Emmanuel Macron ganó la segunda vuelta de las elecciones francesas tras prometer medidas de ajuste y recorte que costaron un amplio rechazo social a sus antecesores. No obstante, la composición del parlamento aún está por decidirse. El sociólogo de la universidad Sorbonne Nouvelle Denis Merklen analizó para Caras y Caretas la coyuntura que se abre […]
Emmanuel Macron ganó la segunda vuelta de las elecciones francesas tras prometer medidas de ajuste y recorte que costaron un amplio rechazo social a sus antecesores. No obstante, la composición del parlamento aún está por decidirse. El sociólogo de la universidad Sorbonne Nouvelle Denis Merklen analizó para Caras y Caretas la coyuntura que se abre en esta nueva etapa. «Hay que liberar las energías, dejar de proteger a los que no pueden y no tendrán éxito»; «Refundaremos Europa y una alianza sólida con Alemania»; estas son algunas consignas que el presidente electo francés, Emmanuel Macron, empleó durante la campaña política que le ha llevado al Elíseo, recogidas por el corresponsal de La Vanguardia en París, Rafael Poch. El líder del movimiento ¡En Marcha! logró imponerse en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a Marine Le Pen con 66,06 por ciento de votos frente a 33,93. Teniendo en cuenta que en la primera vuelta únicamente 24 por ciento del electorado francés dio su apoyo al exbanquero europeísta, la mayoría de analistas coinciden en señalar que el miedo a Le Pen fue la principal causa de su triunfo final. De esta forma, el electorado francés ha terminado elevando a la presidencia de la V República a un sujeto que, prometiendo el cambio y negando la dialéctica izquierda-derecha, trae consigo un paquete netamente neoliberal mediante el cual pretende modificar el código de trabajo, mermar la protección social y reducir el Estado. Sin embargo, este proceso electoral aún no ha terminado, ya que el parlamento aún está por disputarse el 11 y el 18 de junio en las elecciones legislativas.
La fragmentación del voto que ha caracterizado a la primera vuelta electoral anuncia que al presidente electo no le será fácil conseguir el mínimo de 289 escaños que precisa para obtener la mayoría parlamentaria que le permitiría gobernar con tranquilidad. «Macron es un candidato sin partido político que viene por fuera de las estructuras de los grandes partidos franceses, por tanto, se ha abierto una gran incertidumbre acerca de con qué parlamento va a tener que gobernar y, en consecuencia, qué tipo de gobierno va a formar», explicó el sociólogo uruguayo, residente en Francia, Denis Merklen, en entrevista con Caras y Caretas. El experto destacó el carácter paradójico del proceso electoral que ha vivido Francia, en el que finalmente ha triunfado un candidato que promete implementar las mismas medidas neoliberales que costaron un amplio rechazo social a sus antecesores, Nicolas Sarkozy y François Hollande.
«El proyecto del Emmanuel Macron es justamente el de armonizar el Estado francés con el Estado alemán. Es decir, llevar el programa liberal al punto al que lo llevó Gerhard Schröder en los años 90 en Alemania. Esto significa un achique considerable del Estado y una reducción muy importante de las protecciones sociales», indicó Merklen. «En Francia quien protege es el Estado, en Alemania son las negociaciones paritarias y colectivas las que deben organizar la protección social. De esta forma se abre una posibilidad de flexibilidad mayor, que permitirá adaptar la protección social a cada empresa», añadió.
Así, de cara a las elecciones parlamentarias, los actuales resultados electorales permiten anunciar varios posibles tableros políticos. Por un lado, según Merklen, el ala derecha del Partido Socialista (PS), encabezada por Hollande y sus ministros, es proclive a una posible alianza con el movimiento ¡En Marcha!, aunque esto supondría la ruptura definitiva con las bases situadas más a la izquierda de la histórica formación progresista. Por otro lado, Macron podría atraer al ala menos radical de la derecha tradicional, representada en Los Republicanos. Sin embargo, el sociólogo también apunta a la posibilidad de que ¡En Marcha! pierda las elecciones legislativas. «Hay una probabilidad alta de que las gane la derecha, y que entonces se dé una especie de cohabitación o alianza entre Los Republicanos y Emmanuel Macron», señaló. En este sentido, Merklen explica que «una cosa es una elección presidencial, en la cual las redes sociales y una personalidad carismática pueden jugar un papel importante, y otra cosa son las elecciones legislativas, para las que se necesitan aparatos y organizaciones metidas dentro del territorio y en las administraciones locales mucho más capilarmente para poder ganar». Algo en lo que el Frente Nacional (FN) lleva trabajando arduamente durante muchos años.
Por otro lado, en el parlamento estará representada la fractura que divide a la clase trabajadora francesa en el ultraderechista Frente Nacional de Marine La Pen y en el Partido de Izquierda, liderado por Jean-Luc Mélenchon, el cual tiene detrás al movimiento Francia Insumisa y cuenta con el apoyo del Partido Comunista Francés (PCF). Ambos obtuvieron de forma conjunta 40,88 por ciento de los votos en la primera vuelta electoral. Todo esto avecina un futuro inestable e incierto para Francia.
