Traducido para Rebelión por Rocío Anguiano
Tras una estancia en el hospital-prisión, Jean-Marc Rouillan se encuentra de nuevo en la cárcel de Les Baumettes de Marsella. Padece una grave enfermedad, que le ha llevado a pedir una suspensión de condena que le permita seguir el tratamiento médico. El ex militante de «Action Directe» responde a nuestras preguntas.
Con su artículo Libertad inmediata para Jean-Marc Rouillan, el periódico digital Le Mague, ha mostrado recientemente su preocupación por el estado de salud del escritor encarcelado. Está claro que no se encuentra bien. Y no va a mejorar si sigue recluido en una celda. La buena noticia es que por fin han descubierto cuál es la enfermedad que corroe los huesos de Rouillan. La mala es que no se puede curar en la cárcel. El tratamiento contra el síndrome de Chester-Erdheim es muy experimental. Es irónico, pero Rouillan sufre los efectos de una ley que se aprobó para que los detenidos no se convirtieran en cobayas…
Miembros del NPA* (¿acaso Rouillan no es de los vuestros?), comunistas, anarquistas, revolucionarios, grupos de derechos humanos ¿vais a dejar que Rouillan se pudra en la cárcel? Padece una puñetera enfermedad desconocida. ¿Cuánto tiempo puede resistir un enfermo sin tratamiento? ¿Unos años? ¿Unos meses? No se sabe. Así que hay que movilizarse ahora.
Esta mañana he recibido un sobre de Marsella. Dentro, tres hojillas numeradas en las que resaltaba una escritura fina. Era de Rouillan. Esta es la entrevista que nos habla sobre el día a día de un hombre que se pregunta si permanecerá todavía mucho tiempo a la sombra. En ella, además, descubrimos que el autor de una obra ya consolidada no puede disponer de la única herramienta que le permite «evadirse»: su ordenador. Hay pequeñas torturas realmente mezquinas en esta tierra…
Le Mague: Se puede decir que vuelves de lejos. Sin tu estancia en la Unidad Hospitalaria de Seguridad Interregional (UHSI), seguramente no estarías entre nosotros…
Jean-Marc Rouillan: Si, vuelvo de lejos. ¡Lo que demuestra que las ciudadelas de lo inmóvil son territorios agitados! El pasado mes de enero caí enfermo. Algunos médicos creyeron que se trataba de una simple gripe. La dirección, por su parte, pensó (o quiso pensar) que era una depresión y me mandó al psiquiatra. El tema se fue alargando y mi salud se fue degradando hasta que el 6 de marzo tuvieron que llevarme los bomberos a urgencias. Los médicos me confirmaron que podía haber muerto allí, en cuestión de horas o de días… Sin embargo, no se trataba de un complot antiterrorista, ni era el resultado de la incompetencia del servicio de salud de Les Baumettes, sino el fútil testimonio del estado de las fábricas de la reclusión ordinaria. Sin embargo es preciso decir que a pesar de que se me aplicó de forma muy arbitraria (porque ya no soy un DPS**) una medida de vigilancia especial, nadie se dio cuenta de mi verdadera situación.
Le Mague: No eres un preso normal. Y, curiosamente, vas y coges una enfermedad nada normal…
Jean-Marc Rouillan: Padezco una de esas mixomatosis que reducen las largas condenas. El cáncer y las enfermedades degenerativas hacen estragos. Un carcelero me explicaba que había contado unas treinta defunciones en la UHSI, en unos pocos años y sin contar las suspensiones de condena de última hora… En cualquier caso, no podía caer en la vulgaridad y, como fiel partidario de la acción minoritaria, he cogido una enfermedad más rara que las mismas enfermedades huérfanas. Me he convertido en el caso 186 del síndrome del señor Chester y el doctor Erdheim.
Le Mague: ¿Cómo van tus esfuerzos por lograr que te dejen salir?
Jean-Marc Rouillan: Con el apoyo del equipo médico y acogiéndome a la ley Kouchner, he pedido una suspensión de condena. Reconozco que me revuelve un poco las tripas pedir a los jueces ese subterfugio humanitario que encubre la cruel realidad de los » eliminatoriums » de la República. Pero no tengo otra opción y esa ley forma parte del arsenal de las reducciones de condena. La última decisión colectiva de los presos de AD fue recurrir sin remordimientos a ese arsenal. Joëlle salió con una suspensión de condena. A Nathalie se la negaron, pero se benefició de una semilibertad y más tarde de la condicional.
Le Mague: ¿En dónde está la investigación médica en la lucha contra el síndrome de Chester-Erdheim y hasta donde pueden respetar los jueces la opinión de los médicos?
Jean-Marc Rouillan: El síndrome de Chester-Erdheim es tan raro que es fácil imaginar que los laboratorios no han invertido ni un céntimo en la búsqueda de un tratamiento. No hay solución, es la dura ley del mercado. Los médicos experimentan con posologías a base de corticoides y quimioterapia. No hay tratamientos homologados; solo son experimentos. Así que el tribunal tiene un dilema. Si los jueces me niegan el beneficio de la ley, condenan a los médicos a no respetarla. Porque todo experimento médico que se haga con una persona encarcelada está estrictamente prohibido por la ley. Una ley que se votó para acabar con los abusos que sufrían los presos en décadas anteriores. Está claro que la decisión del Juez de Vigilancia Penitenciaria repercutirá directamente en el tratamiento que voy a seguir o que no voy a seguir. Si no me sueltan, seguiré un tratamiento mínimo ya que los médicos serán muy prudentes en la posología con el fin de evitar un accidente y, dada la magnitud de los efectos secundarios, espero que el tribunal no se tome demasiado tiempo, porque ya llevo un mes sin tratamiento.
Le Mague: ¿Qué hay del escritor Jann-Marc? ¿Tienes los medios para seguir con tu trabajo literario?
Jean-Marc Rouillan: Desde que me encarcelaron, a principios de octubre del año pasado, en contra de las leyes y de los reglamentos, se me prohibió tener un ordenador. ¡Pronto hará nueve meses! Y nada indican que vayan a cambiar las cosas. Aún así, voy avanzando en mi trabajo. Tengo varios manuscritos preparados y algunos proyectos en marcha.
Le Mague: ¿Tu enfermedad te permitiría recuperar tu puesto en el equipo de Ediciones Agone?
Si salgo no sé si podría trabajar en Agone… Por lo menos, no durante las fases de tratamiento.
Texto original en francés: http://www.lemague.net/dyn/spip.php?article6269
NdT :
* NPA: Nouveau Parti Anticapitaliste (Nuevo Partido Anticapitalista) liderado por Olivier Besancenot.
** DPS: Détenu Particulièrement Surveillé (Preso con vigilancia especial)
Tras tres meses de hospitalización Jean-Marc Rouillan ha vuelto a la cárcel de Les Baumettes, donde espera una respuesta a su solicitud de suspensión de condena por motivos médicos. Solo la salida de la cárcel le permitiría seguir los cuidados que necesita. Aquellos y aquellas que quieran apoyarle, pueden escribir a esta dirección, adjuntando los sellos en la carta para que pueda contestarles.
Jean-Marc Rouillan:
Número 147 575
Centre Pénitenciaire de Les Baumettes
239 Chemin de Morgiou
13009 Marsella (Francia)
«La cárcel mata»
http://blog.agone.org/post/2009/06/18/En-janvier-dernier-je-suis-tombe-malade