Por qué quieren los polacos que les invadan dos veces los chinos? Para que arrasen cuatro veces Rusia». El viejo chiste refleja la hostilidad de un pueblo que ve como enemigo a su poderoso vecino y no olvida la última afrenta: que Hitler y Stalin se repartieran su país en 1939 como si fuera un […]
Por qué quieren los polacos que les invadan dos veces los chinos? Para que arrasen cuatro veces Rusia». El viejo chiste refleja la hostilidad de un pueblo que ve como enemigo a su poderoso vecino y no olvida la última afrenta: que Hitler y Stalin se repartieran su país en 1939 como si fuera un pastel de boda. No por casualidad se inició en Polonia la ola de revoluciones democráticas que socavó el imperio soviético.
La catástrofe de Smolensk se ha producido cuando Donald Tusk y Vladímir Putin protagonizaban una reconciliación que pasaba por cauterizar la herida de los 22.000 oficiales, policías e intelectuales polacos que el KGB ejecutó en 1940 en Katyn y otros dos campos. Pese a que Rusia oculta aún detalles claves de la ignominia, los dos jefes de Gobierno intentan pasar página y participaron en un homenaje conjunto a las víctimas. El presidente Lech Kaczynski se desmarcó de la iniciativa y organizó una ceremonia separada, lo que explica que, pese a la magnitud de la tragedia, la cúpula política no haya quedado destruida (no murió ningún ministro), aunque sí diezmada.
Lech Kaczynski ha salido trágicamente de escena cuando se apagaba su estrella, con las encuestas apuntando a su derrota en la elección de octubre, que se adelantará a junio. Tome o no el relevo Jaroslaw, su hermano gemelo y ex primer ministro, es de desear que los polacos no se dejen arrastrar por la emoción del momento. Lo mejor que podría ocurrir es que, una vez que lloren a las víctimas, prosiga la normalización con Rusia y se deje atrás un período, el de los Kaczynski, marcado por el anticomunismo, el nacionalismo, el populismo, la xenofobia, la purga de funcionarios del régimen prosoviético, la homofobia, el catolicismo retrógrado, la hostilidad hacia la Europa ultraliberal y laica y la actitud servil hacia Bush, al que se ofreció con entusiasmo el territorio polaco para su escudo antimisiles.
El favorito para suceder a Lech Kaczynski es Bronislaw Komorowski, presidente del Parlamento, jefe de Estado en funciones y candidato de la centro-derechista Plataforma Cívica, en el Gobierno. Estos son sus poderes: estabilidad política y buena respuesta a la crisis, de la que Polonia sale creciendo (1,7% en 2009). ¿Y la izquierda? Mal. Y con Jerzy Szmajdzinski, candidato de la poscomunista Alianza Democrática de la Izquierda, en la lista de fallecidos.
http://blogs.publico.es/delconsejoeditorial/526/polonia-debe-pasar-pagina/