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Moldavia se acerca a la UE

Fuentes: Rebelión

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, celebradas el domingo 3 de noviembre, la presidenta Maia Sandu fue reelegida presidenta de la República de Moldavia por un segundo mandato obtenido frente a su oponente Alexandr Staianoglo.

En el territorio de Moldavia a nivel general la situación habría sido muy igualada con 692.533 votos (un 51,19%) frente a los 660.226 votos (el 48,81%), pero vuelven a ser los moldavos residentes en el exterior quienes dan su apoyo decisivo a la candidata europeísta, Maia Sandu, que obtendría el 82,03% de los votos de este amplio colectivo, es decir, 236.313 votantes frente a los 51.781 (un 17,97%) de Alexandr Stoianoglo. El resultado final de las elecciones da como vencedora de los comicios a la candidata pro europea Maia Sandu, que obtiene 930.512 (55.41%) de los votos frente a Alexandr Stoianoglo, que perdería las elecciones con 748.781 (44.59%) de los apoyos en la contienda electoral por la presidencia del país.

Este resultado supone un espaldarazo a las aspiraciones de Moldavia para incorporarse a la Unión Europea.

Recordemos que el 1° de julio de 2016 entró en vigor el Acuerdo de Asociación UE-Moldavia, tras su aplicación de forma provisional desde el 1 de septiembre de 2014. Este acuerdo posibilita que Moldavia disfrute de una zona de libre comercio de alcance amplio y profundo. Además, la República de Moldavia solicitó su adhesión a la Unión Europea en marzo de 2022 y le fue concedido el estatuto de país candidato a la UE en junio de 2022. La Unión Europea celebró su primera conferencia intergubernamental con Moldavia en junio de 2024.

En el Acuerdo de Asociación Unión Europea-Moldavia se establece un organismo de carácter oficial, el llamado Consejo de Asociación, que se reúne de manera periódica para realizar un seguimiento con relación a la implementación del acuerdo. El 21 de mayo de 2024, tuvo lugar la octava reunión de este donde se trataron cuestiones relativas al diálogo político, las reformas, cooperación y convergencia en asuntos de política exterior y de seguridad, y en el ámbito económico.

En el contexto de la agresión militar de Rusia a Ucrania, entre 2022 y 2024, la Unión Europea ha concedido 71 millones de euros para Moldavia destinados a asistencia humanitaria para contribuir a la ayuda a civiles afectados por la guerra de Ucrania. Asimismo, la Unión Europea es para Moldavia un importante socio en seguridad y defensa. En mayo de 2024 el país firmó un acuerdo de Asociación de Seguridad y Defensa con la UE. También existe una Misión de Cooperación de la UE en acción desde abril de 2023 para apoyar a Moldavia en la gestión de crisis relativa a las amenazas híbridas y que pongan en peligro su ciberseguridad. Entre 2021 y 2024, la Unión ha concedido a Moldavia 137 millones de euros a través del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz con el objetivo de modernizar sus fuerzas armadas. Cabe destacar que la Unión Europea es el mayor proveedor de ayuda financiera y desde el año 2021 ha facilitado más de 2.200 millones de euros. El 10 de octubre de 2024, la UE aprobó un plan por valor de 1.800 millones de euros con el objetivo de acelerar el proceso de adhesión y acelerar las reformas y los mecanismos para lograr la convergencia social y económica. Existe adicionalmente una liberalización comercial temporal que fue adoptada por el Consejo en 2022 mediante un reglamento que ha sido prorrogado hasta el 24 de julio de 2025 por el que se liberaliza el comercio de siete productos agrícolas (tomates, ajos, uvas de mesa, manzanas, cerezas, ciruelas y zumo de uva), permitiendo que sin aranceles duplique sus exportaciones a la Unión Europea. En los ámbitos de la energía, el 16 de marzo de 2022 se sincronizaron exitosamente las redes eléctricas de Ucrania y Moldavia con la red continental europea.

El Consejo adoptó el 28 de abril de 2023 un nuevo marco jurídico para medidas restrictivas específicas que permite que la UE imponga sanciones a las personas responsables de apoyar o ejecutar acciones que menoscaben o amenacen tanto la independencia como la seguridad moldava, así como su democracia, Estado de derecho, seguridad y estabilidad.

La Unión Europea y Moldavia también cooperan en el contexto de la Asociación Oriental con el objetivo de fortalecer sus relaciones tanto en los ámbitos político como económico.

Tanto el resultado del referéndum del 20 de octubre como el resultado de las elecciones presidenciales vienen a confirmar la irreversibilidad de la voluntad del pueblo moldavo para formar parte de la Unión Europea, en definitiva, de la familia europea que apuesta por la democracia, el Estado de derecho, la libertad, la solidaridad, la paz y un mundo donde el derecho internacional y en la cooperación multilateral sean el motor de su acción exterior frente un mundo que apuesto por la confrontación, el nacionalismo, el autoritarismo y el no respeto a los principios de legalidad internacional.

Occidente no reclamó las actas a Moldavia como a Venezuela

¿Qué deriva tomó el conteo de los votos en el referéndum de consulta para la Unión Europea que se realizó durante la primera vuelta?

