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Perú

Ningún candidato a alcalde de Lima plantea las reivindicaciones de los trabajadores

Fuentes: Rebelión

Se acerca el día de las elecciones municipales y una parte de la población electoral no sabe por quién votar (esto explica el desencanto por la política y la crisis que se apertura en el 2016 hasta las últimas elecciones presidenciales).

Es que las propuestas sobre seguridad ciudadana no pasan de la demagogia y una cita kilométrica de compra de patrulleros, cámaras de vigilancia, etc. como si la inseguridad ciudadana no fuera producto del desempleo, de un sistema capitalista en completa descomposición moral y política (donde los expresidentes de los últimos 30 años están inmersos en casos de corrupción), y de una institución policial caracterizada también por la degeneración (decenas de casos de corrupción y de ex policías involucrados en organizaciones criminales).

Sin embargo, todo hace prever que el ganador sería alguien de centro derecha. Según un simulacro de voto de la encuestadora Ipsos Perú, Daniel Urresti, de Perú Podemos, alcanzaría el 23,9%, mientras que Rafael López Aliaga, de Renovación Popular estaría en el 22,4%, George Forsyth, de Somos Perú (16,7%), Omar Chehade, de Alianza Para el Progreso (5,8%), Gonzalo Alegría, de Juntos Por el Perú (5%), Elizabeth León, del Frente Esperanza (4,3%), María Elena Soto, de Avanza País (4,4%) y Yuri Castro, de Perú Libre (1,4%).

Esta cuestión plantea que, en la dinámica de los próximos días (donde el debate del JNE podría ser influyente, pero no determinante), cualquier error político, puede cambiar todo el panorama.

Técnicamente, Urresti y Aliaga, están empatados y Forsyth (quien tuvo un mejor performance) o cualquiera de los “pitufos” puede dar el “salto” como en las elecciones pasadas. Los dos primeros tienen están liderando las encuestas (y según las encuestas le correspondería a Urresti ganar las elecciones), pero a la vez tienen una serie de denuncias por el asesinato del periodista Bustíos (cuando Urresti fue jefe militar de inteligencia en Ayacucho), y por deudas tributarias, respectivamente. Hay que recordar que tanto el partido de Urresti como el de López Aliaga han aprobado leyes en el Congreso, que, en su mayoría, han sido a favor de los grupos de poder financiero y minero y contra la clase trabajadora. A esto habría que sumar que varios de sus parlamentarios están envueltos en casos de corrupción. Y Forsyth se ha caracterizado por “golpear” a ambulantes informales en las calles de La Victoria. Sin embargo, al parecer, este no es un impedimento para que un sector de la centroizquierda, con La República, a la cabeza, lo apoye.

El escándalo (denuncias de un presunto abuso psicológico y sexual), que envuelve al que se presentaba como “centroizquierdista” (cuestionando el pago de los peajes o el abuso en cobros de pasajes del Metropolitano), Alegría, podría ser fulminante. No obstante, tiene el apoyo del gobierno de Castillo (el Ministro de Comercio y Turismo, Roberto Sánchez, es el dueño de JP), de varios grupos de la izquierda reformista y de algunos grupos de la Plaza San Martin. Pero el discurso de Alegría es pura pose ya que toda su trayectoria ha estado vinculada a defender los intereses de los banqueros. Por eso en una movilización de los Sin Techo de L y C, a pesar, que uno de los comunicadores de la prensa alternativa (al parecer, de Pueblo que Habla), le emplazaba para que se comprometa con los Sin Techo, a desarrollar proyectos de viviendas públicas, Alegría, “miraba para otro lado”, señalando que “lo importante es crear trabajo”. Pura demagogia.

Según el mismo simulacro, los votos blancos y viciados llegarían al 15,9% (el mismo se hizo con cédula y ánfora secreta, de forma presencial, para garantizar resultados más precisos), un porcentaje considerable, que expresaría el “hartazgo” de un sector de la población con la casta política que gobierna o co-gobierna Lima desde hace más de 20 años (Somos Perú, Renovación Popular –ex Solidaridad Nacional-, Perú Podemos), aplicando políticas pro poder financiero e inmobiliario.

En efecto, más allá de las poses demagógicas y oportunistas de algunos candidatos sobre las ollas comunes (Urresti y Forsyth se caracterizaron como jefe de seguridad en Los Olivos y alcalde La Victoria, respectivamente, por apalear a los vendedores informales de las calles como si eso fuera orden), ninguno aborda seriamente en su plan de gobierno la problemática de las familias trabajadoras y menos de los Sin Techo en su lucha por viviendas dignas a pesar de alcanzar a más de 600,000 familias.

Es así como se comprende que nadie se pronuncie sobre la colosal contaminación ambiental de Repsol, las ollas comunes sigan abandonadas, las obreras de limpieza pública siguen en lucha por el pase a planillas, los ambulantes no tienen propuestas de formalización, y cientos de miles de jóvenes no tienen ofertas laborales y si trabajan lo hacen en condiciones de una explotación descomunal denominada “cholo barato”.

En el caso de la vivienda pública, Podemos Perú trata de embellecer su plan de gobierno hablando de programas como Mi Barrio, Mi Casa (en coordinación de subsidios del gobierno nacional), o Mejorar nuestra vivienda (expresiones culturales locales), pero que en la práctica no soluciona nada.

Y es que todos estos partidos son financiados por los grupos de poder inmobiliario y económico. Y como hemos visto, en el debate electoral del JNE y en la publicidad partidaria, ninguno aborda el drama que viven cientos de miles de Sin Techo que viven hacinados, en alquileres carísimos o en los cerros de forma precaria.

Es por estas razones, que la agrupación Vilcapaza, llama a la población trabajadora a votar en blanco o viciado en estas elecciones como expresión de un voto de protesta contra el sistema político capitalista que está al servicio de los grupos de poder económico.

César Zelada.Dirigente de la Agrupación Vilcapaza.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.