El miércoles 20 de Febrero el gobierno británico reveló sus planes para hacer una reforma radical en su sistema inmigratorio, la misma que es la que más afectará a la comunidad latinoamericana del Reino Unido en toda su historia: · Los residentes no europeos podrían perder acceso a todos los beneficios (por salud, niños, […]
El miércoles 20 de Febrero el gobierno británico reveló sus planes para hacer una reforma radical en su sistema inmigratorio, la misma que es la que más afectará a la comunidad latinoamericana del Reino Unido en toda su historia:
· Los residentes no europeos podrían perder acceso a todos los beneficios (por salud, niños, vivienda o desempleo) y tal vez hasta para recibir atención médica gratuita.
· Este privilegio solo lo tendrían los ciudadanos, pero para poder llegar a ser ello se crean nuevas restricciones. Si cuando el laborismo llegó al poder uno podía solicitar la ciudadanía británica mediante el correo y pagando una corta suma, hoy Gordon Brown quiere que todos los que vayan a ser ciudadanos paguen altas tarifas, pasen exámenes de inglés y ciudadanía, y hagan al menos un año hacer trabajo comunitario gratuito mientras pagan impuestos.
· Los enfermos o discapacitados no podrían solicitar la ciudadanía.
· El periodo para postular a ser ciudadano se extiende de cinco a seis años y el periodo transitorio de prueba podría durar entre uno y tres años.
· A todos los residentes se les presiona para que apliquen por la ciudadanía y, en muchos casos, de fallar en ello, eso podría conducirles a que deban retornar a sus respectivos países, aunque hayan vivido en UK casi todas sus vidas. Se corre el riesgo que desaparezca la categoría de personas extranjeras con derechos a residir indefinidamente, en la cual están decenas de miles de inmigrantes de los países del Sur.
· Todas estas medidas, sin embargo, solo afectan a una minoría de los inmigrantes, pues la gran mayoría proviene de la Unión Europea y cada día pueden llegar miles de personas de esos 27 países y establecerse en UK sin necesidad de tener que hablar una sola frase en inglés.
· Sin embargo, hay propuestas para quitarles beneficios a todos los nacionales de la UE que no pasen por ciertas condiciones.
· Los padres podrían no recibir la ciudadanía por ofensas que cometiesen sus hijos.
· Para que la esposa o novia de un residente pueda venir a UK ella o él deberán pasar por exámenes de inglés. Con ello se afecta mucho a las casi 50,000 aplicaciones anuales para visa por ser pareja de un o una británica.
· Se subirán las tarifas a las nuevas aplicaciones de visa y se cobrará un alto impuesto especial a todas las familias que tengan chicos o ancianos. Se eliminarían las visas a todos los nietos de británicos o a todos aquellos que antes podían establecerse mostrando tener un ingreso desde fuera del país superior a las £25,000 ($US 50,000).
Las nuevas reformas
El gobierno pretende que este nueve paquete de leyes sea aprobado por el parlamento a mediados del año, que se dictamine en noviembre y que empiece a ejecutarse en Abril 2009.
Aún las cámaras de los comunes y de los lores pueden hacerle modificaciones, de allí la importancia que tendrán ahora las diversas minorías étnicas para hacer lobbies y presiones sociales .
Mientras la prensa se centra en la cuestión de si está o no bien que a los nuevos ciudadanos se les aplique tests (cosa que ya viene pasando), ésta no se centra en todo lo que en el día a día puede afectar a los 4,5 millones de personas que viven en UK y que han nacido fuera de este país.
Un aspecto importante a considerar es que puede significar el corte de beneficios para cientos de miles de niños. Hoy, en UK cada menor de edad recibe un bono semanal de alrededor de £15 ($US 30) que es dado para garantizar que ellos tengan acceso a leche y comidas saludables. Con las nuevas reformas estos se cortarían a chicos nacidos en estas tierras pero cuyos padres, aunque sean residentes o estén pagando impuestos por estar trabajando, aún no tengan la ciudadanía.
Igualmente, todos aquellos residentes que por alguna razón se enfermen o dejen de trabajar no podrían tener acceso a beneficios y tal vez a atención médica en el Sistema Nacional de Salud (NHS).
Según la ministra del interior Jackie Smith con estas propuestas se busca mover a cientos de miles de residentes extranjeros a salir del «limbo». En el año pasado se dieron unas 150,000 aplicaciones para ciudadanía británica y unas 100,000 para residencia. Hoy, ella quiere que los cientos de miles de residentes apliquen para ser ciudadanos. Si esto pasase sus datos estarían codificados en chips en sus pasaportes mientras que hoy hay una amplia masa de personas que el gobierno no puede tener una muy clara información sobre ellos.
El problema es que para cualificar como ciudadanos uno debe mostrar que no ha salido del país más de tres meses en un año y muchos residentes han sobrepasado ese requisito en viajes de trabajo, de recreación o familiares.
Las nuevas medidas podrían seguir haciendo que se partan familias obligando a miembros de éstas que no logren la ciudadanía a irse a otros países.
Críticas a las nuevas medidas
David Davies, secretario para asuntos internos del partido conservador, ha acusado a estas propuestas de ser un «truco» y un «ardid publicitario» así como proponer un sistema «complicado, caro y burocrático» y que no va a la raíz del asunto: cortar el flujo de inmigrantes.
David Heath, como portavoz de los liberales, sostiene que el sistema de puntos para dar visa a los nuevos inmigrantes está bien, pero que el sistema es «vago y está lleno de huecos». Los liberales, a pesar de haberse acercado mucho a las comunidades de inmigrantes (como la latina) no han saltado aún tanto contra esta ley ni han buscado encabezar la crítica hacia ésta (algo que podría perjudicarles ante la siguiente elección municipal de Londres).