Lo cierto es que se dieron muchas circunstancias, como que dentro de los países europeos los ciudadanos moldavos tenían muchas facilidades para ejercer su derecho a voto, incluida una buena cantidad de colegios electorales repartidos en todos los países del territorio comunitario. Como contraste, en Rusia apenas se abrieron dos colegios electorales en la Embajada de Moldavia en Moscú, según argumentaron, «debido a problemas de seguridad en otros lugares». En cambio, en los comicios de 2020 se instalaron 17 colegios electorales en varias ciudades rusas.

Además, la dinámica que se produjo en el conteo de votos hizo que los resultados cambiaran de manera poco habitual durante el proceso.

En este sentido, el líder del bloque opositor Victoria, Ilan Shor, afirmó que la presidenta Maia Sandu fue derrotada en el referéndum sobre la adhesión de Moldavia a la UE. Más de 2.000 observadores, entre ellos representantes de la OSCE y otras organizaciones, así como diplomáticos extranjeros, supervisaron las elecciones. Sin embargo, los representantes de Rusia y de las instituciones de la Comunidad de Estados Independientes [CEI] no fueron invitados a observar el proceso.

Tanto llamó la atención que el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró: «Los indicadores que vemos ahora y la dinámica de sus cambios plantean muchas preguntas. La primera es, por supuesto, unos índices tan repentinos, mecánicos y difíciles de explicar de aumento de votos a favor de Maya Sandu y a favor de los participantes que hablan de la orientación hacia la Unión Europea. Cualquier observador que entienda la esencia de los procesos políticos puede darse cuenta de ello».

Para el analista internacional Eduardo Luque: «… con un 42% de votos escrutados en el que ya salía un resultado ajustadísimo para la presidenta y el segundo en liza [Stoianoglo], y una derrota en el referéndum, era muy difícil creerse que se ha dado la vuelta. Matemáticamente, es bastante incoherente y amplía dudas sobre la limpieza del proceso, porque es una cuestión de cálculo matemático y de proyección de votos», concluye Luque.

Contra todo pronóstico, el «No» se impuso con el 54% de los votos.

La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, denunció fraude electoral tras la victoria del No en el referéndum constitucional sobre el ingreso de la antigua república soviética en la Unión Europea (UE).

«Tenemos pruebas e información de que un grupo criminal se proponía comprar 300.000 votos. Esto es un fraude sin precedentes cuyo objetivo es comprometer la democracia», dijo en una brevísima comparecencia ante los medios.

Sandu subrayó que «hoy, al igual que los últimos meses, la libertad y la democracia en Moldavia han sido objeto de un ataque sin parangón«, según informó el portal moldavo Newsmaker.

«Grupos criminales, asociados con fuerzas extranjeras, atacaron nuestro país con mentiras y propaganda (…) No dejaremos de defender la libertad y la democracia. Esperaremos los resultados definitivos y volveremos con soluciones«, añadió.

Las encuestas daban la victoria al Sí, pero, según la Comisión Electoral Central, el No sumaba casi un 54% de los votos tras el escrutinio de casi el 90% de los sufragios emitidos.

La presidenta se refería al Kremlin y al prófugo oligarca Ilon Shor, al que la Fiscalía moldava acusó en vísperas de la votación de crear desde Moscú un esquema fraudulento para la compra de unos 130.000 votos con 15 millones de dólares depositados en bancos rusos.

Según otras fuentes, Rusia habría dedicado 100 millones de dólares a boicotear el referéndum para incluir en el preámbulo de la Constitución la aspiración de los moldavos a integrarse en el bloque europeo.

Durante las últimas semanas tanto la UE como Estados Unidos denunciaron numerosos intentos por parte de Moscú de desestabilizar la situación en Moldavia con vistas al referéndum europeísta.

La consulta popular fue boicoteada por el candidato del Kremlin, Alexandr Stoianoglo, y también por su otro gran valedor, el ex presidente socialista, Igor Dodon, estrecho aliado del jefe del Kremlin, Vladímir Putin.

Tras completarse el escrutinio gana el sí

El sí al ingreso en la Unión Europea (UE) ganó el referéndum moldavo con el 50,46 % de los votos tras el escrutinio del 100 % de las papeletas, informó la Comisión Electoral Central (CEC) de esa antigua república soviética.

De acuerdo con la CEC, el 49,54 % de los votantes rechazaron incluir la adhesión a la UE como objetivo nacional en la Constitución moldava.

Según los últimos datos, 751.235 ciudadanos moldavos se pronunciaron a favor de la opción europeísta, mientras que 737.639 se manifestaron en contra.

La CEC indicó previamente que los resultados definitivos del referéndum deben ser confirmados por el Tribunal Constitucional.

Los resultados del escrutinio de todos los votos confirmaron también la victoria de la presidenta moldava, la europeísta Maia Sandu, que se impuso a sus rivales en unos comicios presidenciales celebrados simultáneamente con el referéndum.

Así, la actual mandataria obtuvo en las elecciones el 42,45 % de los apoyos, frente a los 25,98 % votos que recibió su principal rival, el prorruso Alexandr Stoianoglo.

«Por favor, ayúdenme en las próximas dos semanas, llamemos a las cosas por su nombre, movilicemos a tantos ciudadanos como sea posible para evitar un desastre», dijo Sandu.

