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Portugal

Pekín ayuda a cambio de silencio

Fuentes: Público / Presseurop

Tocado de lleno por la crisis económica, Portugal (al igual que Grecia o Francia) acoge con entusiasmo las inversiones chinas. Pero inevitablemente la alianza con Pekín tiene un precio: el fin del sueño occidental de pretender dar lecciones de democracia a China.

Fue una mañana dominical muy particular. El mundillo de los dirigentes de las grandes empresas portuguesas (Energias de Portugal, Banco Comercial Português, Portugal Telecom) se encontraba reunido en pleno en el Palácio das Necessidades de Lisboa, donde el presidente chino Hu Jintao y el primer ministro portugués José Sócrates no ocultaban la satisfacción que les producían los acuerdos firmados por las empresas de los dos países [ver abajo].

Nadie ha hablado públicamente de compras de deuda soberana, pero la diplomacia portuguesa tenía razones para sonreír. China es una potencia emergente indiscutible, y un país pequeño como Portugal tiene mucho que ganar si entra a formar parte de sus aliados. Los tratos con Pekín tienen sin embargo otra cara.

No hay respuesta común a la ascensión china

Se trata de la cuestión de la creciente influencia de China en el mundo, y también de la democracia y los derechos humanos. El problema consiste en cómo conciliar los dos aspectos del ascenso del gigante chino. Y no existe una respuesta unánime.

La visita de Hu Jintao a Lisboa demuestra que Portugal figura en la ruta de las ambiciones mundiales de Pekín, y ello porque Portugal forma parte de la Unión Europea. Sería absurdo alimentar temores respecto a la alianza económica con China: por lo demás, los chinos nos tratan visiblemente mejor que los mercados de ciertos países democráticos. Sin embargo, no debemos olvidar cuáles son las consecuencias de este creciente acercamiento entre Europa y China.

Europa ya no será percibida como un espacio de libertad

Un acercamiento que por otro lado coincide con un alejamiento progresivo entre Europa y Estados Unidos. Lo que está cambiando es el equilibrio geoestratégico del planeta, mediante una guerra que se libra a golpe de euros, de yuans y de dólares.

Y en esta guerra muere el sueño de Occidente de dar lecciones de democracia a Pekín. Ese es el principal riesgo que conlleva el comercio con China. Nuestros oportunos olvidos amenazan el capital más intangible y más importante de Europa: ser vista en el mundo entero como un espacio de libertad.

En cifras

Contratos por valor de cientos de millones de euros

Los contratos y los acuerdos bilaterales firmados por el presidente chino Hu Jintao y el primer ministro portugués José Sócrates el 7 de noviembre en Lisboa ascienden a mil millones de dólares (718 millones de euros), estima la prensa china según Diário de Notícias. Este periódico explica que Portugal y China han firmado cuatro acuerdos de cooperación y nueve acuerdos comerciales en los que participan empresas como PT, EDP, Huawei, Millennium BCP e ICBC. Aunque los discursos oficiales han eludido cuidadosamente la cuestión de la compra de la deuda portuguesa por parte de Pequín, «la cuestión se ha abordado en el curso de los encuentros que precedieron a la ceremonia de la firma de los protocolos», añade el diario de Lisboa, según el cual «Portugal ha colocado en el mercado el 93% de las obligaciones previstas para este año». Por último, su homólogo i precisa que los acuerdos con China no son más que el primer paso hacia la recuperación financiera de Portugal, que desea también estrechar las relaciones con otros mercados emergentes, como Indonesia y Singapur.

Fuente: http://www.presseurop.eu/es/content/article/380031-pekin-ayuda-cambio-de-silencio