Oslo fue ayer escenario de una tremenda explosión que destrozó el complejo gubernativo, algunos edificios ministeriales y las sedes de varios medios de comunicación, y que conmocionó a la sociedad noruega y al conjunto de Europa. Poco después, el tiroteo ocurrido en un campamento de las juventudes del Partido Laborista incrementaba la tragedia. Se daba […]
Oslo fue ayer escenario de una tremenda explosión que destrozó el complejo gubernativo, algunos edificios ministeriales y las sedes de varios medios de comunicación, y que conmocionó a la sociedad noruega y al conjunto de Europa. Poco después, el tiroteo ocurrido en un campamento de las juventudes del Partido Laborista incrementaba la tragedia. Se daba por seguro que al menos diecisiete personas han perdido la vida. Junto a la sorpresa y el dolor, llegó la confusión, ya que en apenas unas horas se comenzaron a difundir a través de la prensa noruega y los medios internacionales distintas versiones sobre las pistas que «privilegiaban» los encargados de la investigación. El único dato oficial que ofreció el ministro de Justicia e Interior es que la persona arrestada -la única hasta ese momento- en relación a estos hechos es de nacionalidad noruega.
Pese a la prudencia oficial, desde el primer momento fuentes «oficiosas» y muchos analistas internacionales privilegiaron la «pista islamista», recordando que Noruega forma parte del contingente que la OTAN mantiene en Afganistán, por lo que el escenario bélico que se vive en esa región asiática habría vuelto a hacerse presente de forma virulenta en Europa. Pero también hubo quien puso de relieve que el objetivo de ambas acciones podría ser el propio Partido Laborista, que se encuentra al frente del Gobierno y cuyo secretario general Jens Stoltenberg es primer ministro desde 2005.
Con el paso de las horas se despejarán esas dudas, pero sobre la sociedad noruega pesará por mucho tiempo el trágico resultado del doble atentado de ayer. Si los países escandinavos han ofrecido en las últimas décadas una imagen de convivencia ciudadana digna de ser imitada, también existen en su seno fuerzas que abogan por instalar un sistema «securatista», en el que el orden policial se imponga sobre la libertad de elección personal en todos los órdenes de la vida.
Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20110723/280819/es/Noruega-escenario-dolor-confusion