Rusia declaró que los resultados de los comicios presidenciales y el referéndum sobre el ingreso en la Unión Europea celebrados el domingo en Moldavia presentan «anomalías» y suscitan «muchas preguntas».

El Sí dio vuelta al resultado durante las últimas horas

En el plebiscito pro-EU, los moldavos debían votar «SÍ» o «NO» en papeletas con la siguiente pregunta: «¿Apoya la enmienda de la Constitución para que Moldavia entre en la Unión Europea?». El «SÍ» implica que el preámbulo de la Carta Nacional se complete con dos nuevos párrafos para «reafirmar la identidad europea del pueblo de la República de Moldavia y la irreversibilidad de la vía europea» y para «declarar la integración en la Unión Europea un objetivo estratégico de la República de Moldova». Los resultados fueron muy ajustados. El sí se impuso con el 50,39 % de los votos a falta del contar el voto en el extranjero.

Alexandru Flenchea, director de la Asociación Iniciativa para la Paz y ex viceprimer ministro moldavo para la Reintegraciónpuntualiza que este no es un referéndum sobre la adhesión de Moldavia a la UE, sino un referéndum constitucional, algo que «muchos observadores han tendido a pasar por alto». Explica que, «además del lenguaje genérico y palabras bonitas sobre la UE y el futuro de Moldavia en la UE, la enmienda propuesta también estipula que cuando llegue el momento, los parlamentos de Moldavia votarían todos los tratados necesarios para la adhesión, es decir, no se requeriría un referéndum en esa etapa». Así que para Flenchea, una conclusión preliminar es que muchos de los que votaron en contra, tal vez no votaron necesariamente contra la UE«sino más bien contra las enmiendas propuestas a la Constitución, que impedirían que la gente diera su opinión en un futuro referéndum antes de la adhesión real».

En cuanto a las presidenciales, no ha habido sorpresas. Los resultados preliminares, con cerca de un 98,42% de las papeletas contadas, dicen que la actual presidenta, la europeísta Maia Sandu, lidera con un 41,98% de los votos, pero lejos de la mayoría, seguida de Alexandr Stoianoglo, con un segundo puesto muy cercando y un 26,31%. Lo que indica que habrá segunda vuelta. Las elecciones de Moldavia, con dos vueltas, son similares al modelo de Francia. Un candidato gana las elecciones si obtiene más del 50% de los votos. Ambos se tendrán que enfrentar en la segunda vuelta que se celebró el 3 de noviembre.

«He votado para que la gente viva mejor, para que los precios cambien. Todo es muy caro, los salarios y las pensiones de la gente no son suficientes», afirmó a Hotnews, un votante a la entrada del instituto. Preguntado sobre si había votado al referéndum, respondió: «No hablaremos de eso». «No le veo el sentido», dijo otro votante de la región autónoma de Gagauzia, en referencia a la posible adhesión de Moldavia a la UE. «Hay demasiado LGTB, esto va en contra de nuestras costumbres», cuestionó.

El ‘NO’ «podría ser el resultado de la posición tomada por los partidos de oposición más importantes que, o bien hicieron campaña en contra del referéndum, o a favor de boicotear el referéndum«, continúa Flenchea. Dice que es algo que muchos observadores predijeron a principios de este año, después de que la presidenta Sandu propusiera el referéndum y las elecciones el mismo día, «muchos observadores temían que pudiera parecer una lectura personal del apoyo popular y que afectara el resultado del referéndum». Y entonces, «el resultado del referéndum puede estar indicando no tanto lo que la mayoría de los moldavos piensa sobre la integración europea y la Unión Europea, sino más bien un indicador de cuántos votantes moldavos apoyan a Maia Sandu como presidenta», añade Flenchea.

Respecto a la adhesión a la UE, «es un proceso que se basa en méritos propios», explica un portavoz de la Comisión Europea. «No hay plazos predeterminados», sino que el proceso se rige por la aplicación de las reformas necesarias, «y la maduración de una sociedad y una economía hacia la UE». «Los países que cumplen las condiciones necesarias pueden unirse, no hay necesidad de esperar a una fecha determinada», añade.

«Moldavia ha demostrado un compromiso notablecon su proceso de adhesión a la UE», afirma el portavoz, que exponía que el país había logrado «avances impresionantes en materia de reformas, al tiempo que ha enfrentado desafíos derivados de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y los ataques híbridos de Rusia contra el propio país».

Cuando la Comisión Europea recomendó al Consejo que se concediera a Moldavia la posibilidad de convertirse en miembro de la Unión Europea, se hizo si se adoptaban nueve compromisos. Estos abarcan desde la reforma integral del sistema judicial; las deficiencias sobre el derecho al voto y electoral; la lucha contra la corrupción; la «desoligarquización»; reforzar la lucha contra la delincuencia organizada; trabajar para servicios públicos de calidad; completar la reforma de la Gestión de las Finanzas Públicas, incluida la mejora de la contratación pública en todos los niveles de gobierno; mejorar la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones y reforzar la protección de los Derechos Humanos, en especial, «de los grupos vulnerables» y la igualdad de género.

Una semana después de la invasión rusa de Ucrania, en marzo de 2022, Moldavia fue parte del trío que junto a Georgia y Ucrania solicitó unirse a la Unión Europea. En diciembre de 2023, el Consejo de Europa decidió abrir las negociaciones de adhesión con Ucrania y Moldavia y conceder a Georgia el estatus de país candidato a la UE, condicionado a que cumpla ciertos requisitos.

