Esta semana hemos conocido el fallo de la Corte Internacional de Justicia, la más alta instancia judicial de la ONU, sobre el conflicto bosnio. Exculpa a Serbia del cargo de genocidio y no obliga a pagar indemnizaciones a las victimas. El fallo niega el carácter genocida de la agresión serbia a Bosnia. Con esto queda […]
Esta semana hemos conocido el fallo de la Corte Internacional de Justicia, la más alta instancia judicial de la ONU, sobre el conflicto bosnio. Exculpa a Serbia del cargo de genocidio y no obliga a pagar indemnizaciones a las victimas. El fallo niega el carácter genocida de la agresión serbia a Bosnia. Con esto queda descartado cuestionar la agresión croata. Tampoco se planteará su carácter genocida.
Después de más de 250.000 muertos entre 1992 y 1995, la mayoría de cultura musulmana, y digo cultura y no religión, podemos dormir tranquilos. Los aliados de la Unión Europea y de Rusia, el gobierno croata y el serbio, no cometieron un genocidio. Los campos de concentración, las violaciones en masa planificadas, los asesinatos por razones étnicas y otras barbaridades son únicamente una triste anécdota de finales del siglo XX.
Al igual que otros pueblos como el armenio, el kurdo o el palestino, el pueblo bosnio peca de exagerado. Las lágrimas de las mujeres violadas, de las viudas y viudos, de las criaturas huérfanas y de las personas mutiladas son una clara muestra del histrionismo que caracteriza a los pueblos incivilizados. A la Europa blanca, superior cultural y socialmente no la vais a engañar. En el fondo es lo que os merecéis los pueblos atrasados.
Reconocer la culpa de los regímenes fascistas de Serbia y Croacia sería reconocer el carácter genocida de nuestras propias instituciones. Nosotros jamás nos relacionamos ni colaboramos en genocidios. Los gobiernos croata, serbio, turco, israelí, iraquí, indonesio y otros gobiernos amigos son escrupulosos con los derechos humanos como nosotros también lo somos. Son mentira los cientos de miles de muertos que causó Francia en Argelia durante la guerra de la independencia del pueblo argelino. Son mentira los cientos de miles de muertos a manos del ejercito ruso en Chechenia desde hace más de una década. Son mentira los muertos en el Estrecho, como son mentira las masacres de que nos acusan en Afganistán o Irak. Cómo pueden acusarnos de esas atrocidades. ¡Qué se han creído! Sólo Europa acusa y juzga. Jamás permitiría que nadie la juzgue a ella. No somos diferentes de los Estados Unidos de Norteamérica y su campo de exterminio de Guantánamo y sus invasiones genocidas.
Tiene gracia la preocupación de la Unión Europea por los Derechos Humanos en Cuba, único país de todo el continente, desde Alaska a Tierra de Fuego, en el que no ha habido desaparecidos políticos en los últimos 48 años y que goza de la Sanidad y Educación más universal de las Américas. Les preocupa la libertad de expresión en Venezuela, país donde la oposición conservadora oligarca controla la mayoría de los medios de comunicación. Critican por carente de Derecho las nacionalizaciones bolivianas de sus propios recursos naturales usurpados durante más de 500 años.
Por todo esto y por mucho más, esta Europa decadente merece ser derrocada. Sueño pensando el día feliz en el que masas humanas de palestinos, kurdos, bosnios, senegaleses y otros africanos, latinoamericanos, y ciudadanas y ciudadanos de este mundo nos invadan y nos civilicen. Seré el primero en darles todo mi apoyo.
P.D.: Queridos Sajo, Gara, Draŝko, Valerija, Mahmud, Fadila y demás amigas y amigos: En Europa no todos somos como sus gobernantes y seguiremos luchando contra ellos por vuestra dignidad que es la nuestra.
Gontzal Martínez de la Hidalga es Militante de Komite Internazionalistak (País Vasco) y coordinador médico del campo de refugiados de Kuplensko (Croacia) durante el conflicto de la Ex-Yugoslavia