Monocultivos, minería y transgénicos los principales tensores ambientales
En ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente 2015, el ambientalista Centro Humboldt presentó un informe detallado sobre los principales tensores ambientales de Nicaragua, y los retos que enfrentan tanto el Estado nicaragüense como la ciudadanía.
Entre las principales preocupaciones, el Centro Humboldt señaló el alto nivel de deterioro de los cuerpos de agua por los efectos del cambio climático y por la explotación irracional del recurso, sobre todo a causa de la expansión de los monocultivos agroindustriales a gran escala.
Esta situación ha venido generando desabastecimiento y degradación de los recursos hídricos, vulnerando el derecho fundamental al agua en varios municipios del país, e incrementando la vulnerabilidad de los territorios ante las inundaciones.
«Hay una expansión desmedida de los monocultivos agroindustriales, en particular de la caña de azúcar, el tabaco, la palma africana y el maní.
Pese a la dificultad de conseguir datos estadísticos oficiales sobre la magnitud del fenómeno, desde las comunidades nos hacen llegar señalamientos muy preocupantes», dijo Julio Sánchez, oficial de incidencia en biodiversidad del Centro Humboldt.
Según él, la expansión acelerada del cultivo de caña de azúcar estaría relacionada con la producción y exportación de etanol hacia Europa.
Para lograr el objetivo y aumentar sensiblemente su cosecha, los grandes ingenios azucareros prefieren deslindarse de toda la problemática relacionada con la propiedad o alquiler de terrenos, y la contratación de mano de obra.
«En lugar de sembrar directamente, los ingenios prefieren ahora realizar pre compras de cosechas contratando a productores locales.
El resultado es que ellos dejan de sembrar otros cultivos y expanden su superficie cultivable, inclusive deforestando las riberas de los ríos.
Todo esto está causando daños graves y el agua para la producción agroindustrial ya está compitiendo con el agua para consumo humano», explicó Sánchez.
Tabaco, maní y palma africana son otros monocultivos producidos a gran escala que se están rápidamente expandiendo en varios departamentos del país, generando graves afectaciones ambientales por el uso de agrotóxicos, la deforestación y la contaminación de suelos y aguas.
Peligro transgénicos
Ofensiva empresarial
Otros tensores ambientales que ameritan atención prioritaria son la minería de oro, tanto a nivel industrial como artesanal por el uso indiscriminado de mercurio y cianuro en territorios ambientalmente vulnerables, y la posible introducción al país de semillas de maíz transgénico para siembra.
«Empresas del sector privado agropecuario han manifestado públicamente que tienen mucho interés a introducir y sembrar maíz y hasta soja transgénica.
Eso no sólo pondría en riesgo la diversidad genética nacional y nuestra soberanía y seguridad alimentaria, sino también los intercambios comerciales con la Unión Europea y otros mercados.
Estamos sumamente preocupados. Desde ya pedimos que se reactive la Comisión Nacional de Análisis de Riesgo de Organismos Genéticamente Modificados (Conargem), que no se autorice la siembra o importación de OGM, y que se priorice el rescate, la conservación y el uso de semillas nativas, así como un sistema de producción agroecológica», dijo Sánchez.
El Centro Humboldt está pidiendo también que el Parlamento reglamente la Ley 705 «Ley de prevención de Riesgos Provenientes de Organismos Genéticamente Modificados».
Además, solicita a los diputados actuar con mucho cuidado al momento de aprobar el proyecto de Ley reguladora de la Producción, Comercialización, Investigación, Exportación e Importación de Semillas, que actualmente está siendo discutido en la Comisión de Producción, Economía y Presupuesto.
Agrotóxicos: un peligroso retroceso
Vuelve el Clorpirifos
El Estado de Nicaragua, por medio de la recién conformada Comisión Nacional de Registro y Control de Sustancias Tóxicas, una instancia paralela a la multisectorial Comisión Nacional de Plaguicidas, derogó, por medio de la resolución 006-2015, la prohibición de registro, importación, distribución, comercialización y uso del Clorpirifos, establecida en 2014.
El Clorpirifos, un insecticida organofosforado, es responsable del 58 por ciento de las intoxicaciones agudas de origen laboral, produce polineuropatía periférica retardada, es persistente en el suelo, altamente contaminante en el agua y extremadamente tóxico para la fauna.
«¿Cómo es posible que después de un largo y exhaustivo proceso científico y técnico de análisis e investigación, que llevó a su total prohibición, ahora vuelvan a permitir su presencia en el país?
Aquí no se trata solamente de una decisión muy grave, sino de un verdadero retroceso en el proceso de garantizar la seguridad química y reducir las intoxicaciones agudas y crónicas», aseveró el experto en biodiversidad del Centro Humboldt.
Entre los futuros retos, la organización ambientalista señaló también establecer un modelo de gestión de los recursos hídricos con enfoque de derechos humanos, la formulación e implementación de planes locales y un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.
«Reconocemos que hay elementos positivos desde el punto de vista medioambiental, como el proceso acelerado de cambio de matriz energética, la aprobación y ratificación de normativas, convenios y convenciones internacionales, así como la aprobación de la Ley Especial de Gestión Integral de Residuos y Desechos Sólido.
Sin embargo falta mucho por hacer, y esperamos que el Estado asuma con responsabilidad la gestión del patrimonio natural y la conservación del medio ambiente, así como que la ciudadanía se involucre aún más, volviéndose agente activo del desarrollo sustentable de Nicaragua», concluyó Sánchez.
Fuente: http://nicaraguaymasespanol.