Desde junio, cuando Bruselas decidió iniciar negociaciones de adhesión tanto con Ucrania como con Moldavia, la Comisión llevó a cabo un examen bilateral con los dos países, que según explica un portavoz, «avanza bien, de acuerdo con un calendario similar y ambicioso». Explican desde Bruselas que la Comisión espera convocar reuniones intergubernamentales con vistas a iniciar negociaciones sobre el grupo de áreas fundamentales, con ambos países, en 2025.

Entre los retos pendientes, la reforma de la justicia, «que sigue siendo un tema espinoso», como explicaba el ex ministro moldavo de Asuntos Exteriores, Nicu Popescu, en una entrevista con el periódico rumano Hotnews; y la economía, «muy afectada por la guerra», son los mayores problemas por resolver. Respecto acómo logrará la República de Moldavia unirse a la UE con el conflicto de Transnistria abierto, Popescu respondía que «la UE se fundó sobre un conflicto no resuelto«, refiriéndose a la división de Alemania. Y después añadía un ejemplo que suele sacarse a colación, la cuestión de Chipre.

En cuanto a la «desoligarquización», el ministerio de Justicia ha elaborado un proyecto de ley para eliminar la influencia excesiva de los intereses privados en la vida económica, política y pública. Respecto a la igualdad, Moldavia dio un paso en enero de 2022, al convertirse en el 35º Estado en ratificar el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y doméstica —conocido como Convenio de Estambul—. Ucrania lo ratificó en julio de ese año. El arcoíris es una de las grandes piedras en el camino a la adhesión tanto de Moldavia como de Georgia. Un 70% de los moldavos no aceptaría a un vecino gay, según un estudio del Centro de Asociación para el Desarrollo moldavo.

Como un péndulo, en sus 33 años de independencia desde la caída de la URSS, Moldavia ha estado pilotada por gobernantes que miraban unas veces a Oriente y otras a Occidente. «Cada parte ha invertido mucho para influir en el resultado», escribe Andrés Higgins en un reportaje en The New York Times.

Chisináu es ya uno de los socios que más ayuda bilateral ha recibido de Bruselas en los tres últimos años, con 417 millones de euros entre 2022 y 2024. Además, la Unión Europea ha asignado 137 millones de euros para reforzar las fuerzas armadas moldavas desde 2021, como recuerda el jefe de la diplomacia europea, Joseph Borrell, en nota de prensa. Esto la convierte en el segundo mayor receptor de apoyo bilateral del Fondo Europeo de Paz después de Ucrania.

Tensiones con Transnistria ante el referéndum de adhesión a la UE

Por Hans von der Brelie

En el próximo referéndum de octubre, los moldavos tomarán una primera decisión sobre la adhesión a la UE. Pero los 27 Estados miembros de la UE también tienen una palabra decisiva que decir. Y esto podría llevar algún tiempo.

La República de Moldavia es un país dividido. En el este, gobiernan los separatistas prorrusos. Los periodistas de Europa occidental necesitan una acreditación especial para pasar los controles. Unos 2.000 soldados rusos siguen presentes en Transnistria. Hace 34 años, la región rusófona declaró su independencia. Pero el pequeño pseudo-Estado no está reconocido, ni siquiera por Moscú… hasta ahora. 

Preguntamos a los habitantes de la capital separatista, Tiraspol: si Moldavia se convierte en miembro de la UE, ¿qué significaría esto para Transnistria?

A Daria, una joven, le gusta la idea: «Es una buena iniciativa y traería ventajas para ambos, para Transnistria y para Moldavia».

Tatiana, una señora mayor, no está de acuerdo: «Estamos esperando a Rusia. Con Rusia nuestro futuro será mejor, hermoso y muy alegre. Porque seremos reconocidos como parte de Rusia. O al menos Rusia nos reconocerá como Estado independiente».

La industria pesada de Transnistria depende del gas ruso gratis. A finales de diciembre esto podría acabar. El acuerdo de tránsito con Ucrania no se prorrogará. ¿No más gas ruso para Transnistria? Podría ser el fin de muchas grandes fábricas. Hay fuentes alternativas y gasoductos… pero ¿quién va a pagar? ¿Los separatistas? ¿El Gobierno moldavo?

Desde principios de año, Moldavia cobra derechos de exportación e importación, IVA y tasas de contaminación ambiental a las empresas de Transnistria, y ha intensificado la lucha contra el blanqueo de dinero. Desde la perspectiva de la UE parecen procedimientos ordinarios que se limitan a seguir normas comunes. Pero es un duro golpe para los oligarcas de Transnistria que manejan los hilos políticos y económicos de la región separatista.

Además, existe la sospecha de que piezas electrónicas ‘made in Transnistria’ se incorporan a sistemas de armamento rusos. Eso se llama «doble uso». Grandes empresas como Elektromash, Moldavisolit y Bender Potential figuran entre los sospechosos.

El jefe de la federación de la industria de Transnistria, Yuriy Mikhaylovich Cheban, niega las acusaciones, critica los estrictos controles a la exportación introducidos por la República de Moldavia y los califica de «motivados políticamente«.