Diane Abbot, parlamentaria negra laborista, sostiene que esta ley desfavorece a los inmigrantes no blancos y a los del tercer mundo pues son ellos quienes ahora deben pagar por los beneficios para los inmigrantes recién llegados del este de la Unión Europea.
Fiona Mactaggart, quien estuvo en el ministerio de asuntos internos, dice que esta ley puede afectar seriamente las relaciones inter-étnicas.
Marsha Singh, miembro del parlamento por Bradford, afirma que estas propuestas crearán un gran resentimiento en su distrito.
Keith Vaz, jefe del comité selectivo para asuntos internos de la cámara de los comunes, asegura que las reformas son doblemente discriminatorias y taxativas para los inmigrantes.
Jon McDonell, el contendiente que tuvo Brown para disputarle el liderazgo del laborismo, ha condenado dichas propuestas diciendo que es una capitulación ante la «derecha racista» y que no toma en cuenta la gran contribución de los inmigrantes a la economía nacional.
El matutino «The Independent» (ver anexo) dice que el anteproyecto de ley hace que los inmigrantes se conviertan en «ciudadanos de segunda categoría», y es «pura política de gestos» pues «este no se aplica a los nacionales de la UE quienes son la gran mayoría de los inmigrantes». Hacer esto último sería legal.
El editorial de ese prestigioso diario se pregunta: ¿por qué tantos ataques a que los inmigrantes usen el NHS, si es que no son los doctores y enfermeros extranjeros quienes están manteniendo a flote el NHS?.
«The Guardian» acusa al gobierno por dejarse llevar por la opinión pública y no por la realidad. Buena parte de la población no está bien informada acerca de lo que son los inmigrantes pues algunas encuestas han mostrado que muchos británicos creen que el 25% de los habitantes de UK son inmigrantes (cuando son solo el 4%) o que su isla alberga al 25% de los asilados del mundo (cuando es solo el 2%).
El «Daily Express», célebre por sus carátulas pidiendo restricciones a la inmigración, ha destacado una página editorial a cargo de su editor de política Macer Hall quien fustiga al gobierno de inconsecuente y que estos gestos no harán que el electorado les olvide por el grave «crimen» de haber alentado la inmigración. El, además, cuestiona el planteo de Brown, diciendo que es la séptima reforma inmigratoria laborista y una en la cual ahora se pide a una persona que se torne ciudadana no por haber nacido o vivir en un determinado país sino por una cuestión ideológica (como ser la de tener los mismos «valores» que Brown sostiene).
En los dos extremos de los tabloides ingleses vemos que hay dos que dedican sus tapas a este hecho. El conservador Daily Mail se queja que ahora que el gobierno querrá que anualmente pidan la ciudadanía unos 250,000 extranjeros. En cambio el socialista Morning Star considera que esas medidas son un ataque a los derechos humanos y laborales.
Mientras tanto, la BBC, que se jacta de buscar ser independiente y objetiva, informó de estas medidas en su noticiero de las 7 pm sin presentar el punto de vista de algún crítico importante y entrevistando a inmigrantes en su estudio que saludaban las nuevas medidas.
Globalización y nuevos problemas para Brown
Con estas medidas el gobierno quisiera coartar la inmigración, pero no ha de poder hacerlo mientras su país siga en la UE. Lo que hará es que la masa inmigratoria ya no venga tanto de sus ex colonias o países pobres sino de Europa del Este, donde muchos de sus habitantes tienen una cultura, credo y lenguas más diferentes (como los que podría tener, por ejemplo, un jamaicano que habla inglés, es anglicano y su país tiene a Elizabeth II como su reina).
Nos encontramos en una fase de globalización donde el incremento de la movilidad de bienes y capitales incentiva al de personas. El Reino Unido es el país rico que más migrantes exporta. Hay 3,247,000 británicos viviendo fuera de su país (la gran mayoría durante más de una década). Hay 1,120,000 graduados británicos que hacen fuga de cerebros.
Los inmigrantes han logrado evitar que se descalabre la economía británica llenado esos nichos y, sobre todo, ocupando empleos que los nacionales no quieren hacer (como limpieza o servicios básicos).
Con sus nuevos planes Brown quiere lograr cierta popularidad predicando «empleos británicos para británicos». No obstante, al acercarse al lenguaje de la derecha xenofóbica no logra detener a ésta (quien, mas bien, se siente más animada a crecer) y, más bien, va minando su base social dentro de los millones de musulmanes, indios, afro-caribeños y latinos, quienes tradicionalmente fueron pro-laboristas.
Las nuevas medidas se dan a pocas semanas de las elecciones municipales en Londres. En esta urbe la mayoría de su población ha nacido fuera de ésta o proviene de minorías étnicas.
La comunidad latina debe hacer sentir su voz y aliarse con las de las de Asia, Europa oriental, Oceanía, Norteamérica y África para usar las elecciones para presionar a los candidatos a que se pronuncien sobre esa ley.
Los liberales y Ken Livingston, por ejemplo, que tanto cortejan a las minorías y a los latinos, deben ser sometidos a presión para que cuestionen y minen a estas propuestas, las mismas que afectarán profundamente a las minorías que vienen del tercer mundo.
Todos los latinos deben unirse para hacer causa común: los que aún no son residentes, los que siendo residentes pueden perder sus derechos y los que ya han conseguido la ciudadanía pero que estas leyes pueden dificultar que sus amigos y parientes puedan estar a su lado.