La respuesta es simple: porque Rusia y China son la alternativa al mundo unipolar creado por Estados Unidos a partir de la caída de la Unión Soviética. ¿Podría cualquier país, Francia por ejemplo, negarse a seguir los pasos que le dicta EE. UU.? No, ni aunque quisiera, pero sí podría si la hegemonía de EE. […]
La respuesta es simple: porque Rusia y China son la alternativa al mundo unipolar creado por Estados Unidos a partir de la caída de la Unión Soviética. ¿Podría cualquier país, Francia por ejemplo, negarse a seguir los pasos que le dicta EE. UU.? No, ni aunque quisiera, pero sí podría si la hegemonía de EE. UU. se rompiera.
Todo país que pretenda ser soberano debe enfrentarse al poderío de EE. UU., sabiendo que le quebrarán las alas antes de emprender el vuelo. Hasta ahora, solo pocos países del mundo lo han logrado, algunos son admirables, como Cuba y Vietnam. Rusia lo hizo porque fue la única salida que tuvo para sobrevivir, de no haberlo hecho, no existiría.
En el fondo, la perestroika consistió en entregar la soberanía de la Unión Soviética por la promesa de gozar del bienestar que disfrutan algunos países de Occidente, engañabobos que nunca se cumplió. Por escuchar cantos de sirena, la URSS se desintegró, aparecieron 15 nuevas repúblicas, que iban a ser pulverizadas más aún. Rusia, la más grande y poderosa de ellas, quedó en capilla. Desmembrarla, tal como habían hecho con el Campo Socialista, Yugoslavia y la Unión Soviética, fue el objetivo primordial del sistema unipolar recientemente creado.
La desintegración de la URSS fue acompañada de la destrucción de sus fuerzas armadas, de su sistema de seguridad social, del exterminio de su industria y de la disminución del nivel de vida del que habían gozado.
La sociedad rusa se volvió paupérrima, en particular, la mortalidad de Rusia creció tanto que en menos de diez años su población disminuyó en más de diez millones de habitantes. Y no solo eso, sino que, de un día para otro, más de 30 millones de rusos se volvieron extranjeros en países de la ex URSS, donde habían nacido o, por lo menos, vivido casi toda su vida, extranjeros que ni siquiera podían expresarse en su propia lengua y que, en adelante, fueron tratados como parias sin derechos, sin que ningún organismo internacional, de esos que abundan y reclaman donde menos se espera, velaran por sus vidas, ahora amenazadas. Putin y su equipo evitaron que Rusia desapareciera en la vorágine creada y ahora emerge como Estado independiente.
El meollo del éxito de Putin consiste en haber logrado el desarrollo sostenido de Rusia, tanto en lo político como en lo económico y social; en ser el portaestandarte de la ideología rusa, que restaura los más altos valores nacionales, morales, religiosos, culturales, artísticos y filosóficos, que desde siempre constituyeron la civilización rusa; y en haber fortificado a las fuerzas armadas de ese país para defender la soberanía, las riquezas, la libertad y la independencia de Rusia.
Es esto lo que sobresale del mensaje anual del presidente Putin ante la Asamblea Federal de Rusia, en el que, además de los logros alcanzados en el campo social, hizo referencia a los innovadores modelos de armas desarrollados por su país en respuesta al abandono unilateral del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM), cuando Estados Unidos instaló alrededor de Rusia un sistema antimisiles que vulnera la paridad nuclear estratégica alcanzada; a la nueva doctrina nuclear de EE. UU., que le faculta a emplear armas nucleares cuando quiera y contra el que quiera; y la instalación de cerca de 400 bases militares a su alrededor. Solo entonces, Rusia desarrolló nuevos modelos de armas estratégicas.
Resulta que Rusia, heredera de la URSS, sí tenía cultura, ciencia y tecnología, que no eran inferiores a las de EE. UU. sino, posiblemente, superiores.
Ese increíble salto tecnológico…, no lo esperaba nadie en el mundo.
Pese a que Putin recalcó que el poderío militar de Rusia no amenaza a nadie, que existe únicamente para garantizar el resguardo de su soberanía, antes amenazada, y que solo será empleado en el caso de que su país o cualquiera de sus aliados fueran agredidos, es de esperar que la reacción de los bloques agresores, como la OTAN, comiencen una campaña de calumnias contra Moscú.
Ahora que Rusia es tan poderosa…, Putin expresó la esperanza de ser escuchado. Amanecerá y veremos.
Fuente original: http://www.granma.cu/mundo/2018-03-18/por-que-vladimir-putin-18-03-2018-19-03-02