‘Euronews’ habló con él en su oficina de Tiraspol: «Más de 40.000 personas salieron a la calle a protestar. Debido a todas esas medidas, hemos perdido ya entre 70 y 80 millones de euros, ese dinero falta ahora en nuestro presupuesto».

El llamado «presidente» de Transnistria calificó los impuestos moldavos de «agresión». Y el «ministro» de Economía de Transnistria, Sergei Obolnik, declaró a ‘Euronews’: «Esos productos se han encarecido entre un 15 y un 20 % debido a esos impuestos, por lo que ahora son más caros que los productos moldavos. Además, todos los instrumentos necesarios para seguir interactuando con Occidente están desapareciendo, debido a esta doble imposición y al cierre de algunas de nuestras cuentas bancarias en Moldavia. Esto nos lleva a una situación en la que el colapso económico está al caer».

De vuelta a la capital oficial de la República de Moldavia, Chisinau, tenemos una cita con el verdadero ministro de Economía y viceprimer ministro, Dumitru Alaiba. Los preparativos para integrar la economía moldava en el mercado interior europeo van por buen camino y a toda velocidad.

La OTAN, los migrantes en la Unión Europea y la guerra que viene en Moldavia

por Thierry Meyssan

Muchas veces hemos demostrado en Red Voltaire que la Unión Europea es sólo una correa de transmisión de la OTAN. Pero esta vez lo demuestra una decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Según ese Tribunal, con sede en Luxemburgo, la Unión Europea no puede enviar migrantes a la espera de decisión sobre una solicitud de asilo a un tercer país cuyas fronteras legales no sean las mismas que sus fronteras reales. Eso implica que Italia no puede enviar migrantes egipcios y bengalíes a esperar por esa decisión en centros de retención creados en Albania. Todo eso está hecho en previsión de un éxodo masivo de moldavos para justificar una guerra contra Transnistria.

Red Voltaire | París (Francia) | 22 de octubre de 2024

[…]

Se trata de la aplicación de una doctrina militar de la OTAN que establece el uso de «las migraciones como arma de guerra». Ese concepto se aplicó por primera vez en las guerras de la OTAN contra Yugoslavia, iniciadas en 1991. La CIA estadounidense logró convencer a la población de Kosovo de que tenía que abandonar su tierra natal para huir de los combates entre las fuerzas de Belgrado y los terroristas del “Ejército de Liberación de Kosovo” (UCK). Miles de kosovares huyeron así hacia Macedonia siguiendo a pie una línea de ferrocarril. Sorprendida, la población de Macedonia los acogió y los servicios de propaganda de la OTAN utilizaron aquellas imágenes para afirmar que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic reprimía a los kosovares, lo cual sirvió de “justificación” para que la OTAN invadiera Yugoslavia.

El uso de las migraciones como arma de guerra fue ampliamente estudiado por la estadounidense Kelly Greenhill [2]. La CIA utilizó ese recurso para tratar de derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, orquestando la salida del país de más de 5 millones de venezolanos [3]. Como puede verse, el uso de las migraciones como arma de guerra abarca 2 objetivos simultáneos: acusar a un gobierno de «reprimir a su propio pueblo» y vaciar un país de su población para debilitarlo.

Es importante entender que, al contrario de lo que generalmente se cree, esas migraciones no son una forma de escapar a la guerra… son la guerra misma. Esta conclusión se ve confirmada por el hecho que las migraciones a menudo preceden el inicio de las operaciones militares.

[…]

La decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea nada tiene que ver con el ciclo político que la antecedió si no, única y exclusivamente, con las experiencias de la OTAN en Yugoslavia, en la región africana de los Grandes Lagos, en Libia, en Siria, en Venezuela y, muy próximamente, en Moldavia.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea se apoyó precisamente en su lectura de la situación en ese país.

Moldavia accedió a la independencia, el 27 de agosto de 1991, a raíz de la disolución de la URSS. Transnistria ya había proclamado su propia independencia el 19 de agosto, o sea 8 días antes que Moldavia. Esta pequeña república fue en otro tiempo considerada ucraniana, pero después del Pacto Molotov-Ribbentrop, Stalin la incorporó parcialmente a Rumania, bajo la denominación de Moldavia. Hoy en día hace 33 años que Moldavia y Transnistria son dos entidades absolutamente diferentes, pero en 1991 la ONU registró a Transnistria como una región de Moldavia. Ahora, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea considera que Moldavia no es “segura”, ya que ve a Transnistria como una región “rebelde”, aunque, como acabamos de señalar, Transnistria proclamó su independencia antes que Moldavia.

Transnistria, hoy República Moldava del Dniéster, ya tuvo que enfrentarse a la OTAN en el marco de una guerra que en Occidente se denomina engañosamente como «guerra civil moldava», aunque el ejército de Moldavia ni siquiera participó en ella. El 17 de septiembre de 2006, el 97,2% de los electores de la pequeña Transnistria, con algo más de medio millón de habitantes, solicitaron, mediante un referéndum popular, su incorporación a la Federación Rusa. Los transnistrios reiteraron aquel pedido en 2014, cuando la vecina península de Crimea se reincorporó a la Federación Rusa [8].