La brecha obrera
Por encima de cualquier encuesta o sondeo de opinión, las elecciones nacionales suponen el mejor termómetro sociopolítico de un país. Para Denis Merklen resulta evidente tras estos comicios que «las clases populares francesas tienen una gran dificultad para construir una fuerza política que las congregue. Entonces, los obreros, los empleados, la gente poco diplomada y los desempleados, en su inmensa mayoría, se han abstenido de votar. Por otro lado, el experto señala que aproximadamente la mitad de los obreros que votaron lo hicieron en favor del FN y otro poco en favor del partido de Mélenchon. «Esa es la gran novedad de esta elección, que la izquierda recupera por primera vez desde hace mucho tiempo una raíz popular que había perdido desde la caída del PCF y con el proceso de liberalización y elitización del PS».
Por tanto, un aspecto sociopolítico clave que han dejado ver estas elecciones es que las clases populares empiezan a existir políticamente, pero todavía de una forma muy dividida, muy fragmentadas y con mucha dificultad. Para el entrevistado, «dentro de los apoyos a la formación de Mélenchon hay un componente importante de obreros y de militantes tradicionalmente allegados a la Confederación General del Trabajo [CGT], prácticamente ligado con el PCF. Y luego muchísima juventud. En cambio, el FN tiene una sociología diferente, integrada por muchas personas de edad avanzada, de muchas personas de pueblos pequeños, que también pertenecen a las clases populares, pero que tienen otro perfil». El experto también señala los grupos militantes de este partido han incorporado una importante cantidad de cuadros jóvenes que han aportado un perfil distinto del que tradicionalmente convocaba la extrema derecha. «Entonces, ahí ha habido un cambio importante porque es verdad que el FN, por más que tenga una muy solida raíz en el fascismo francés, hoy excede ampliamente ese espacio político», agregó.
La clave que diferencia al FN y a Francia Insumisa en lo referido a su base social y política es que «el FN hace muchos años que viene batallando lentamente para formar cuadros y militantes arraigados al territorio y a la Francia de todos los días. El FN no es sólo lo que se ve en la televisión, no es sólo un cambio de discurso, en realidad la poderosísima fuerza que tiene el FN hoy proviene del tesonero y lento trabajo de formación de cuadros y militantes que ha realizado y que la izquierda ha abandonado», señala Merklen. Sin embargo, Francia Insumisa y su organización política, el Partido de Izquierda liderado por Mélenchon, «es una forma de izquierda que apuesta por la muerte de los partidos de izquierda tradicionales». La formación se nutre en buena medida de jóvenes «reacios al tipo de socialización, de disciplina y de exigencia que el trabajo militante requiere, que es un trabajo mucho menos de opinión y de ideas y un trabajo mucho más laborioso y de socialización política que el que ellos están dispuestos a realizar», explicó el sociólogo.
Esta característica hace que a priori el FN esté mejor posicionado que el Partido de Izquierda e incluso que el movimiento ¡En Marcha! de cara a las elecciones parlamentarias, según su análisis.
Mélenchon y la nueva izquierda
Para el sociólogo uruguayo, la campaña de Jean-Luc Mélenchon se ha caracterizado por la innovación y la modernidad, volcando su apuesta en el dinamismo y las nuevas tecnologías de cara al electorado joven. En este sentido, el movimiento social Francia Insumisa, que sustenta socialmente al Partido de Izquierda, se apoya especialmente en la experiencia de Podemos en España, incluso comparte algunos de sus referentes teóricos más importantes como el filósofo argentino Ernesto Laclau y su viuda Chantal Mouffe.
Los mensajes emitidos durante la campaña electoral por parte de los medios de comunicación más ligados al establishment neoliberal europeo han coincidido en asociar a Francia Insumisa con la ultraizquierda y a Mélenchon con líderes latinoamericanos como Hugo Chávez, denostados por la prensa institucional europea. Muchos analistas se apresuraron a asociar a la nueva izquierda con el fin de la Unión Europea, sin embargo, Denis Merklen se mantiene prudente y simplemente plantea un «cambio sustancial» y la apertura de «un importantísimo espacio de negociación con Alemania», en el hipotético caso de que Francia Insumisa lograse llegar al poder en el futuro.
Para Merklen, la posición que tendría la nueva izquierda a cargo de un Estado como el francés no es equiparable a la que podrían tener sus organizaciones homólogas en España y Grecia (Syriza). La eventual llegada al poder de una formación como el Partido de Izquierda tendría un efecto político amplísimo, ya que Francia es un Estado muy grande y de relevancia sustancial dentro de Europa. Por tanto, su posición para negociar con las instituciones de la UE es diferente a la que tuvo Alexis Tsipras en Grecia, incluso a la que podría tener un eventual gobierno de Podemos en España. Sólo París tiene un Producto Interno Bruto superior al de todo el territorio heleno. Además, Francia actualmente es la primera potencia militar del euro.
En cualquier caso, el trabajo que realicen Jean-Luc Mélenchon y sus bases de Francia Insumisa durante los próximos cuatro años será trascendental para frenar o permitir el aumento de apoyos que el FN viene recogiendo a raíz del desencanto generado en las clases trabajadoras francesas por el ajuste neoliberal globalista impuesto por la Unión Europea. Un descontento que apunta a seguir creciendo por efecto de la continuación de las políticas antipopulares de recorte y de ajuste que trae bajo el brazo el presidente electo, Emmanuel Macron.
Blog del autor: http://www.carasycaretas.com.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.