de la gente, no llega a primera hora, sino que lo hace en una manifestación que, desde la Puerta de Frankfurt, cruza una gran parte del Berlín oriental. La marcha, dominada por una gran cantidad de partidos comunistas del tipo mes variado, destacan también los bloques de los antifascistas, de los inmigrantes turcos y algunas banderas de los grandes sindicatos, mayoritariamente socialdemócratas.
El día antes, el diario marxista Jungel Welt organizó la Conferencia Rosa Luxemburg, este año centrada en el aparición del partido La Izquierda (Die Linke en alemán), surgido de la unión del oriental Partido Democrático Socialista y la escisión de los socialdemócratas de Oskar Lafontaine. El éxito electoral de La Izquierda -inaudito en Alemanya- ha obligado a replantear las posturas a muchos movimientos sociales y otras formaciones marxistas.
Los protagonistas de la Revolución alemana
«El orden reina en Berlin!». Esta frase que hizo historia describía en realidad que la revolución obrera había sido aplastada. La burguesía aceptó ceder el gobierno a la socialdemocracia a cambio que ésta le hiciera el trabajo sucio de liquidar a los revolucionarios. La Republica de los Consejos de Obreros y Soldados de Alemania que Liebnecht había proclamado delante de miles de personas desde el balcón del mismo Palacio de Federico II en noviembre de 1918
fue liquidada pocas semanas después, con el alivio de la burguesía europea que temía la extensión del ejemplo ruso por el continente.
Pero todavía quedaba un último detalle por resolver. Y se hizo la noche del 15 de enero de 1919, cuando guardias de asalto del gobierno socialdemócrata entraron en el hotel donde vivían Luxemburg y Liebnecht y se los llevaron. No demasiado lejos: el tiro ejecutor se oyó desde el mismo hotel. El cuerpo de Luxemburg no se encontró hasta al cabo de tres meses en una exclusa del canal. Tuvo que ser reconocida por la ropa.
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