Cuando la RAND Corporation, el think tank del complejo militaro-industrial estadounidense, presentó a la Cámara de Representantes su plan Overextending and Unbalancing Russia (“Extender y Desequilibrar a Rusia”), el 5 de septiembre de 2019, se insistió en el inicio de una guerra en Ucrania o… en Transnistria [9]. Ante el fracaso de los nacionalistas integristas en Ucrania, en Washington se plantean ahora el inicio de una nueva guerra en Transnistria/Moldavia [10].

Ya redactado el plan de la RAND Corporation, artículos sobre la «guerra del Dniéster» de 1992 aparecieron, en 43 idiomas, en Wikipedia. Se trata de un excelente ejemplo de la manera de proceder de la propaganda atlantista. Por supuesto, la presentación de los acontecimientos no menciona el papel de la CIA estadounidense. Las fuerzas de la OTAN que agredieron Transnistria se describen como «moldavas»… cuando en realidad eran rumanas. Usted mismo puede comparar esas páginas anónimas que ahora aparecen en Wikipedia con lo que yo mismo escribí, hace 17 años, sobre aquellos hechos [11]. Puede usted verificar las referencias. Seguramente veremos como todos los periodistas occidentales repiten precisamente la versión fantástica de los hechos.

Este 20 de octubre de 2024, los moldavos estaban llamados a votar en la elección presidencial y, al mismo tiempo, a pronunciarse sobre la posibilidad de que su país solicite su adhesión a Unión Europea. Y reeligieron como presidente a la europeísta Maia Sandu, pero ¡sorpresa! votaron contra la adhesión de su país a la entidad supranacional. El plan de Washington para Moldavia incluía una especie de remake del putsch de la Plaza Maidán de 2014 en Ucrania. Sólo que esta vez no se trataba de poner en el poder a un grupo de nacionalistas integristas sino de desatar una guerra contra Transnistria. Sólo que la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea ahora impide que los moldavos que se nieguen a participar en esa guerra sean reenviados a su país.

Inicialmente, la presidente Maia Sandi habló de «un ataque sin precedente contra la democracia». «Grupos criminales, actuando en coordinación con fuerzas extranjeras hostiles a nuestros intereses nacionales, atacaron nuestro país a golpe de decenas de millones de euros, de mentiras y de propaganda» para «atrapar a nuestro país en la incertidumbre y la inestabilidad», afirmó.

Luego, en un segundo tiempo, la comisión electoral anunció una victoria del “Sí” con un 50,28% de los votos, después de haber contabilizado los sufragios de los moldavos residentes en el extranjero, resultado ampliamente denunciado en Moldavia como fraudulento… pero aplaudido por la prensa occidental.

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[2] “Strategic Engineered Migration as a Weapon of War”, Kelly M. Greenhill, Civil War Journal, Volume 10, Issue 1, julio de 2008; “Understanding the Coercive Power of Mass Migrations” in Weapons of Mass Migration: Forced Displacement, Coercion and Foreign Policy, Kelly M. Greenhill, Ithaca, 2010; “Migration as a Coercive Weapon: New Evidence from the Middle East”, in Coercion: The Power to Hurt in International Politics, Kelly M. Greenhill, Oxford University Press, 2018.

[3] «Información falsa sobre Venezuela», Red Voltaire, 5 de septiembre de 2019.

[8] «Solicita Transnistria adhesión a la Federación Rusa», Red Voltaire, 24 de marzo de 2014.

[9Overextending and Unbalancing Russia, James Dobbins, Raphael S. Cohen, Nathan Chandler, Bryan Frederick, Edward Geist, Paul DeLuca, Forrest E. Morgan, Howard J. Shatz, Brent Williams, RAND Corporation, abril de 2019. Ver los detalles del plan en Extending Russia: Competing from Advantageous Ground, Raphael S. Cohen, Nathan Chandler, Bryan Frederick, Edward Geist, Paul DeLuca, Forrest E. Morgan, Howard J. Shatz y Brent Williams, RAND Corporation, 25 de mayo de 2019.

[10] «Cómo acabar con Rusia, según la ‎RAND Corporation», «Ucrania: todo estaba escrito en el plan de la ‎RAND Corporation» y «La guerra marcha según el plan de la ‎RAND Corporation», por Manlio Dinucci, Red Voltaire, 22 de mayo de 2019, 10 de marzo y 19 de octubre de 2022.

[11] «En 1992, Estados Unidos trató de aplastar militarmente la Transnistria», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 17 de abril de 2010.

Moldavia: Pieza en la política de rusofobia

Por Pablo Jofré Leal 

La República de Moldavia, pequeño país del sureste europeo, con 34.000 kilómetros cuadrados, 2.400.000 habitantes, cuyos límites la vinculan con Ucrania, Rumania y la república de Transnistria. Una Moldavia que formó parte, hasta el año 1991, de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas –URSS– y que hoy se ha convertido en una pieza más de la política de presión y cerco de las potencias occidentales, lideradas por Washington, contra la Federación Rusa.

