El año se acaba, el año se nos fue, el 2009 ha llegado a su triste final y no nos dejo nada bueno, al contrario más promesas de que las cosas empeoraran se vislumbran en el horizonte. Con el eterno pesimismo que caracteriza a un aspirante a crítico no veo absolutamente nada positivo que valga […]
El año se acaba, el año se nos fue, el 2009 ha llegado a su triste final y no nos dejo nada bueno, al contrario más promesas de que las cosas empeoraran se vislumbran en el horizonte. Con el eterno pesimismo que caracteriza a un aspirante a crítico no veo absolutamente nada positivo que valga la pena resaltar de un año marcado por la mediocridad, el engaño mediático, la guerra y la creciente división entre clases sociales latinoamericanas. El 2009 será recordado como el año en el cual una crisis económica causada por políticas neoliberales de desregulación nos expuso el verdadero rostro del poder, a ese conglomerado internacional bancario que por muchos años ha dirigido las políticas del mundo; y sin tan solo esta revelación antes destinada solo a supuestas «teorías conspirativas» hubiera despertado a nuestras poblaciones y provocado un verdadero cambio en el orden de poder mundial las cosas no pintarían tan mal para este 2009, pero a pesar de esto la apatía, el desinterés, la falta de imaginación y de análisis ha reinado en este mundo nuestro adormecido.
¿Habrá sido tan malo este año?
Las guerras de conquista y explotación continúan alrededor del mundo, el imperio Estadounidense continua con su masacre de civiles en Afganistán e Iraq, y el «mundo civilizado» europeo le otorga un premio nobel de la paz al nuevo títere de los bancos y del complejo militar Yanqui; Israel continua con su campaña de exterminio y robo en Palestina, China se expande a todos los mercados mundiales imponiendo su cultura esclavista laboral y La federación Rusia sueña con aquellos años gloriosos en los cuales el mundo los veía con temor.
Sin embargo ante la obvia agresión, violación de derechos humanos, extorción por parte de estos países, los medios propagandísticos de nuestros países nos presentan como las amenazas mas grandes a un grupo de países subdesarrollados que con mucha dificultad controlan a su propias poblaciones; ejemplo de esto es la ridícula histeria por el programa nuclear Iraní, así como por los discursos de Hugo Chávez y las reformas de Evo Morales en Latinoamérica; y es que nadie se pregunta ¿Por qué las potencias mundiales temen tanto a un grupo de países con capacidades militares tan inferiores? O es que acaso Irán con una o dos bombas nucleares lograría vencer a Estados Unidos, o tal vez sea el miedo ante el ejercito de cocaleros y bolivianos patriotas que lucharían mas con piedras que con fusiles ante una invasión, a lo mejor y sea el miedo hacia el «genio» militar de Hugo Chávez lo que tiene a los países «civilizados» preocupados.
Lo único que pudo salvar al 2009 de caer en el olvido, fue por un momento lo que parecía un movimiento popular ambientalista que cambiaria la forma en la cual nos comportamos ante el planeta; lamentablemente al poco tiempo de nacido dejo de ser un movimiento sustentado en la honesta preocupación por salvar nuestra existencia, y se convirtió en una moda, en una frase amable que se recita sin pensar en la razón de la misma. Y cuando salió a la luz pública como un grupo de científicos bloqueaba o fomentaba la censura de algunos colegas suyos que diferían de la teoría expuesta por el político y empresario ambientalista Al Gore, se pudo ver como una vez más una elite de empresarios sustentados por verdaderas preocupaciones y males que aquejan al planeta han planeado la próxima estafa para hacer dinero fácil y garantizar que el tercer mundo se convierta en un infra mundo sin posibilidad al desarrollo.
¿Que le deja el 2009 a Costa Rica?
Aparte de la decepción con la selección de futbol y la triste realización que trae consigo el percatarse de la falta de desarrollo de nuestros programas deportivos; el 2009 no nos dejo nada sorprendente, a lo mejor el gran numero de «escándalos» políticos por usos inapropiados de recursos estatales marcaron este pasado calendario, como uno de los años con mas «chillidos» por parte de la prensa nacional, sin embargo el clientelismo y la corrupción que acarreamos los ticos continua vigente, ya que nos fascinan los chivos expiatorios, todo mientras preferimos darle unos «rojitos» al tráfico que nos detuvo por manejar imprudentemente antes de perder las placas del vehículo, pero es que en eso nos hemos convertido, en un país en donde la hipocresía es valorada como «lógica» y comprensible siempre y cuando se trate de mi y no de un personaje público.
El 2009 también nos trajo el renacimiento neoliberal, el lento pero firme debilitamiento de nuestros modelos sociales y derechos laborales; fuimos testigos de cómo transnacionales le sugerían al gobierno «flexibilizar» el código laboral para poder así disminuir salarios y disminuir jornadas laborales, esto mientras los bonos de sus altos ejecutivos continuaban en aumentando y más preocupante aun como nuestros gobernantes concordaban con dichos poderes para debilitar aun más la fuerza laboral costarricense, y a pesar de esto vemos hoy en día como los dos principales candidatos presidenciales son: un neoliberal pura sangre y una sirviente fiel de la administración que planteo dichas reformas laborales; pero es que, que se puede esperar de un pueblo tan domesticado como el tico.
El 2010 nos depara más de lo mismo, ya que la línea ideológica empresarial privada que al parecer va a alcanzar el poder, es la misma que nos ha gobernado por varios años, así que el augurar años venideros con mas trabajo pero menos derechos laborales no está del todo descabellado, si después de todo nos hemos convertido en una gigantesca maquila moderna para todas aquellas compañías norteamericanas que han desertado a la gente que los ayudo a salir adelante para explotar nuestra siempre obediente clase media, es triste el camino y el futuro de nuestra Costa Rica si no dejamos de un lado nuestras ambiciones personales y comenzamos a recordar eso que nuestros abuelos llamaban dignidad.
Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.