Las autoridades francesas reiteraron ayer públicamente la existencia de una amenaza de atentados sangrientos en suelo francés, y las alertas de bomba en varios puntos de la capital se repitieron, como desde hace más de una semana. Esos anuncios, calificados de intento de «crear el pánico» por el ex primer ministro Dominique de Villepin , […]
Las autoridades francesas reiteraron ayer públicamente la existencia de una amenaza de atentados sangrientos en suelo francés, y las alertas de bomba en varios puntos de la capital se repitieron, como desde hace más de una semana. Esos anuncios, calificados de intento de «crear el pánico» por el ex primer ministro Dominique de Villepin , interfieren en la jornada de manifestaciones y de huelga para hoy, convocadas por los sindicatos contra el proyecto de recorte de las pensiones.
Ayer le tocó el turno al Director General de la Policía Nacional, Frédéric Péchenard, quien estimó que «existe un riesgo importante de atentados» y «hay que estar extremadamente vigilantes». «No estoy aquí para inquietar a la gente, pero tenemos indicios serios surgidos de informaciones fiables que nos dicen que existe un riesgo importante de atentado», insistió.
Un día antes había sido el portavoz del Gobierno, otro el primer ministro. Hasta el jefe de la secreta y reservada Dirección Central de la Inteligencia Interior (DCRI), Bernard Squarcini un íntimo de Nicolas Sarkozy saltó a las ondas para reiterar el mensaje.
Tanta insistencia, durante los preparativos de la movilización general en defensa de las pensiones, ha acabado por despertar sospechas. La primera secretaria del Partido Socialista, Martine Aubry, señaló que «tenemos derecho a comprender» lo que ocurre, y exigió que el primer ministro reciba a los jefes de grupo parlamentario. Precisamente el jefe de grupo socialista en la Asamblea Nacional, Jean-Marc Ayrault, dijo que «la sospecha de manipulación sigue ahí», y que la única manera de disiparla es una reunión de información a puerta cerrada.
Más de dos millones de personas salieron a la calle el 7 de septiembre pasado para expresar su rechazo al proyecto de ley de recorte de las pensiones públicas programado por Sarkozy. Los sindicatos esperan hoy una movilización similar, pese a que el presidente francés prosigue la tramitación en las cámaras, sin aceptar reuniones con los sindicatos sobre los puntos centrales de la reforma, que endurecen las condiciones de acceso al 100% de la pensión de base.
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