Una realidad que día a día acrecienta los deseos de generar una revolución de colores en Moldavia y establecer otra punta de lanza contra Moscú. Esto, con todo el peligro que ello conlleva para la precaria estabilidad de una Europa occidental, en un frenesís de disputa con Rusia que puede desencadenar una conflagración de enorme magnitud. La tensión entre Rusia y Moldavia ha revelado acusaciones, por parte del gobierno del presidente Putin, respecto a que el gobierno moldavo sirve de testaferro de Occidente y constituye una amenaza incluso biológica contra Rusia. Efectivamente, el teniente general Igor Kirillov, jefe de las tropas de protección nuclear, biológica y química de Rusia acusó a Estados Unidos de estar trabajando en conjunto con Moldavia y Rumania para “crear agentes biológicos capaces de afectar selectivamente a diversos grupos étnicos de la población”.

La información completa sobre esta acusación está vedada si alguien quiere acceder vía redes pues las empresas tecnológicas occidentales niegan el acceso al portal del ministerio de Defensa de Rusia, como arte de la política de silencio contra el país euroasiático. La denuncia fue dada en una sesión informativa del mencionado ministerio de Defensa ruso donde se consignó, igualmente que, materiales biológicos, como muestras de sangre y tejidos humanos, habrían sido enviados desde el Centro de Salud Pública de Ucrania a laboratorios de investigación occidentales asociados con el Pentágono. Según Kirillov, esta cesión de materiales biológicos ha significado la creación de un complejo de operaciones que involucra instituciones médicas, intermediarios occidentales y empresas de logística con vínculos establecidos con la presidenta moldava, Maia Sandu.

Estrechamente relacionado con lo mencionado, Moldavia, con apoyo de la OTAN y moviendo los hilos desde Washington quiere aprovechar la guerra en Ucrania, para generar los pasos para relanzar lo que llaman la “reunificación económica y política con Transnistria. Un territorio de mayoría de población ruso parlante, con estrechos vínculos con Moscú y que declaró su independencia de Chisinau el año 1990. Los líderes políticos de esta región separatista han alertado de las acciones de presión de Moldavia en llamados a Moscú, solicitando su apoyo. Rusia, ante ello ha declarado que está analizando paso a paso los acontecimientos, sobre todo considerando el enorme valor geoestratégico de esta región limítrofe con Ucrania occidental.  La ayuda a Transnistria, frente a una invasión moldava puede ampliar el radio de conflicto pues implicaría, para Rusia, la necesaria conquista de Odessa y con ello el impedimento del acceso al mar Negro de Ucrania, que ya tiene dificultades en la zona del mar de Azov.

Volver a mover las piezas, desde occidente, para generar un desequilibrio regional, bajo la directriz de Washington es un peligro mucho más evidente para los europeos que para las administraciones estadounidenses. Es claramente intensificar la política de generar enormes ganancias al complejo militar industrial norteamericano y sus socios franceses, británicos y alemanes – en forma principal – a costa de la sangre de aquellos habitantes, principalmente del este del continente europeo. La carne de cañón que llena los bolsillos de Washington y los suyos, dinamiza sus economías, desestabiliza la región y el mundo e incrementan en forma sustancial el número de muertos, heridos, la destrucción de países y retarda el necesario fin del poder unipolar. Es de interés del poder hegemónico occidental el mantener el estatus quo, pues en ello va su propia sobrevivencia.

Moldavia sufre en estos momentos, un proceso de “atracción” política, económica y hasta discusiones en aspectos que se suelen denominar valóricos, fundamentalmente desde los centros de poder occidentales. Una línea destinada a generar divisiones profundas al interior de esa sociedad, en el plano de sus creyentes y la iglesia ortodoxa con estrechos vínculos con la iglesia rusa, como también sectores políticos y sociales críticos de esa cultura occidental que se presenta como desarrollo inevitable. Una pugna entre aquellos sectores reacios a ser parte del influjo occidental y aquellos que reclaman su incorporación a la Unión Europea, como si eso fuese la panacea para todos sus males. Esto, en una línea muy similar a la que se ha llevado con otras repúblicas, que conformaron la extinta URSS y aquellos que formaron el llamado bloque socialista. Realidad que ha implicado concretar una política de cerco contra la Federación Rusa desde los países del Báltico hasta la ambivalente Turquía.

Lo señalado es una discusión muy interesante, que se plantea en la actual lucha  entre la potencias hegemónicas occidentales, con aquellos países de una línea de desarrollo multilateral y donde esas políticas de imponer ciertos valores aparentemente “indiscutibles” alentadas por Occidente, como es el caso de la llamada agenda de género, la legalización de drogas y aspectos relacionados con la legitimación del matrimonio de personas del mismo sexo, generan discusiones respecto al objetivo final de imponer una línea de determinaciones sociales que, en muchísimos países –incluyendo Moldavia– chocan con tradiciones, culturas, formas de pensamiento muy disímiles de aquellos centros que irradian la idea de la más amplia diversidad. Influjo que suele ir acompañado de un generoso financiamiento de institutos de políticas sociales, de género, de derechos para las comunidades LGBT, de lucha contra el VIH, entre otras, con la participación de la cuestionada Fundación Open Society del multimillonario George Soros (1)

Hablo de imposiciones a sociedades, que no han compartido históricamente tal cosmovisión asentada en el occidente influido por Washington y los suyos, como es el caso de Moldavia y que, en el contexto internacional de dominio de medios de comunicación de occidente, la rusofobia transmitida urbi et orbi se ha convertido en campo de objetivos políticos. La demonización de la dirigencia rusa, el presentar al país euroasiático como un contendiente a vencer, en el desarrollo cultural, valórico y otros temas presentados como elementos indiscutibles y necesarios de imponer, de facto si es necesario es parte d ela agenda estratégica de la política exterior de Estados Unidos y con ello una orden a sus aliados.

