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Guatemala

Por una nueva democracia

Fuentes: Rebelión

Hace algunos años escribiendo un ensayo sobre los Pueblos Indígenas, su relación con el Estado y la Democracia, concluía que está “democracia” no es nuestra y que además ha sido un estorbo para nosotros.

Y cuando escucho a dirigentes hablar sobre esta democracia y que muchas veces dicen, que la debemos restaurar, me pongo a pensar “cómo restaurar algo que nos es nuestro”. Y así, como discuto las propuestas que hay en muchos países del sobre “reformar, transformar o refundar el Estado”, siempre aflora la idea de implementar otras formas de democracias, que sigue estando lejos de los pueblos.

Hoy un amigo me decía: “Los pueblos originarios están dando la pauta. Son verdaderos ciudadanos. Entonces, lo que hoy está pasando en Guatemala, la enseñanza de resistencia y rebeldía de los pueblos, hay que verlo, desde nuestra propia historia, como pueblos rebeldes. Como dijo una autoridad indígena frente al Ministerio Público y parafraseándolo: “Nosotros estamos resucitando una democracia que está muerta” y es cierto. Una democracia que siempre ha estado en contra de los pueblos. Una democracia que ha estado para defender la propiedad privada de los ricos. El derecho del mercado y capital. Una democracia controlada y secuestrada para el interés de los propios criminales. Una democracia burguesa, excluyente, racista, patriarcal, misógina. Una democracia inventada por ellos. Porque en realidad, esta no es democracia. Siempre desde hace mucho tiempo, hemos vivido bajo el asedio del autoritarismo, caudillismo, patriarcas, por misóginos, homofóbicos, y, por lo tanto, por delincuentes. Desde la venida de Pedro de Alvarado y reproducido y perfeccionado por los Aycinena, los Linares, los Gálvez, los Molina, los Gutiérrez, los Arzú y hoy por sus descendientes y nuevos ricos, quienes han acumulado vienes a través de todo tipo de ilícitos (drogas, trata de personas, tráfico de armas, minería ilegal, etc), no han querido someter.

Hoy nuevamente nosotros los pueblos originarios, con nuestras propias formas organizativas, nuestros tayuyos, aguacates y chile, nos preparamos estratégicamente como aprendimos de nuestros antepasados, cuando enfrentaron al opresor español, para defender esta democracia. Hoy salimos a defenderla, sabiendo que no es nuestra, es de los de siempre, pero salimos para detener las ambiciones de este pequeño grupo de criminales. Porque sabemos, que su democracia puede perfeccionarse a favor de los más humildes y de todos.

Estos que han destruido su propia república, su propio país, su propio estado, su propia nación, su propia democracia, sus propias leyes, siempre han utilizado, su democracia, su Estado, su república, su nación, para agredirnos, criminalizarnos, racializarnos. Nos tratan de haraganes, que lo que buscamos son proyectos y que los gringos, las ONG y algunos ricos que no están con ellos, nos pagan para venir a demandar que termine la corrupción y eso no es cierto.

Sus discursos de odio, es muy parecido cuando los españoles, llegaron a aquí y decían que no éramos civilizados y construyeron dos formas de ciudad, para separarnos; el pueblo de indios y el pueblo de españoles y que ahora se conoce como el área urbana y el área rural, la ciudad y el interior. O como dijo la desdichada y corrupta lideresa de la UNE: que “la ignorancia es cultural”, cuando en realidad, podemos ignorar sus pretensiones o podemos ignorar como actúan los criminales y corruptos, pero nosotros tenemos conocimientos muchos más humanos y más solidarios, que lo que pretenden que conozcamos.

Sigue siendo un delito de nosotros, venir a exigirles en sus espacios, que por lo menos que nos respeten y que no nos violenten, que cumplan con sus democracia y sus leyes. Y a cambio, ofrenden policías y militares. Hoy están diciendo, que van a llamar al diálogo, cuando nosotros no tenemos que dialogar con ellos. Nosotros no estamos en las calles, solo para sentar a Arévalo en la presidencia, sino también para decirle también al nuevo gobierno, que no solo queremos restablecer la democracia, sino transformarla, superarla y refundarla. Y en este sentido, no aceptamos que Estados Unidos, venga y nos impongan a Almagro y a la OEA como los que van a restablecer el orden. Aquí el orden tiene que comenzar con la renuncia de “Consuelo Porras, Curruchiche, Monterroso, Orellana y Giammattei”. Además, no solo su renuncia, sino que vayan directamente a la cárcel y que los juzgue su sistema de justicia. Porque si fuera por medio de nuestro sistema jurídico, como pueblos originarios, no podrán con el castigo del pueblo.

Cómo pueblos originarios: Mayas, Garífunas y Xinkas, así como los pobres y clase media del pueblo Ladino, si comenzamos este proceso de resistencia, es para detener las ambiciones del grupo criminal, conocido como “pacto de corrupto”, lo hicimos, con la plena convicción, que no necesitamos dialogar, porque el conflicto no es desde de nosotros hacia el Estado, sino del Estado y el grupo criminal, hacia nosotros. Además, nosotros como principio, sabemos que no podemos sentarnos a la mesa para dialogar con criminales, al contrario, desde nuestro pensamiento y visión, los criminales, tienen que ser educados y rehabilitados y bajo nuestras normas, tienen que resarcir, devolver, pagar, lo que han hecho y no solo con dinero, sino en trabajo y otros servicios para la comunidad.

Saldado este problema, el diálogo lo tendremos que hacer con el nuevo gobierno, donde le podremos sobre su mesa lo que demandamos, que no solo es terminar con la corrupción, sino cuál es su propuesta, en relación a nuestros territorios y tierras, como va resolver el extractivismo, discutir el tipo de educación, salud para nosotros. Cómo va a respetar, reconocer y cumplir con nuestros derechos reconocidos internacionalmente. Si esto no sucede, tendremos cuatro años más de movilización.

Kajkoj Máximo Ba Tiul. Maya Poqomchi, antropólogo, filósofo y teólogo, investigador.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.