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El tribunal no consiguió ayer emitir un veredicto

¿Nuevo juicio por ataques del 7-J?

Fuentes: BBC

La fiscalía en el caso de los tres acusados de colaborar en los atentados en el sistema de transporte de Londres anunció que se tomará tiempo para considerar la petición de un nuevo proceso, luego de que el tribunal no lograra este viernes emitir un veredicto. Waheed Ali, Sadeer Saleem y Mohammed Shakil están acusados […]

La fiscalía en el caso de los tres acusados de colaborar en los atentados en el sistema de transporte de Londres anunció que se tomará tiempo para considerar la petición de un nuevo proceso, luego de que el tribunal no lograra este viernes emitir un veredicto.

Waheed Ali, Sadeer Saleem y Mohammed Shakil están acusados de conspirar junto con los cuatro atacantes suicidas que llevaron a cabo los atentados coordinados en tres estaciones del metro londinense y un autobús el 7 de julio de 2005.

En los ataques murieron 52 personas, en tanto que otras 700 resultaron heridas.

Los tres acusados admitieron conocer a quienes llevaron a cabo los ataques, pero niegan haber colaborado con ellos en la selección de los objetivos.

Ellos afirman que el viaje que realizaron a Londres seis meses antes de los atentados -que ha sido la base de la acusación contra ellos, ya que la fiscalía dice fue de «reconocimiento»- en realidad era sólo por turismo y visita a familiares.

Seguirán detenidos

El jurado dijo este viernes al magistrado a cargo del juicio que no habían podido llegar a una acuerdo sobre la culpabilidad o inocencia de ninguno de los tres acusados, por lo que correspondía dejarlos en libertad.

Liz Shaw, corresponsal de la BBC en la sala del juicio, señaló que Waheed Ali «sonrió ampliamente» al escuchar el fracaso en alcanzar un veredicto.

De cualquier manera, el juez dijo que obraría bajo la asunción de que habrá un nuevo juicio por este caso y ordenó que Ali, Saleem y Shakil permanecieran en custodia hasta una nueva audiencia a finales de septiembre.

Los tres hombres están arrestados desde 2007.

Las fuerzas de seguridad británicas han empleado decenas de miles de horas de trabajo policial en este caso, considerado la mayor investigación criminal en la historia de Gran Bretaña.