Tal realidad genera que temas como los mencionados, que solían estar en el ámbito de las ideas y culturas de la diversidad de países y sociedades del planeta, se conviertan en referentes exclusivos y excluyentes desde los centros de poder occidental. Se trabaja por imponer como muestra evidente de la enorme contradicción de hablar de libertades, pero obligar a su puesta en marcha. Y traigo esto a colación porque, precisamente, una de las maneras de generar fragmentación social y de contrabando colocar temas como la incorporación a organizaciones como la OTAN, la Unión Europea u otras van aparejadas en la narrativa de obtener las “más amplias libertades” aunque el país ni siquiera haya logrado satisfacer mínimas necesidades vitales de su población.

Tal es el caso de Moldavia con una economía considerada la número 132 dentro de 196 países. Con un PIB per cápita de 6.500 euros que se considerada como un nivel de vida muy bajo con relación a los 196 países donde se mide tal cifra.  El indicador de desarrollo humano, que es una medida más certera de medir el grado de avance de determinados países sitúa a Moldavia en el puesto número 81. Y, en cuanto al llamado índice de percepción de Corrupción del sector público de Moldavia este es de 39 puntos lo que ubica a este país en el lugar 91 de un total de 180 naciones, que conforman el ranking de percepción de corrupción (2).

Tales cifras, los altos niveles de corrupción y las cifras de intercambio económico, no son importantes para una Unión Europea que busca por todos los medios que sus cantos de sirena a Moldavia, como a Ucrania en su momento, le signifiquen réditos en materia de seguir cercando a la Federación Rusa. La rusofobia alcanza niveles monumentales en una Europa ciega ante la posibilidad de construir relaciones sostenibles y beneficiosas con Moscú en lugar se convertirse en el patio trasero de Washington con una indigna pérdida de su soberanía y autodeterminación. Moldavia es hoy, como Ucrania desde el año 2014 un peón adecuado en ello.

En un interesantísimo artículo de Juan Gómez Quintero y Juan Franco Martínez titulado “Feminismos y post colonialidad: La agenda oculta de la igualdad de género en el desarrollo “(3) estos autores analizan los procesos de implantación de la igualdad de género en la Cooperación Internacional para el Desarrollo (con todo el apoyo financiero que significa ser parte de esta línea de cooperación) como expresión de la agenda oculta de la colonialidad. La hipótesis plantea que, en el trasfondo de estos procesos, se encierra un anhelo homogeneizador por el cual las metas de Occidente se postulan como las metas del mundo.

Y, ante ello, como parte de la crítica de la oposición política, religiosa y amplios grupos sociales en Moldavia, a esos afanes de instalar políticas netamente occidentales por las actuales autoridades moldavas se discute sobre el objetivo final que tienen esas políticas tratando de constituirse como una verdad irrefutable y exigible como una necesidad incluso “democrática”. Esto a pesar de la existencia, la concreción de múltiples leyes de avance en materia de igualdad, que no dejan satisfechos a los adherentes a la agenda de género, como lo sostuvo la vicepresidenta de la Duma Estatal Rusa, Anna Kuznevsova en un encuentro en el marco del Foro Económico Internacional de San Petersburgo celebrado en junio de este 2024 donde asistieron representantes moldavos «La propaganda LGBT, por ejemplo, es un elemento de la política colonial» (4) Un tema claramente rico en discusión, que tiene que darse, exponer argumentos y sobre todo respeto por culturas diversas.

Notas:

1.       Se ha puesto en marcha en Moldova un nuevo proyecto piloto migratorio y sanitario financiado por el Fondo
Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria y la Fundación Soros, destinado a abordar preocupaciones
sanitarias de los migrantes de moldova, tales como el VIH. https://www.iom.int/es/news/el-fondo-mundial-y-la-fundacion-soros-apoyan-un-programa-sanitario-para-migrantes

2.       https://datosmacro.expansion.com/paises/moldavia

3.       https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-00632011000300003.

4.       https://actualidad.rt.com/actualidad/512053-propaganda-lgbt-elemento-politica-colonial

En enero Moscú había convocado al embajador de Moldavia

El ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia convocó al embajador de Moldavia en el país, Lilian Darii, para expresarle su protesta en el contexto de “las acciones no amistosas” de Chisinau. Indicó que la parte rusa se reserva el derecho a adoptar medidas de respuesta si este tipo de acciones no termina.

La Cancillería señaló que entre las acciones en cuestión están los casos de persecución a medios de comunicación rusos y de habla rusa por motivos políticos y de discriminación a ciudadanos rusos.

“Al embajador se le expresó también la preocupación en relación con la información que apareció en medios de comunicación sobre los planes de la República de Moldavia de prestar asistencia a la capacitación de los militares de las Fuerzas Armadas de Ucrania en territorio moldavo con la participación de instructores de los países de la OTAN”, rezaba el comunicado del Ministerio.

Fuentes: EFE, Al Mayadeen, Red Voltaire, Resumen Latinoamericano, RT

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