El pasado 7 de agosto se llevó a cabo en Managua, Nicaragua, el Foro «Por la agroecología y soberanía alimentaria, NO a los transgénicos». Organizado por la Alianza «Semillas de Identidad» -que aglutina a más de 35 mil familias campesinas, redes de productores y organizaciones sociales- el Foro brindó el espacio para debatir sobre el […]
El pasado 7 de agosto se llevó a cabo en Managua, Nicaragua, el Foro «Por la agroecología y soberanía alimentaria, NO a los transgénicos». Organizado por la Alianza «Semillas de Identidad» -que aglutina a más de 35 mil familias campesinas, redes de productores y organizaciones sociales- el Foro brindó el espacio para debatir sobre el valor estratégico de la producción agroecológica, analizar los riesgos relacionados con los transgénicos, e identificar acciones que fortalezcan el agro nicaragüense.
«Sabemos que hay sectores empresariales que están presionando para que Nicaragua abra a los cultivos transgénicos. Queremos generar una reflexión amplia sobre las alternativas que tenemos frente a esta posibilidad.
Queremos analizar y compartir con la sociedad y las instituciones los riesgos relacionados con esta práctica, que es parte de un modelo productivo fracasado», dijo Jorge Irán Vásquez, representante del Programa de Campesino a Campesino (PCaC).
Actualmente, en Nicaragua el 75 por ciento de semillas que se utilizan para la producción de granos básicos son semillas criollas.
«Uno de los elementos más importantes de la propuesta agroecológica es la conservación de la biodiversidad, que es la base de la vida. Introducir transgénicos pone en riesgo la vida misma de la población», agregó Vásquez.
20 años engañando al mundo
Los mitos de los transgénicos
Durante su intervención, Miguel Altieri, presidente honorífico de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), desentrañó la maraña de mitos que giran alrededor de los OGM.
«No es cierto que los cultivos transgénicos son una solución al hambre en el mundo. De las 200 millones de hectáreas sembradas con transgénicos a nivel mundial, no hay una sola hectárea que alimente a los seres humanos.
Tanto el maíz como la soja transgénica sirven sólo y exclusivamente para alimentación animal y para producir agrocombustibles», explicó Altieri.
Los otros mitos tienen que ver con que las semillas transgénicas garantizan mayor rendimiento y elevan la productividad, reducen el uso de agrotóxicos, coexisten pacíficamente con los demás cultivos y son seguros para la salud y el medio ambiente.
«Es todo lo contrario. Hay una gran cantidad de estudios que demuestran que las semillas transgénicas tienen un menor rendimiento, al tiempo que aumentan de manera exponencial el uso de agrotóxicos, contaminan genéticamente los demás cultivos y son un riesgo para la salud de los seres vivos y para el medio ambiente», aseveró el experto.
El 3 de mayo pasado, más de 30.000 médicos y expertos en salud en toda América Latina exigieron que los productos de Monsanto sean prohibidos. Uno de los principales argumentos es la reciente confirmación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que el glifosato es causante de cáncer.
Monsanto desarrolló y patentó este herbicida de amplio espectro en 1974 y, aunque su patente expiró en el 2000, sigue siendo el principio activo del herbicida Roundup, que está asociado a la mayoría de sus transgénicos.
Un estudio conducido por el biólogo francés Gilles Eric Seralini demostró, en 2012, que las ratas alimentadas con maíz transgénico MON-603, patentado por Monsanto, murieron prematuramente y tuvieron una frecuencia de tumores del 60-70 por ciento, frente a un 20-30 por ciento del grupo al que no se le proporcionó ese alimento.
El mercado de semillas
Patentando la vida
Actualmente, 10 empresas transnacionales[1] controlan más del 75 por ciento del mercado mundial de semillas. Monsanto encabeza la lista con el 26 por ciento del mercado. A su vez, estas empresas controlan también el mercado mundial de agrotóxicos.
Monsanto, Syngenta y DuPont-Pioneer (54 por ciento del mercado global de semillas) controlan más del 90 por ciento de los transgénicos a nivel global.
En el caso de los transgénicos agrícolas, el 100 por ciento del mercado es acaparado por 6 empresas (Monsanto, DuPont-Pioneer, Syngenta, Dow, Bayer, BASF)
De acuerdo con datos del Grupo ETC, y contrariamente a lo que la propaganda de las transnacionales quiere hacer creer, 10 países producen el 98 por ciento de los transgénicos,170 países en el mundo no autorizan la siembra comercial de OGM, y ninguno de los 4 cultivos (maíz, soja, algodón, canola) está destinado a la alimentación humana.
«Recordamos también que todos los transgénicos en el mundo están patentados. Esto quiere decir que convierten en un delito el principio básico de la agricultura, o sea que plantando una semilla se puede reproducir y volver a plantar», dijo Silvia Ribeiro del Grupo ETC.
Los campesinos alimentan al mundo
Y con semillas criollas
Datos de Grain y el Grupo ETC señalan que los pequeños productores alimentan el 70 por ciento de la población mundial. Entre el 80 y 90 por ciento de las semillas que usan son criollas.
Paralelamente, el sistema alimentario agroindustrial que acapara tierras, agua, combustibles y pretende controlar todas las semillas comerciales y acabar con la producción independiente de semillas, alimenta solamente el restante 30 por ciento de la población.
«Debemos decirle definitivamente NO a las semillas transgénicas, afirmando y sosteniendo la libertad y diversidad de semillas en manos de las y los campesinos», instó Ribeiro.
Defendemos las semillas criollas y la biodiversidad
NO a los transgénicos
Las organizaciones que integran la Alianza «Semillas de Identidad» dieron lectura a un pronunciamiento en el cual se oponen al modelo de producción convencional basado en el uso de agrotóxicos, así como a la introducción de cultivos transgénicos en Nicaragua y a la ratificación de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 91).
Asimismo, solicitaron al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, promover la protección, fomento y libre intercambio de semillas criollas y acriolladas, y reforzar los mecanismos de prevención y precaución para no permitir la introducción de OGM.
De igual manera pidieron implementar y reglamentar leyes -ya aprobadas- que tienen que ver con el fomento a la producción agroecológica u orgánica, la conservación de la diversidad biológica, la implementación de la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional, así como acciones para la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático.
«No hay ninguna razón para meterse a implementar los transgénicos. Mucho más sentido tiene fortalecer la agricultura local, sana y descentrada, desmarcándose de un modelo agroindustrial que homogeniza y todo lo acapara», dijo Fabián Pacheco, del Centro Especializado en Agricultura Orgánica de Costa Rica.
El también activista del movimiento ecologista costarricense presentó la experiencia de su país, donde más del 90 por ciento de municipios ya han declarado sus territorios libres de transgénicos.
«La lucha contra los transgénicos es una lucha por el bienestar público y no por el beneficio privado. Y esta lucha debe expandirse por toda la región, que ya está transgenizada y biocolonizada.
En este sentido, Nicaragua tiene la gran oportunidad de seguir diferenciándose, fomentando un modelo agroecológico que garantiza la soberanía alimentaria y la preservación de los medios de vida», concluyó Pacheco.
[1] Monsanto, DuPont-Pioneer, Syngenta, Vilmorin, WinField, KWS, Bayer Cropscience, Dow AgroSciences, Sakata, Takii & Company
Fuente: http://nicaraguaymasespanol.