El partido neonazi alemán NPD podría ocupar un escaño en el Parlamento Europeo porque el Tribunal Constitucional ha eliminado el límite del 3%. La canciller, Angela Merkel, espera repetir el triunfo electoral del año pasado.
E l posible escaño del Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD) en el Parlamento Europeo no significa necesariamente que la República Federal se una a la tendencia política que está llevando a partidos de índole ultraderechista a tener cada vez un mayor espacio en la Unión Europea.
La hipotética presencia del NPD en Bruselas será posible gracias al reciente fallo del Tribunal Constitucional alemán, que ha eliminado la cláusula de barrera del 3% para poder entrar al Parlamento en las elecciones europeas. Así, el NPD, que en las elecciones parlamentarias de 2013 obtuvo el 1,2% de los votos, solo necesitaría el 0,7% para lograr un asiento en el Parlamento Europeo.
En total, en la Eurocámara hay 162 partidos. Un mayor número afectaría a su funcionalidad y esa era la razón esgrimida para argumentar la cláusula. Pero, los magistrados del Constitucional consideraron que dicho límite menoscababa la igualdad de oportunidades de las formaciones pequeños.
Los medios y buena parte de los partidos con representación en el Parlamento alemán han criticado la resolución judicial. Los primeros por considerarla un desprecio hacia la institución europea y los segundos, porque tendrán que compartir con otras fuerzas minoritarias los 99 escaños que corresponden a los parlamentarios alemanes del total de 766. Se calcula que bastará con el 1% de los votos para que, por ejemplo, el NPD logre un representante en Estrasburgo.
Para no llegar a ese virtual escenario, que Berlín considera dañino para su imagen en el extranjero, los medios están haciendo hincapié en los últimos escándalos del partido neonazi. El pasado fin de semana dimitió el secretario general del NPD, Peter Marx, después de que se hicieran públicas varias fotografías de su fiesta de cumpleaños en las que aparece con una actriz erótica y un pastel con forma fálica. Fue la gota que colmó el vaso después de una serie de errores anteriores que le hicieron perder la confianza de sus «kameraden».
Además de estas luchas internas por el poder, el NPD está al borde de la bancarrota por las multas que le han impuesto el Bundestag por haber presentado un balance erróneo. Asimismo, está a la espera de juicio en el Tribunal Constitucional por su carácter inconstitucional. A todo lo anterior se suman los constantes encontronazos con otras formaciones de índole fascista que buscan evitar que exista un solo partido en este ámbito del espectro político alemán.
La única formación que entra con cierta fuerza y consolidada en la actual campaña electoral es la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel. Según una reciente encuesta, a la jefa de Gobierno le espera una contundente victoria, que rondaría los 40 puntos. Aunque eso supondría 1,5 puntos menos que en las elecciones generales de setiembre, superaría en un 12% al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).
El socio minoritario del bipartito de Merkel obtendría el 28% de los votos, unos tres puntos más que en otoño. En cuanto a los dos partidos de la oposición, Die Linke (La Izquierda) se mantendría con el 7% (casi dos puntos menos que en las elecciones generales), mientras que los Verdes recibirían el 9% de los votos, un poco más que en los comicios generales pero dos puntos menos en comparación con otro sondeo.
La desaparición del límite del 3% también favorece al exsocio de Merkel, el Partido Democrático Liberal (FDP), que podría regresar a Bruselas. Según los expertos, no superará el 3% de los votos. Mucho más fácil lo tendrá la euroescéptica Alternativa para Alemania (AfD) que podría llevarse hasta el 6% de los sufragios a pesar de sus múltiples problemas internos. En un principio, no representa ningún peligro para la CDU porque, de acuerdo con varias encuestas, capta a sus votantes entre quienes se han abstenido y entre los votantes del Linke.
El 25 de mayo no solo se sabrá si los sondeos han sido o no acertados, también se verá la fuerza que tiene cada formación a nivel local porque, ese mismo día, se celebrarán elecciones municipales en 10 de los 16 estados federales alemanes.
De cara a las elecciones generales de 2017, se barajan dos proyectos de Gobierno federal como alternativa a la actual Gran Coalición: uno sería un bipartito de la CDU con los Verdes, algo insólito a nivel nacional hasta ahora, mientras que el otro sería un tripartito del SPD con los Verdes y el Linke.
Para ello, el partido de Sigmar Gabriel ha dado un giro de 180 grados abriéndose a conversaciones con sus rivales. Sin embargo, la crisis en Ucrania ha vuelto a enrarecer el clima entre las tres formaciones, porque el Linke no ha querido sumarse a la política antirrusa del SPD y de los Verdes, y los ecologistas se están preparando para gobernar junto con la CDU después de que formasen el segundo Gobierno de estas características a nivel regional en el land de Hesse.